Ken Segall, el ex director creativo de Apple en los tiempos en que recién la compañía cimentaba su éxito, expuso en Chile cómo, junto a Steve Jobs, crearon una filosofía y un concepto que hasta el día de hoy es estudiado.
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Suena a capricho de artista, pero el diseñador Ken Segall, antiguo creativo de Apple y número principal del Oracle Day Chile 2014, que se desarrolló este martes en el país, goza hoy de su trascendente rol como líder del equipo creativo de la tecnológica de la manzana desde que le implantó la "i" al inventario de la empresa.
De visita en Chile y exponiendo sobre el papel de la creatividad y de la simpleza como su principal aliada, se pasea por el escenario recordando su trabajo conjunto con Steve Jobs. Relata las semejanzas que compartían y las diferencias que se generaban entre estas dos mentes que enseñaron a la industria que muchas veces menos es más. El speaker internacional, ex director creativo de Apple, aportó con su experiencia en temáticas como optimizar procesos, la toma de decisiones y el relacionamiento a través de la innovación.
Segall contó que cuando Steve Jobs retornó a Apple (luego de ser despedido una década antes), la empresa vivía una de sus crisis más potentes. Estancada en medio de competidores asiáticos y vecinos que habían sabido reaccionar desde la técnica a la oferta informática, el directorio volvía a reclutar al creativo para salir del bache.
(Crédito fotografía: etrend.sk)
Ken Segall recuerda que el mismo Jobs prácticamente le rogó que participara en una nueva campaña que potenciara el buen capital de la empresa y la sacara del limbo de la quiebra al que se enfrentaba.
Por entonces, el creativo que trabajaba en la agencia TBWA y que también paseó por BMW, AT&T e IBM, le ofreció a Jobs recuperar el espíritu de la compañía vinculándola a otros grandes genios de la historia que se destacaron por pensar en sencillo.
Ese espíritu de los tiempos, Segall lo encontró en la partícula "i" que no se refería solo al "Yo" en inglés, sino a la simpleza del verdadero ingenio y un expectante camino hacia internet que a la vez se acomodaba como un guante al principal requerimiento de Steve Jobs: que el nuevo nombre hiciera juego con el término "Mac" que atomizaba el vocativo Macintosh de la empresa de Cupertino, recuerda en el libro "Insanely Simple".
También se refirió a su pugna con Jobs, quien no se sentía convencido por el sufijo "i" en sus primeras reacciones. Más tarde cuando toda la línea de productos de Apple se convirtió en un éxito, Jobs reconocería el mérito de Segall e incluso se apoyaría en gran parte de sus conceptos. Lo mismo hace el speaker internacional cuando recuerda los entretelones de cómo se gestó la campaña que Craig Tanimoto, director artistico de Apple, bautizó "Think Different" en la que entraba hasta Muhammad Alí y Bob Dylan.
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El orador considera que esa simplicidad es un verdadero commodity hoy en día en la conformación de gigantescas empresas donde el talento se pierde en infinidad de departamentos y ventanillas. "La simplicidad se logra al unir el cerebro, el sentido común y la práctica", sintetiza. El principal fantasma es luchar contra la necesidad de crear algo 'cool', piensa. Primero se debe diseñar para que el uso sea simple y a partir de esta premisa todo se volverá 'cool', agrega en todo orden de cosas. Sin embargo, llegar a lo simple, no es fácil.
"Esa simpleza trabajaba maravillosamente: es satisfactoria, motivante y seductora. Toda compañía habla de ella, pero pocos la practican realmente", expresa el vocero y recuerda la lección más importante que le enseñó el fallecido genio de Apple: "Lo simple puede ser más difícil que lo complejo. Deberás trabajar duro para conseguir esa simplicidad, pero al final vale la pena porque una vez que llegas a ese punto serás capaz de mover montañas".
Crédito fotografía principal: jablickar.cz
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