El riesgo de no invertir en infraestructura de red móvil

Por en Móviles

La mala calidad en la señal de los operadores de telefonía celular podría frenar el crecimiento de la industria móvil en la región. Hoy en día, 70% de los abonados tienen un plan 2G.

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América Latina se ha convertido en un campo de batalla. No de aquellos donde hay trincheras, ametralladoras apostadas y bombardeos continuos, sino uno donde la estrategia puede ser determinante incluso cuando hay que improvisar: el mercado móvil. Los ejércitos los componen multinacionales especializadas en todo tipo de segmentos, desde celulares móviles hasta redes de comunicaciones, pasando por aplicaciones y servicios en la nube.

Su trofeo es el usuario, cuyo nivel de ingresos dejó de importar hace mucho tiempo. De hecho, cuanto menos tenga, mucho mejor.

Entre los estrategas sobresale la sueca Ericsson, compañía que en 2013 capturó la mitad del tráfico móvil del mundo a través de sus redes. Según su laboratorio de consumo, la región cuenta con 700 millones de suscriptores de telefonía celular y una penetración del servicio de 114%.

Pero las grandes diferencias se producen al mirar aquellos números gigantescos: la consultora Telecom Advisory Services (TAS) estima que 490 millones de personas —o sea, el 70% de los consumidores— aún navegan por redes 2G, es decir, de voz. Para que toda esa población acceda a datos (3G), según el ritmo actual de inversiones en redes, se necesitarían cinco años, tiempo para el cual la industria espera estar comercializando la tecnología 5G, que permitiría, en teoría, descargar contenidos a una velocidad de entre 10 a 20 gigabits por segundo.

“Para entonces, el 90% de los celulares vendidos en la región serán inteligentes y más del 50% de los ingresos de los operadores provendrá de la venta de datos. Pero ese futuro sólo puede ser posible si se invierte en redes”, explica Sergio Quiroga, presidente de Ericsson para América Latina y el Caribe.

Pero no todos los jugadores están dispuestos a seguir el consejo. El rápido nivel de adopción de teléfonos ha hecho que los planes de negocio giren en torno al portafolio de equipos y no a la inversión de redes, lo que ha originado serios problemas en la calidad del servicio en países como Brasil, México y Colombia.

“Está demostrado que invertir el 10% de las ganancias en este apartado permite una recuperación plena, vía aumento de los ingresos, en un plazo de cuatro años”, explica Raúl Katz, Ph.D. en administración y ciencias políticas del MIT y presidente de TAS.

Un ejemplo de ello es el operador japonés Softbank, que en 2006 cambió de dueños. Por entonces, su indicador de satisfacción de clientes se encontraba en 26%, muy lejos del 51% que mantenía NTT Docomo, el líder del mercado. Los nuevos propietarios decidieron darle un vuelco a la industria e invirtieron el 27% de sus ingresos, cifra nunca antes vista, en una nueva tecnología llamada 4G, que ofrecía mayor conectividad. A la vuelta de un par de años era la única compañía del sector que estaba incrementando su base de usuarios.

“En este caso, el voz a voz es un factor fundamental: así como te puede perjudicar por la mala calidad de tu servicio, puede ser favorable si mejora. Se trata, sencillamente, de una decisión que hay que tomar. Los operadores tienen que dar el paso a esa dirección”, comenta Katz.

Es aquí donde los usuarios de bajos ingresos adquieren un papel relevante. Porque la industria mundial de móviles tiene una máxima: por cada US$10 que se reduce el precio de un teléfono inteligente, los operadores mundiales ganan 100 millones de usuarios.

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