Se trata de la primera empresa en América Latina que recicla y reutiliza el plástico de las colillas de cigarros, transformándolos en posavasos, artículos de decoración y monturas de lentes.
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Por Natalia Vera. Ya sea en las veredas, en los parques, debajo de las rejas para alcantarillas, en macetas y sobre todo en los pisos de las cada vez más escasas zonas para fumadores, las colillas de cigarros se encuentran y cuentan por millones a nivel global. Y es que cada día en el mundo se consumen 15.000 millones de cigarros y el 70% de estos son desechados al medio ambiente, lo que representa el 40% de los objetos recolectados en actividades de limpieza costera y urbana.
En América Latina, Chile es el mayor consumidor de este pernicioso producto. Muestra de esto es que solo en su capital Santiago se recolectan al año más de 13 toneladas de colillas de las calles.
“Se estima que el 33% de la población fuma y todas las colillas terminan como desperdicio en la calle e impactan en el medio ambiente. Para muchos estas son simplemente basura inofensiva, pero nosotros, como científicos, sabemos que es un residuo altamente tóxico, ya que contiene cerca de 7.000 compuestos químicos tóxicos como nicotina, metales pesados y compuestos carcinógenos. Sin embargo, es también una materia prima que se puede reutilizar”, dice Valery Rodríguez, gerenta general y cofundadora de Imeko, startup creada en Valparaíso que recolecta, transforma y revaloriza estos contaminantes residuos.
“Desarrollamos un proceso que remueve toda la toxicidad de las colillas de cigarros y recupera el filtro que no está hecho de algodón como muchos creen, sino de un plástico no biodegradable llamado acetato de celulosa, que es recuperado y utilizado para la fabricación de otras cosas”.
Rodríguez afirma que la compañía ha logrado estandarizar este proceso químico de forma eficiente y sustentable, que permite eliminar la toxicidad presente en las colillas y recuperar el plástico del que están fabricadas al convertirlas en chips de este material. Por ello, Imeko (que deriva de la palabra innovación y la estructura química del acetato de celulosa) está en proceso de patentarlo, ya que es la única compañía que ha logrado convertir las colillas en posavasos, marcos de lentes y objetos de decoración.
Al igual que Valery Rodríguez, el resto del equipo fundador de Imeko son químicos industriales: Jennifer Araya, que es la gerente comercial, y Germán Brito. Los tres, en su etapa como estudiantes de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, decidieron convertir este proyecto en un emprendimiento que ha recibido fondos de la Dirección de Innovación y Emprendimiento de su casa de estudios tras ganar en la categoría de prototipo de innovación tecnológica. Ello les permitió adquirir su propio equipamiento e insumos para su funcionamiento y del Fondo de Emprendimiento para Mujeres en The S Factory de Startup Chile. Recientemente se adjudicaron otro fondo del programa Huella de Corfo, destinado a proyectos que generan un triple impacto: económico, social y medioambiental. En total, los fondos obtenidos superan los US$60.000.
A la fecha, Imeko ha instalado contenedores especiales para el depósito de colillas desde Arica en el norte de Chile hasta Cochrane, una ciudad al extremo sur del país.
“Trabajamos con varias comunas (municipios). Solo ofrecemos el servicio de retiro en la región metropolitana y Valparaíso, pero hemos contado con el apoyo de las empresas y comunas que nos contratan en otras regiones que adquieren los contenedores y difunden esta problemática para que la gente tome conciencia y recicle también. Ellos acopian las colillas y las envían a nuestro laboratorio para reciclarlas y reutilizarlas”, dice Jennifer Araya.
Así, Imeko ha instalado más de 170 contenedores en 19 ciudades de Chile y brindan servicios de gestión de este residuo a más de 40 empresas. Además, mantiene alianzas con diferentes bares y restaurantes de Viña del Mar, Valparaíso y Villa Alemana. Esto les ha permitido recolectar 1,2 millones de colillas.
Objetos de humo
Si bien por ahora el principal rubro de negocio es el servicio de gestión y transformación de las colillas, en un mediano plazo la empresa apunta a que crezca la línea de negocio de fabricación y venta de productos hechos a base de colillas.
Por lo pronto, Imeko realiza pedidos de forma gratuita a las empresas que son clientes, pero prepara la primera línea de productos de Eco Design en la que destaca la fabricación de objetos que posean una larga vida útil, como posavasos, ceniceros, lámparas, artículos de escritorio y jardinería. La elaboración de estos productos requiere de una importante cantidad de materia. Por ejemplo, para la fabricación de un set de seis posavasos, se requieren de al menos 250 colillas de cigarro.
El próximo paso de la compañía es escalar el proceso para recolectar y reciclar las colillas y fabricar más productos y venderlos. “A medida que tengamos más colillas debemos ser capaces de vender todos los productos que fabriquemos, más allá de la suscripción de las empresas que contratan nuestro servicio de recolección, gestión y reciclaje, que actualmente es nuestra principal fuente de financiamiento”, dice Valery Rodríguez.
Jennifer Araya complementa: “Para nosotros la problemática de la colilla de cigarro se acaba cuando la gente deje de fumar y eso sería el ideal para el medio ambiente, pero mientras eso no pase la gente se tiene que hacer cargo de sus residuos y esto implica que los depositen en un lugar apropiado para que nosotros los reciclemos.
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