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¡Buenas tardes!

Bienvenidos a un nuevo vistazo al sector tecnológico e innovador de América Latina.

Hace tiempo que los unicornios dejaron de ser un asunto de niños y fantasía. Se trata de un término que los adultos empezaron a usar cada vez con mayor frecuencia, pues constituye uno de los principales anhelos del ecosistema empresarial y del emprendimiento. 

Pero no todo se limita a estas startups o compañías caracterizadas por tener una valoración de US$ 1.000 millones o superior. El zoológico corporativo se ha expandido. De eso hablamos en este destacado reportaje de nuestra periodista Sol Park: “Más allá de los unicornios: camellos y cebras en el ecosistema startup”.

El artículo explora nuevos modelos y concepciones de empresas que, sin dejar de lado las perspectivas de crecimiento, no buscan la explosividad de los unicornios; más bien, apuestan por un  desarrollo más aterrizado, sustentable y preocupándose también del impacto en sus respectivos stakeholders (interesados).

Los camellos, por ejemplo, no solo buscan crecer, sino también asegurar utilidades para los fundadores y para sus accionistas a largo plazo. Según Alex Lasarow, director de inversiones del VC estadounidense Cathay Innovation, la característica principal de estos animales –y su diferencia central con los unicornios– está en su manejo de capital basado en la priorización de la sostenibilidad, manejando el equilibrio entre el crecimiento rápido y flujo de caja desde su fundación.

La estrategia de tener un crecimiento financieramente sostenible permite a las startups camellos levantar fondos de inversión solo cuando sea necesario. Podrá conocer los casos de empresas como Shippify, UnicaInstancia y Bxblue que han aplicado exitosamente este modelo. 

Las cebras, en tanto, nacen a partir de una filosofía que no considera a las compañías como un ente separado de los fenómenos mundiales y que solo responde a los intereses de sus accionistas; por el contrario, son una parte interesada –un stakeholder– del futuro común.

Por eso, las cebras son startups que no solo buscan crecer y generar beneficios a sus accionistas, sino que además quieren resolver problemas reales y profundos y reparar sistemas sociales existentes. Es decir, son empresas blancas y negras.

Los problemas que las startups cebras trabajan para solucionar son tan diversos como la cantidad de especies. La biotech chilena Protera, la insurtech brasileña Alice o la plataforma Trabajo con Sentido son exponentes prometedores de esta familia de empresas. 

Según expertos consultados, el modelo de unicornios está delatando sus grietas. Y también es la razón por la que animales reales, como cebras y camellos, están cobrando mayor protagonismo en el ecosistema, especialmente por su característica transversal de defender el crecimiento sostenible y largoplacista.

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