Las herramientas de programación de software y los servicios basados en Internet facilitan la creación de industrias que operan en mercados más amplios y con menores inversiones en infraestructura y empleados, lo que explica buena parte del éxito de estas empresas.

* Por Liliana Reyes, Socia de Continuum HQ

Basta guglear ‘transformación digital’ para encontrar decenas de definiciones. No todas son compatibles. Y no todas son realmente transformadoras. Una de las más completas la define como “procesos que buscan cambios profundos de efecto duradero en la organización para enfrentar los complejos desafíos planteados por el ritmo acelerado y la naturaleza global de los cambios en el mundo digital”.

Exige aprender a transformarnos y adaptarnos.

En esta definición, el contexto es clave. Muchos hablan de los trabajos que desaparecerán en el nuevo escenario tecnológico y de cuáles son las profesiones que deberán reconvertirse para sobrevivir. Sin embargo, pocos dicen que las empresas latinoamericanas también tendrán que cambiar y aprender a funcionar como empresas de software. Será un desafío principal en la década que parte este año.

Hemos sido testigos de cómo las compañías de software han arrasado los antiguos paradigmas: Netflix mató a Blockbuster y, aunque no se llevó la mayoría de los últimos Globos de Oro, tiene contra las cuerdas a la producción hollywoodense de series y películas; Amazon mató a Borders, el mayor distribuidor de libros en Estados Unidos, y ahora va por el retail tradicional; y Pixar, donde el desarrollo computacional es una competencia central, amenazó a Disney… hasta que Disney se la compró e, incluso, incorporó sus películas al catálogo de Disney+.

Los ejemplos suman y siguen, incluso en nuestro continente: Cornershop, MercadoLibre, Fintual, Get on Board o PortalInmobiliario han logrado comerse un trocito del mundo, pese a todas las particularidades de la región.
 
Lo logran porque las tecnologías para armar este tipo de empresas están más maduras y los canales de promoción y distribución son mucho más numerosos. Las herramientas de programación de software y los servicios basados en Internet facilitan la creación de industrias que operan en mercados más amplios y con menores inversiones en infraestructura y empleados. A esto se suman los cinco mil millones de usuarios que tendrán smartphones en la próxima década.

Es importante ver la magnitud de la transformación que conlleva esta digitalización y globalización simultánea. Así, podremos entender que existe una nueva realidad: las empresas que no sepan de software desaparecerán. Y las que sí lo hagan, sobrevivirán.

Así de simple. Incluso en empresas tradicionales. Philips suma la comercialización de su plataforma de gestión clínica a su negocio en equipos médicos. La logística de Walmart, una de sus ventajas competitivas, es software. El revenue management de las aerolíneas es parte vital de su supervivencia y es software. La minería lidera áreas de supercomputación y modelamiento para decidir dónde perforar. Y para qué hablar de la industria financiera.

Tarde o temprano, todos terminaremos trabajando en empresas de software. E incluso las firmas que nacieron digitales y que fueron pioneras en esta área se tendrán que transformar continuamente, cambiando desde la manera en que contratan hasta la forma de producir.