Detrás de 5G: la fibra óptica como base de su funcionamiento

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Por Carlos Ignacio Giraldo, country manager en InterNexa Chile

El futuro que han proyectado las películas desde hace décadas, donde se muestran robots, vehículos autónomos, inteligencia artificial y el funcionamiento del hogar manejado desde el celular, está cada vez más cerca gracias a la tecnología 5G. Si la llegada del internet a finales del siglo pasado cambió el mundo y la economía de forma impresionante, probablemente el uso de esta tecnología causará un impacto de similares proporciones.
 
La red 5G traerá consigo el marco tecnológico necesario para el desarrollo masivo del Internet de las Cosas (IoT), permitiendo una transmisión de datos de alrededor de 10 gigabits por segundo, una latencia (tiempo entre el envío y la recepción de información) de 1 milisegundo, muy eficiente, comparado al promedio de 40 ms que tiene el 4G- y una mejor experiencia en streaming 4K, entre otras ventajas. 

Además, abrirá la puerta al desarrollo de nuevas tecnologías, algunas ya en formación como los vehículos autónomos, aplicaciones de realidad virtual mejorada, interacción con drones o robots a distancia y controles de sensores inteligentes, ya que todo lo anterior necesita una menor latencia y mayor densidad de conectividad, requerimientos que serán posibles gracias al 5G.

A propósito del reciente anuncio realizado por el Presidente Piñera acerca de la próxima licitación para incorporar al país el 5G, mucho se ha hablado de los múltiples beneficios relacionados a la tecnología móvil.  Sin embargo, la realidad es que el funcionamiento de esta nueva red dependerá en gran parte de la red de fibra óptica (FO), ya que las “antenas” 5G deberán estar conectadas utilizando exclusivamente FO. Ésta permitirá que el 5G se expanda y funcione a su máxima capacidad. Uno de los motivos es que esta red moverá una enorme cantidad de información en tiempo real y la fibra óptica es el único medio que permite dicho procesamiento y a ultra baja latencia.
 
Es así como la fibra óptica constituye un elemento indispensable para soportar las nuevas necesidades de las empresas y países que quieran tomar la delantera en las telecomunicaciones de la próxima generación. ¿Por qué? Porque lo que hace tan fantástico al 5G es que utilizará ondas de radio de muy alta frecuencia que permiten velocidades más rápidas y más ancho de banda en todo momento.  Sin embargo, este beneficio conlleva una contraprestación importante: no poder viajar largas distancias o atravesar todo tipo de superficies, siendo un problema el traspaso de paredes, techos o ventanas, por ejemplo. 

En ese sentido, su máximo potencial dependerá de la instalación de muchas antenas cercanas que deberán estar conectadas a la red de fibra. Para evitar que lo anterior se convierta en un cuello de botella, Chile deberá aumentar el 25,2% de conexiones de fibra disponibles que tenía a mediados de 2019, según cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Por ello, las empresas de telecomunicaciones deben estar avocadas ahora a preparar la infraestructura que estará detrás del 5G para su correcto funcionamiento.
 
Estamos frente a la oportunidad de una transformación digital que será el motor de crecimiento de la economía local y mundial que no podemos desaprovechar. Mismo motor que permitirá catapultar el futuro de algunas de las áreas de innovación más prominentes como lo son salud, educación, e-commerce y sector automotriz, entre otras. 
 

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