Uno de los fabricantes más importantes en la industria aeroespacial decidió entrar al competitivo mercado de la telefonía móvil acogiéndose a la tendencia de los dispositivos con énfasis en seguridad y privacidad. El misterioso teléfono había sido rumoreado originalmente en 2012, pero la compañía recién lo reveló en el marco del Mobile World Congress.

El Boeing Black está destinado a clientes en los sectores de defensa y seguridad. En su descripción, el fabricante asegura que "los actuales dispositivos no están diseñados para la seguridad y flexibilidad necesaria para completar las misiones" de las comunidades de seguridad y defensa, aunque también establecen que será útil en ambientes corporativos.

Y si suena como sacado de la última película de 007, es porque tiene algo de cierto. No sólo el hardware está diseñado para autodestruir la información almacenada si es accesado en forma no autorizada (una tecnología que por su naturaleza no ha sido explicada por Boeing), sino que además cumple los estándares para que los datos contenidos sean considerados trade secret,  y en el caso particular de la ley estadounidense, aprovecharon todo el peso de su rol como contratistas de las fuerzas armadas para que la mayoría de sus especificaciones técnicas estén protegidas bajo argumentos de seguridad nacional.

Cualquier usuario del Boeing Black deberá firmar un embargo, que castiga legalmente al usuario por compartir especificaciones técnicas e "información propietaria".

Lo único que Boeing sí explicó, es que el teléfono está sellado de forma que al abrirlo queda simplemente inutilizable, probablemente con algún sistema laminado que conecta la carcasa a los componentes en forma similar que la mayoría de los teléfonos tope de línea laminan los sensores táctiles a los paneles de pantalla.

El Boeing Black tiene una pantalla de 4,3 pulgadas de sólo 540 x 960 pixeles de resolución, un procesador ARM de 1,2 GHz y una versión de Android que funciona "tal y como lo esperas", pero que está altamente modificado a nivel de código. El panel trasero tendrá un panel solar para carga, recibidor directo para llamadas satelitales y escaner biométrico. Se conectará con redes LTE, WCDMA y GSM en múltiples bandas.

Por ahora no hay fecha de lanzamiento ni precio para el dispositivo, que probablemente será muy difícil sino imposible de obtener para consumidores finales. Será el primer teléfono completamente ensamblado en Estados Unidos en mucho tiempo.