Este año los titulares fueron rápidos y precisos: Samsung Galaxy S5. Anunciado un poco antes de lo habitual, estará disponible el próximo abril en 150 mercados, cubriendo todos los rincones del mundo. De hecho, Movistar ya confirmó en Chile la misma fecha de lanzamiento. La tendencia a la que responde este año es de todas maneras la existencia de sensores complementarios. Un escaner de huellas digitales, no muy diferente al del iPhone 5S, y un sensor de ritmo cardiaco son la mayor novedad a nivel de hardware.
Visualmente, reduce un poco el cromo y la carcasa tiene textura, aunque mucho más sutil que la imitación de cuero presentada en el último Galaxy Note. El tamaño es apenas más grande, con 5,1 pulgadas y la misma pantalla AMOLED de 1080p. El diseño ha sido, en palabras de Samsung, modificado con la durabilidad en mente. Es por lo mismo que la coreana certificó al dispositivo con resistencia a salpicaduras y polvo, aunque sigue sin ofrecer el nivel de impermeabilidad que tienen los equipos de gama alta de Sony. El botón principal mantiene el mismo diseño, aunque ahora es además el sensor de huellas, con el que se puede pagar en PayPal, desbloquear el teléfono y proteger archivos tras un sistema de encriptación.
Una cámara de 16 megapixeles destaca en la zona trasera, capaz de grabar en resolución Ultra HD y una aplicación propietaria que toma más de una idea desde Nokia para edición y efectos. El resto de las especificaciones técnicas son pura mejora incremental: Procesador Snapdragon 800 de 2,5 GHz, 2 GB de RAM, 16 GB o 32 GB de almacenamiento expandibles con microSD, NFC, Bluetooth 4.0 y un disparador infrarojo.
Es en la interfaz donde hay más cambios... o más bien, se deshacen. Este teléfono presenta la interfaz TouchWiz más sobria desde que existe la serie S, ofreciendo una experiencia más similar a lo que Google imaginó en la versión orginal de Android. Sin embargo, funciones exclusivas como MyMagazine, que presenta el contenido de forma no muy distinta a Windows 8, siguen estando disponibles en forma opcional para los usuarios.
En el plano de smartwatch, que a pesar de estar en el mercado ya hace un tiempo siguen siendo el mercado donde todos están "a la espera" de un golpe, la compañía anunció tres dispositivos: el Gear 2, Gear Neo y Gear Fit. Ya no parte de la marca Galaxy, principalmente porque ya no están potenciados por Android, la compañía optó por utilizar su propio sistema operativo para mejorar duración de batería y rendimiento de aplicaciones, en lo que muchos especulan es una estrategia para generar mayor poder de negocación ante Android. Tizen es un sistema operativo que la compañía ya ha introducido en equipos como Smart TV o equipos multimedia, pero nunca en segmentos donde compitiera directamente con Google.
El Gear 2 tiene la cámara en el reloj para que la pulsera sea intercambiable y ahora presenta un diseño más sobrio de metal y cuero. Por su parte el Neo es una versión más económica sin cámara, y materiales plásticos. El Fit, tal vez el más interesante de los tres, ofrece una peculiar pantalla rectangular y batería de casi cuatro días de duración. Además, es resistente al agua y polvo con las certificaciones correspondientes, pero sus aplicaciones están limitadas a salud y ejercicio físico, sin capacidad de contestar llamadas ni conversar en chat, por ejemplo. Estos dispositivos llegarán al mercado poco después que el Galaxy S5.
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