Basada en módulos funcionales intercambiables, la iniciativa de Motorola planea entregar smartphones más baratos, más personalizables y con una libertad para el usuario que no ha existido hasta ahora.
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Ya lo mencionábamos ayer: Los nuevos smartphones no sorprenden. Y es que en un apretado mercado dominado por la mercadotecnia, las apariencias y las especificaciones, los márgenes de libertad y creatividad que los fabricantes pueden darse no son muchos (y el beneficio por seguir la corriente es confiable y constante). ¿Qué pasaría entonces, si uno de los grandes actores del mercado lanza una propuesta cuyos principios echan por tierra prácticamente todo lo que define a la industria hasta ahora, y además lo hace con el apoyo inicial de una comunidad de más de un par de millones de personas?, ¿podríamos estar frente a una revolución parecida a la que nos hizo ver el iPhone el 2007?
Esas son las preguntas que surgen frente al Proyecto Ara, un anuncio que realizó anoche Motorola, que plantea la creación de un “teléfono modular”, con partes intercambiables que permita una personalización avanzada y que elimine el concepto de “cambiar el teléfono”, pasando ahora por sólo cambiar sus piezas individuales.
Motorola, la longeva compañía americana de teléfonos y artículos de comunicación, que ahora opera bajo el alero de Google y su gigante Android, lleva más de un año invirtiendo recursos en Aria, con el objetivo de “hacer por el hardware lo que la plataforma Android ha hecho por el software: crear un vibrante ecosistema para el desarrollo de terceros, bajar las barreras de entrada, incrementar el ritmo de la innovación, y sustancialmente comprimir los márgenes de tiempo”, explicó Paul Eremenko, del equipo de Tecnología Avanzada y Proyectos de Motorola, y principal responsable de Aria.
Vamos por partes
Haciendo un poco de memoria, uno puede remontarse a los antiguos sistemas Altair Bus (Bus S-100), que por los años 70 le daban al usuario la capacidad de agregar “módulos” a sus ordenadores integrando las funciones que necesitara, ya fuera conectividad, procesamiento, o cosas tan básicas como un procesador de texto. Pocos pasos más adelante en la historia, el modelo se volvía más integrado gracias a IBM y nacía la computación moderna.
Esa es la filosofía principal detrás de Ara. Frente a los intensamente integrados sistemas actuales, donde ya ni siquiera es posible cambiar la batería, ampliar la memoria o ver el interior de los teléfonos, Ara presenta un modelo basado en un “endoesqueleto”, una pieza principal destinada a alojar distintos módulos según las necesidades del usuario.
¿Necesita una duración más larga en su batería y tomar mejores fotografías para las vacaciones? Vaya a la tienda, revise los módulos correspondientes, cómprelos y póngalos en el endoesqueleto: ya tiene un nuevo smartphone que cubre sus necesidades. ¿Regresa a la vida normal y se hace indispensable mayor velocidad, o una pantalla más grande? Basta con volver a ensamblar nuevos componentes para contar otro equipo. Las posibilidades son tan grandes como módulos y necesidades existan.
“Un módulo puede ser cualquier cosa, desde un nuevo procesador de aplicaciones hasta un teclado, una batería nueva, un sensor de pulso, o algo que incluso aún no hayas pensado”, cuenta Eremenko
Y esto no sólo aplica para smartphones tradicionales. Tal y como Android se expandió desde los teléfonos a todo tipo de artículos, como lavadoras, tablets, relojes y sistemas de entretenimiento, perfectamente con Ara un usuario podría diseñar una herramienta de bajo costo para hospitales, una herramienta portátil para monitorear infantes, o los más diversos artículos para la exploración de la vida natural: es darle el poder del hardware a los propios usuarios.
Ensamblando el futuro
Por supuesto, por más revolucionaria que suene la idea, no es ni fácil ni original, pero el hecho de que un agente tan importante de la industria la presente como un proyecto ha despertado la curiosidad de hasta los más escépticos con el modelo.
Hace apenas 2 meses, el diseñador danés Dave Hakkens, causó una avalancha en internet luego de que planteara una plataforma de hardware de similares características a Ara: el proyecto Phonebloks. Con la justificación de reducir el impacto medioambiental que el recambio de teléfonos tenía, además de darle más poder a los usuarios a la hora de elegir qué tipo de teléfono querían tener, Hakkens realizó un video explicando su idea, con el resultado de obtener más de 16 millones de vistas y despertando la opinión de todos los medios especializados en el sector.
[youtube:https://www.youtube.com/watch?v=oDAw7vW7H0c]
Por supuesto, las críticas no se hicieron esperar. George Hann, del blog Generic Maker, pasó una semana rumiando el proyecto y concluyó que no existían las posibilidades técnicas para llevarlo a cabo. “Las señales en los dispositivos modernos son muy aceleradas, la más fácil y barata forma de combatir esto es acercar lo más posible los componentes unos con otros. Por ejemplo, las comunicaciones, memoria RAM y el procesador de los teléfonos actuales existen como un solo chip”. Hann explica que crear un sistema de comunicación entre los componentes que fuera medianamente rápido resultaría en un costo mayor para el usuario.
Y no sólo eso, aspectos como las regulaciones de seguridad (cada componente debe pasar por minuciosas revisiones de compatibilidad para que pueda salir al mercado de forma segura), y la experiencia misma necesaria para saber qué componente ponerle a mi teléfono y cómo hacerlo de forma correcta, complejizan tanto el escenario para el teléfono modular que, si bien se acepta como una buena idea, nos encontraríamos aún demasiado lejos a nivel de inversión e investigación como para llevarla a cabo.
¿Qué cambia con el proyecto Ara entonces? Principalmente el desarrollo desde una compañía como Motorola, que trabaja apoyada por Google, con todo un equipo de expertos en innovación, y la gran comunidad que generó el propio proyecto Phoneblok, que ahora reúne a más de un millón de personas aportando ideas y soluciones para llevar el proyecto a cabo, y que también son parte ahora de Ara.
Así relata Eremenko, de Motorola, respecto a su contacto con Hakkens, “Resulta que compartimos una visión común: desarrollar una plataforma que sea modular, abierta, personalizable y hecho para el mundo entero”, agregando la importancia de Hakkens en el proyecto, “Nosotros hemos hecho el trabajo técnico, Dave creó una comunidad. El poder de la apertura necesita ambas fuerzas, así que trabajaremos en conjunto con la comunidad Phonebloks, además de ampliar el proyecto a miles de personas a lo largo del mundo”.
El proyecto Ara ya está planteando reuniones masivas para avanzar en el desarrollo de la plataforma, y las personas ya pueden unirse a diversos proyectos que apuntan hacia eso. Lo que queda por esperar es que los fabricantes de componentes vean el potencial en esta idea, y peguen el salto de fe para apostar a una nueva forma de entender los dispositivos personales.
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