Según un estudio del banco suizo Julius Baer, la sofisticación de los atacantes y una regulación más exigentes son algunas de las tendencias crecientes que se advierten en ciberseguridad.
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Las amenazas a la ciberseguridad se ha vuelto un panorama creciente en los últimos meses con diversos cambios en este contexto y que va desde mayores riesgos a la filtración de datos hasta un aumento del robo financiero digital.
Según el informe “Combatiendo amenazas invisibles” del área de investigación “Next Generation” de Julius Baer, los ataques cibernéticos le cuestan a la economía mundial cerca de US$1,5 billones por año, lo cual es más que la capitalización de mercado combinada de las 20 acciones más grandes del mundo.
En ese sentido, se estima que a 2021, este tipo de ataques podría costarle a la economía mundial US$6 billones en 2021. En este escenario “no es de extrañar que se proyecte que el gasto en ciberseguridad continúe creciendo fuertemente en el futuro”, dice la firma.
De acuerdo al estudio, esto hace más necesaria la necesidad de contar con una efectiva plataforma de ciberseguridad. En ese sentido, la confianza de las empresas en tener sus datos almacenados en la nube podría no ser siempre un aval de seguridad, ya que si un día no pueden acceder a sus datos en la nube (es decir, una interrupción de la nube) sería mucho más perjudicial para ellos.
Por tanto, para la firma “el panorama de amenazas se está desarrollando de tal manera que ninguna compañía puede permitirse tratar la ciberseguridad como una ocurrencia tardía”. En ese sentido, agrega que “la ciberseguridad es demasiado importante, ya que plantea no solo riesgos de reputación sino también riesgos operativos y financieros”.
Tendencias crecientes en ciberseguridad
Según indica el banco suizo, en los últimos años se han establecido tendencias que respaldan la necesidad de tener una mayor seguridad cibernética. Una de ellas es la sofisticación que han adquirido los agresores cibernéticos. Las llamadas amenazas persistentes avanzadas (APT) se han convertido en la norma y no en la excepción. Se dice que estos grupos son "avanzados", porque tienden a tener un espectro completo de técnicas de recolección de inteligencia a su disposición.
“En el futuro, esperamos que continúe la tendencia hacia una mayor sofisticación de los agresores de ciberseguridad, lo que significa que tener una defensa sólida contra los ciberatacantes será tan crucial como siempre lo ha sido. Esto, a su vez, debería significar más gasto en soluciones de ciberseguridad”, señala el reporte.
Regulación más exigente
Otra tendencia es la mayor exigencia que está adquiriendo la regulación cibernética para hacer que ciertas medidas de ciberseguridad sean una necesidad y aumentar la cantidad de multas que se pueden cobrar a las corporaciones que no cumplen.
En ese contexto, el estudio apunta a una tendencia de países que requieren un almacenamiento físico de datos que sea solo local, como China, India y Rusia. “Más países o regiones adoptarán un tipo de regulación parecida al Reglamento general de protección de datos (GDPR) implementado en Europa, ya que las corporaciones prefieren lidiar con la menor cantidad posible de normas reguladoras diferentes”, recalca el reporte.
Contexto Covid-19
La pandemia del coronavirus es una espada de doble filo para la seguridad cibernética, ya que, por un lado, más personas que trabajan desde su hogar significa más conexiones digitales activas, por tanto, más posibilidades de ataques potenciales, y, por lo cual, se hacen necesarios sistemas de seguridad digital sólidos.
Por otro lado, como efecto del impacto económico que ha causado el Covid-19, muchas empresas podrían recortar gastos, por lo que podría ser más dificultoso acceder a modelos de seguridad más efectivos.
Internet de las cosas
El informe de Julius Baer señala que el uso de internet en actividades y servicios cotidianos (Internet de las cosas) ha experimentado un crecimiento exponencial a nivel global. Esto se debe, en gran parte al aumento de los dispositivos habilitados para el internet de las cosas, y “se prevé que esta tendencia continúe en el futuro previsible”.
De acuerdo al banco suizo, los dispositivos de IoT al ser productos de bajo margen para los consumidores tienen más probabilidades de ser reemplazados por modelos más nuevos en el corto plazo, por lo que la ciberseguridad no es una prioridad indispensable para los fabricantes de estos dispositivos. “Es probable que los fabricantes continúen priorizando aspectos como el diseño, las características y el precio sobre la seguridad en el futuro”, indica.
Para la firma, este año se espera que el número estimado de dispositivos conectados en el planeta supere los 50 mil millones.
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