"Otro de los grandes beneficios de la economía del conocimiento es la posibilidad de impulsar nuevas regiones (...). Lugares donde haya talento, buena formación y calidad de vida para que los empleados quieran permanecer son vitales en la creación de estos nuevos polos académicos".
*Por Rodrigo Hahn, senior client partner de Globant Chile
Los resultados del 19 de diciembre del año pasado tienen un impacto directo en el desarrollo del sector TI, una pieza clave en la economía del futuro. La transformación digital está generando una enorme demanda de profesionales IT que, en la región, se estima que es de 1,2 millones de nuevos empleos, según un informe del BID. En ese contexto, Chile puede transformarse en una fábrica que importa oportunidades y exporta soluciones.
Mientras el PIB nacional cayó en 5,8% durante 2020 con sectores gravemente golpeados como la industria y los servicios, el incremento en la búsqueda de los perfiles TI creció un 25% durante el mismo año, según Fundación Chile. Aún sin números oficiales de 2021, el ritmo de contratación posiblemente haya aumentado considerando el alza estimada de ~11% del PIB. Hay empresas que durante este tiempo duplicaron su planta de empleados a nivel país y continúan en un período de expansión.
Más allá del obvio motivo de una creciente necesidad de incorporar tecnología por parte de diferentes organizaciones, uno de los secretos de estas empresas es la adaptabilidad a diferentes escenarios. Con desafíos globales, operación en diferentes ciudades y países y un amplio margen para seguir creciendo, pueden sortear las diferentes dificultades coyunturales que aparecen en el camino (cambios de gobierno, pandemia, etc).
Además de la creciente generación de empleo, están los altos salarios. Puntualmente en Chile, los profesionales IT son los mejores remunerados de Latinoamérica, según un estudio de Revista Empresarial. Por la mayor demanda, se estima que aumentaron un 25% en el último año, en comparación al 10% de otros puestos, de acuerdo con el “Noveno estudio salarial TIC – 2021”.
Otro de los grandes beneficios de la economía del conocimiento es la posibilidad de impulsar nuevas regiones. Al no requerir fábricas, centros de distribución o zonas donde los productos sean masivamente consumidos, la apertura de nuevas oficinas se basa en otros criterios. Lugares donde haya talento, buena formación y calidad de vida para que los empleados quieran permanecer son vitales en la creación de estos nuevos polos académicos. En esto es fundamental el rol del sector público, que puede acompañar el proceso con el desarrollo de infraestructura y educación. Al fin y al cabo, la descentralización es uno de los debates históricos a nivel nacional.
Sin ir muy lejos, Campiñas, a 100 kilómetros del Estado de San Pablo, en Brasil, transformó su matriz productiva. Hasta la década del 70’ vivía de la agricultura y actualmente, con el desembarco de firmas como Lucent, Samsung, Dell y Motorola, es el polo tecnológico más importante del país y representa el 1,8% de su PIB, siendo una de las regiones fuera de las capitales estatales que más aportan al Producto Interno Bruto de Brasil.
El mapa cambió y las condiciones son otras. Los caminos ya no conducen a Silicon Valley sino a cada país que quiera apostar por el talento local. El desafío es que gane quien sea en las elecciones se propicie un terreno para llevar a cabo el nuevo paradigma laboral: que no viajen los profesionales sino que los que migren sean las soluciones chilenas desarrolladas en nuestro país y a disposición de todo el mundo.
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