Se trata de la primera versión de una serie de estándares que se deben aprobar para la tecnología 5G. Esta versión salió en una modalidad denominada Non-Standalone (NSA) que utiliza la red 4G existente.
La medición hecha por Ookla prueba las velocidades de descarga de datos y también de subida, las cuales usa para determinar la velocidad de navegación de cada compañía.
Al finalizar el segundo trimestre de 2017, Latinoamérica casi duplicó las conexiones LTE respecto a 2016, subiendo de 81,5 millones a 159 millones de suscripciones. Los usuarios están impulsando esta tecnología más de lo pensado.
Con más de 5.700 millones de personas conectadas a un móvil en 2020, existe una oportunidad significativa para aprovechar la potencialidad y beneficios de la tecnología.
El crecimiento LTE se ha visto favorecido por el constante despliegue de nuevas redes, además de la aparición de opciones más asequibles en dispositivos. Estas conexiones (4G) atienden ya a más de una tercera parte de los suscriptores móviles en el mundo.
Al término del primer trimestre del año, el índice de penetración de las conexiones a Internet de banda ancha en el país aumentó 5,2 puntos porcentuales con relación al primer trimestre del año 2016.
En 2016 las líneas de banda ancha móvil (3G y 4G) llegaron a los 72,7 millones. Para 2020 la banda ancha móvil representará 9 de cada 10 líneas.
La utilización de la tecnología LTE, que había alcanzado al 5,62% de la población paraguaya en 2015, trepó en 2016 hasta el 13,3%, según el reciente Índice 5G Americas.
Según datos de Ovum, al cierre de 2016, las conexiones a LTE a nivel mundial alcanzaban los 1.900 millones y superaban los 2.000 millones a febrero de 2017.