A nivel mundial han derrocado en gran medida a la información tradicional, desestabilizando las formas más tradicionales de comunicar, de informar y de hacer las cosas, dejando mucho más en evidencia la esencia humana, sus necesidades, miedos, descontento y sus demandas. ¿Qué ha traído todo esto?
*Por Ariel Jeria, Gerente general de Rompecabeza digital
Resulta interesante el analizar desde la perspectiva de las redes sociales, específicamente Twitter, tres de los más grandes conflictos sociales que se han producido en Latinoamérica en los últimos meses.
Chile, Bolivia y Colombia, han vivido sus propias crisis internas de forma casi conjunta en periodos de tiempo y con demandas que, si bien en algunos casos se enfatizan de forma diferente, hablan de lo mismo, el descontento de la ciudadanía en torno a quienes los gobiernan.
Hoy en día, la inmensa cantidad de personas, 326 millones de usuarios activos en el caso de Twitter (Hootsuite 2019), han transformado a este red social en una fuerza política y cultural sin precedentes, que tiene incluso la capacidad de generar movimientos mundiales que son capaces de desencadenar sucesos a gran escala como en el caso de Chile, que fue analizado por medios internacionales como un salto en la historia social del país y que ha tenido consecuencias tan evidentes como el proceso de nueva constitución que se votará el 26 de abril de este año.
Las redes sociales a nivel mundial han derrocado en gran medida a la información tradicional, desestabilizando las formas más tradicionales de comunicar, de informar y de hacer las cosas, dejando mucho más en evidencia la esencia humana, sus necesidades, miedos, descontento y sus demandas.
¿Qué ha traído todo esto? Más expresión, bien y mal entendida, más libertad en todo ámbito de cosas, más colaboración entre desconocidos, más conexiones emocionales con quienes tienen las mismas demandas, la sensación de tener más derechos para opinar, pero ojo, porque también ha generado más desinformación, más radicalización, una sensación de omnipotencia de estar oculto tras un perfil, un aprovechamiento de instituciones o clases políticas, de este grupo de seres humanos vulnerables en muchos aspectos.
Contamos con plataformas sociales que permiten muchas interacciones entre las personas, de diferentes partes del mundo, con distintos contextos sociales, pero con necesidades similares, y es así en esas interacciones donde las redes sociales cobran un poder que crece en la medida que aumentan las conexiones.
Hoy las redes sociales son perfectamente capaces de cambiar el mundo, derrocar presidentes, castigar fraudes, poner en evidencia las malas prácticas del sector político, de movilizar e inmovilizar a todo un país. Se hace necesario, más que nunca, poner énfasis en la información que surge de plataformas como Twitter o Facebook, pues el poder de una información en este contexto puede ser enormemente destructiva.
Le sugerimos leer también: "Chile, Colombia y Bolivia: los temas e influenciadores que dominaron la crisis social en Twitter"
- Palabra Clave
- Redes Sociales
Comentarios