El análisis y la gestión de los datos están cambiando al mundo. La posibilidad de digitalizar la información como nunca antes será la clave para que personas y empresas entren al futuro.
"Los datos son un nuevo recurso natural, que serán explotados por todo el mundo". Así se puede resumir parte de la idea central de la charla que Jaime Moreno, Doctor en Ciencias de la Computación de la Universidad de California, dio en el marco del Congreso del Futuro, realizado por estos días en Santiago de Chile.
En la instancia, Moreno indicó que nos encontramos en un nueva era, la de los sistemas cognitivos alimentados por datos. Esto implica, entre otras cosas, que cada persona tomadora de decisión en distintos ámbitos pueda ser asesorada por sistemas cognitivos, es decir, basado en el análisis y procesamiento de información proveniente de datos de múltiples fuentes.
Ante esta perspectiva, AETecno consultó con Jaime Moreno y Peter Waher, Magister en Matemáticas de la Universidad de Estocolmo y experto en Smart City Architect en Giraff, para conocer con mayor detalle el futuro cercano que nos depara el análisis de los datos.
Una primera consideración que nos resultó interesante es la precisión que Moreno hace para referirse a los datos a niveles masivos. Nos hemos acostumbrado al término Big Data, utilizado ampliamente por la industria. Sin embargo, al referirnos en español, el especialista de la UCLA prefiere utilizar el concepto de “Universo de datos”. Esto, debido a que “es extremadamente grande, super complejo por la presencia de todo tipo de elementos celestiales, y está creciendo, en expansión”. “Para mí, captura mucho mejor la idea de lo que es Big data. Tenemos la oportunidad de usar en castellano un término más representativo de lo que realmente significa. Es un concepto que he venido impulsando”, explica el también Gerente de Operaciones, Tecnología Worldwide e Informática de IBM Research.
Tipos de datos
Esencialmente, entendemos los datos como representadores de información que se manipula a nivel informático. Esta puede ser data de algún atributo o variable cuantitativa o cualitativa, así como de hechos. En esa línea, podríamos decir que todo lo que sucede puede llegar a convertirse en un dato.
Aquí encontramos ciertos tipos como lo son los datos efímeros: o los usas o los pierdes, grafica Jaime Moreno. Estos requieren una tecnología diferente, pues hay ciertas áreas en que son demasiado rápidos y grandes que, guardarlos, no se puede. Además, su valor es temporal, por lo que no se justifica guardar esa información. Un ejemplo de datos efímeros puede ser la densidad de tráfico para planificar una ruta. “30 minutos después, ya no sirven”, agrega Moreno.
Además de los datos que hoy se conocen, se miden y se trabajan, también existen datos negros, “aquellos que ni siquiera sabemos lo que contienen, pues todavía no han sido analizados ni estudiados y no sabemos el valor de lo que hay ahí”, explica Moreno. Aunque se avanza por procesar la mayor cantidad posible, faltan muchos por ser procesados y es información que anda dando vueltas por ahí. De hecho, según Peter Waher, “todavía no hemos llegado ni cerca, a menos de 1%, de lo que se va a guardar en unos años”.
Aplicación cognitiva
En la medida en que se puede digitalizar información, ya contaremos con una materia prima esencial para la evolución tecnológica que vivimos hoy día: la era cognitiva, la cual se obtiene a partir de la alimentación de datos.
El ejecutivo de IBM es claro al referirnos que sin datos, no hay cognitividad. Lo cognitivo es aquello capaz de entender un lenguaje natural, aprender y hacer hipótesis basado en evidencias extraídas de los datos. Se diferencia de la inteligencia artificial, pues este concepto es mucho más amplio, tiene mayores connotaciones y no representa inteligencia por no ser creativa, en palabras de Moreno. “Si yo alimento con datos un sistema cognitivo aun con condiciones nuevas, el sistema lo va a aprender y ahí tiene la cognitividad, va mejorando su calidad a medida que le voy insertando datos”, agrega Jaime Moreno.
Entre los beneficios y la aplicación que se puede hacer de los datos se encuentran prácticamente todas las industrias. Pero no es necesario ir tan lejos, pues como usuarios podemos interactuar a diario con la computación cognitiva en nuestros teléfonos.
Un ejemplo de aquello es la predicción meteorológico. El doctor en Ciencias Computacionales de la UCLA hace referencia a Weather.com, un sistema alimentado con información de sensores de todo tipo que da a un modelo matemático que está haciendo la predicción. Lo interesante es que al mismo tiempo ese modelo va aprendiendo porque hace la predicción y luego ve el resultado real y lo compara; si no coinciden, entonces se realimenta y ve en qué medida puede mejorar para la próxima vez que tenga que hacer una predicción con ese tipo de parámetros.
Otras aplicaciones de carácter cognitivo los encontramos también en los sistemas de mapas y trayectorias, cuando la plataforma aprende de los usuarios ciertos atajos o caminos más convenientes y los incorpora a sus registros. La medicina también puede ser una de las grandes beneficiadas con diagnósticos más acertados, detecciones prontas del cáncer y mucho más.
Administración y privacidad
Atendiendo la declaración inicial del artículo que invita a pensar los datos como un nuevo bien natural, es interesante plantearse los riesgos o conflictos que pueda suscitar. Moreno reconoce a la privacidad de la información como un problema grave y serio que es bastante amplio. En tanto, durante su exposición en el Congreso del Futuro, Peter Waher explicó que "en la actualidad la privacidad no es sinónimo de propiedad", por lo que uno de los desafíos de la ciencia para el futuro será que las personas puedan tomar el control de sus datos.
Claramente, el enorme universo de datos al que nos enfrentamos puede ser un problema debido a la escasa capacidad para procesar la información. El experto sueco explica: “Si quieres almacenar y procesar todo en un mismo lugar, lógicamente que va a haber un problema, no solo del punto de vista de la privacidad sino de que efectivamente serán muchos datos”. Por eso, plantea un cambio en la lógica para enfrentar tal conflicto. “Si creas una infraestructura donde datos se puedan comunicar entre ellos directamente sin almacenamiento central, la cantidad de datos no importan. Entonces la descentralización es una clave para resolver, no solo la privacidad y propiedad de datos, sino también la escalabilidad”, agrega Waher.
El matemático se encuentra trabajando precisamente en ese proyecto. La idea radica en crear una infraestructura capaz de soportar una administración eficiente de los datos. Así como para el transporte físico, sería ilógico plantearse la idea de tener vehículos y no carreteras, los datos también necesitan un buen camino que permita optimizar el uso.
“La sociedad inteligente puede discriminar entre quién es el dueño de qué data y quién tiene derecho de qué y por cuánto. Va a haber toda una infraestructura de comercio de información”, advierte Waher en perfecto español gracias a su trabajo en Chile durante algunos años. La perspectiva de esto es que la información va a tener un valor que se puede medir y controlar por derecho de acceso. El especialista de la Universidad de Estocolmo agrega: “Eso no es posible si uno guarda todo centralmente, pero si controlas el acceso de sus datos, este se vuelve clave para estimar el valor de los datos; si quieres acceso, cuánto estás dispuesto a pagar por ello, cuánto vale, se decide basado en oferta y demanda, un mercado natural con información”.
Un ejemplo interesante de gestión de datos e información que puede entenderse en esta línea lo entrega Jaime Moreno. Si al entrar a un bar sospechan de nuestra mayoría de edad, ¿por qué tendríamos que mostrarle nuestro documento de identidad (DNI), como generalmente hacemos? Al hacer esto -explica- no sólo le indicas que eres mayor de edad, sino también tu número legal de identificación, la fecha de nacimiento, dónde vives, una serie de información innecesaria. Ni siquiera se precisa saber la edad exacta, sino sólo la mayoría de edad. Entonces, ¿por qué no imaginar un documento diferente, electrónico que te muestre solo lo necesario para cada fin? “Hoy, ya hay tecnología para eso, pero hay que aplicarla y expandirla. Tenemos que enfrentar esos casos de privacidad para reducir el impacto y desarrollar una legislación adecuada para asegurarnos que se tomen en cuenta”, concluye Moreno.
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