Las finanzas abiertas: un paso para democratizar las inversiones

Por en Empresas & Startups

"El open banking permite acceder a otros servicios financieros con mayor rapidez, ya que las diferentes entidades conocen al cliente antes de que este solicite cualquier producto. Junto a esto, los productos y servicios pueden diseñarse de manera más personalizada para el solicitante".

* Por Francisco Errandonea, socio de SoyFocus.com

Aunque el término open banking se viene escuchando con frecuencia en el mundo financiero desde hace ya algunos años, pocas personas están relacionadas con él y con las implicancias que tiene. Lo primero es decir que —ya sea que se traduzca como banca abierta o finanzas abiertas— la idea central tras este concepto es la de compartir a terceros, previa autorización del cliente, información financiera de forma digital, para ser usada por otros actores del mercado.

Como ya está dicho, la decisión de entregar los datos de comportamiento financiero recae exclusivamente en el titular de ellos, que no es el banco, sino el cliente: el banco es solo un custodio de esta información, cambiando el paradigma en la forma en que se mira la información crediticia.

Esto permite a los clientes, por ejemplo, cotizar un crédito en línea en diferentes entidades de manera mucho más rápida y menos engorrosa, lo que de paso aumenta la competencia entre diferentes actores, que ahora pueden acceder a clientes prácticamente cautivos de una institución.

Pero no solo eso. El open banking permite acceder a otros servicios financieros con mayor rapidez, ya que las diferentes entidades conocen al cliente antes de que este solicite cualquier producto. Junto a esto, los productos y servicios pueden diseñarse de manera más personalizada para el solicitante, esto, nuevamente, debido a que la información es pública y clara.

En estos momentos en Chile se discute una ley con respecto al tema —la llamada Ley FINTECH— que busca entregar un marco regulatorio y avanzar hacia entregar certezas jurídicas a las partes involucradas en el ecosistema e incentivar a que nuevos actores entren al mercado. Todo esto son buenas noticias para los consumidores, que, por ejemplo, podrán ampliar el abanico de ofertas a la hora de invertir, pudiendo salir de los productos financieros que ofrece su banco y cotizando en todo el mercado con mayor velocidad. Más aún, si se hace en un marco de finanzas abiertas.

Esto redundará en menores comisiones y menos trámites a la hora de ahorrar en fondos mutuos y de inversión, lo que de paso permitirá democratizar el acceso a estos productos, los que muchas veces son vistos con lejanía por las personas que solo conocen los productos ofrecidos por su propio banco, o aún peor, lo que sus ejecutivos les ofrecen.

Avanzar en una banca abierta permitirá a los clientes contar con una gama de productos más amplia y personalizada y, sobre todo, inyectará competencia en un mercado que muchas veces es visto con recelo por las personas de a pie.

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