La nueva entrega es la consolidación de los esfuerzos de varios años por mejorar todas las facetas del fútbol. Quedan deudas en los modos fuera de línea. Disponible para Xbox One, PlayStation 4 y PC.
FIFA 18 hace muy bien todo lo que tiene que hacer para seguir siendo el rey de los videojuegos de fútbol. Los ajustes al modo en que los jugadores se desempeñan, los cambios en la presentación, la inclusión de características como las sustituciones instantáneas y la atención —¡por fin!— al modo carrera y a otras características del juego sin necesidad de conectarse a Internet son la consolidación de un proceso de perfeccionamiento que lleva ya varios años.
El resultado es que esta es la mejor versión de FIFA de la historia. Sin embargo, en sus apuestas más interesantes, como la historia de Alex Hunter, se quedan cortos. Los diseñadores encontraron una voz, pero les está costando saber qué decir con ella.
El rey en su trono
FIFA 18 es una delicia. Aunque al principio parece más lento, pronto se hacen evidentes los cambios bajo el telón que convierten al juego en una experiencia fluida, inteligente y con menos frustraciones que en años anteriores.
Electronic Arts (EA) ha insistido en la importancia de la implementación de una nueva tecnología de movimiento de los jugadores, que elimina las animaciones predefinidas y, por ende, hace que la respuesta de los jugadores sea mucho más rápida. Es cierto.
Una de las mayores frustraciones con las versiones anteriores ocurría cuando, al defender, el jugador se quedaba atrapado en una animación mientras el atacante le sacaba ventaja. Eso, especialmente en el juego en línea, creaba muchos momentos injustos. Ahora, por lo menos en las horas que he podido probar el juego, se nota la diferencia en el tiempo de respuesta. Defender con inteligencia es mucho más satisfactorio cuando todo el plan no se desarma por un error culpa del juego y no del jugador.
La movilidad de los jugadores se ve complementada por otro par de cambios. FIFA 18 modificó la manera en que posiciona a los jugadores y les presta más atención a las características particulares de cada uno. Así, por ejemplo, si un lateral es particularmente veloz, o si uno tiene a una de esas bestias inhumanas como Cristiano Ronaldo o Lionel Messi, se notará la diferencia al correr contra los defensas.
Esto termina en que atacar es mucho más explosivo e interesante. También ayuda que se incluyeron nuevas animaciones para disparar al arco.
Varias personas han expresado preocupación por el énfasis en el ataque en comparación con la defensa, pero eso hace los partidos mucho más interesantes.
La nueva fuerza de los atacantes puede (y debe) compensarse con defensas mucho más tácticas y con la obligación de prestarles atención a las características de los jugadores del equipo contrario.
Todo eso logra que el fútbol de FIFA 18 sea mucho más fluido, elegante y obligue a la inteligencia. Un jugador habilidoso puede acercarse a ese ideal llamado jogo bonito.
El olvidado modo carrera
La gallina de los huevos de oro de FIFA 18 está en el modo FIFA Ultimate Team (FUT), propicio para las microtransacciones lucrativas. Sin embargo, el énfasis en ese modo de juego ha dejado a quienes preferimos jugar fuera de línea un poco en el olvido.
Este año, no obstante, EA por fin les prestó algo de atención a los modos fuera de línea.
Para los amantes de FUT hay varias buenas noticias. Primero, se incluyeron tarjetas con jugadores legendarios, llamados íconos. Ahora los equipos podrán contar con Ronaldo Nazário, Pelé, Diego Maradona y otros cuantos genios más. Segundo, se incluyeron nuevas animaciones y transiciones para darle más importancia al hecho de desbloquear jugadores de alto nivel. Tercero, y lo más importante, se incluye un modo de juego donde uno puede competir con equipos de otros jugadores, pero controlados por la Inteligencia Artificial, sin necesidad de estar en línea. Por lo demás, FUT sigue siendo el aspecto más adictivo de la experiencia de FIFA 18.
El cambio que más afectó la manera en que juego FIFA se dio en el modo carrera. Ahora, cuando uno quiere contratar nuevos jugadores para nutrir la nómina, debe competir con otros entrenadores y dialogar con ellos en escenas con distintas opciones, similar a lo que ocurre cuando controla a Alex Hunter. Es una emoción bienvenida, pero que con el paso del tiempo se vuelve monótona.
Ese es el principal problema que tengo con FIFA 18. Han abandonado el enorme potencial que tiene el modo carrera. Lo más frustrante es que, entre más horas paso armando mi equipo y construyéndolo a lo largo de temporadas, más árido se vuelve lo que el juego me devuelve. Ahora que están obsesionados con contar historias, ¿qué tal crear más incentivos para que uno se meta de lleno en este modo de juego? El principal problema es que FIFA 18 no parece entender lo que estoy haciendo: cuando logro, por ejemplo, que un equipo inglés de tercera división llegue hasta la Premier League, motivo enorme de celebración, el único resultado es que los dueños ahora me exigen resultados mucho más complejos. Todo se siente como una oportunidad desperdiciada.
¿Alex quién?
Los videojuegos de deportes siempre han tenido un enorme potencial inexplorado para contar historias. El fútbol es un RPG por excelencia: hay obstáculos, una progresión clara y muchísimos personajes, cada uno con su propia historia, pero con el mismo objetivo. Por eso, es de celebrar que EA le siga apostando a la historia de Alex Hunter. Es el cambio más refrescante a la franquicia en varios años.
Dicho eso, aunque la historia es un poco más interesante que su primera versión en FIFA 17, los diseñadores siguen embelesados con la buena idea que tuvieron y no se han concentrado en la difícil tarea de tener algo bueno para contar.
Sí, es divertido ver a Hunter conversar con gente de la talla de Cristiano Ronaldo, y el modo de juego sigue sintiéndose novedoso, pero la verdad es que pronto se le acaba el brillo.
Para empezar, los diálogos son pésimos. Se sienten como una colección de clichés sobre la travesía del deportista. Eso, unido a personajes unidimensionales, hace muy difícil que uno se conecte al nivel que la historia parece querer. Además, las opciones de diálogos son muy limitadas, así como lo que el juego entiende que uno hizo con Hunter en la cancha. Entonces, más que una experiencia inmersiva, la historia de Hunter se siente como una mala película cuya única excusa para existir es que es jugable.
Es una lástima, porque EA tiene los recursos y la gente para contar buenas historias. ¿Por qué no pedir consejo a los equipos de Bioware, por ejemplo? Este modo de juego es una excelente idea que merece una ejecución más ambiciosa.
Veredicto
FIFA 18 es un triunfo. Aunque ciertas ideas están estancadas, eso no niega que es un excelente videojuego que muestra su casta y el aprendizaje de muchos años de prueba y error. Tiene todos los elementos para pasar horas y horas jugando.
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