El mercado de la telefonía pública ha perdido terreno ante las comunicaciones móviles y las variantes en el uso de internet.

En los últimos 12 meses, al menos 40 empresas de telefonía pública en México renunciaron a las autorizaciones que tenían para ofrecer el servicio u optaron por no renovar sus permisos una vez concluida la vigencia de los mismos. La razón es que debido a que la competencia de las comunicaciones móviles e internet les ha arrebatado mercado y rentabilidad y su transformación implica grandes inversiones, según dejó testimonio la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), que actualmente se encuentra en proceso de transición hacia el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).

Así, el número de empresas y de unidades de servicios de telefonía pública que se presta mediante casetas de moneda o tarjetas de prepago se ha reducido de manera importante y su supervivencia ameritará de “cirugía mayor” mediante una transformación que va más allá del servicio de voz.

Los datos más recientes dejados por a la Cofetel indican que en 2006, en donde se alcanzó el número más alto de casetas de telefonía pública en el país, se registraron 825 mil unidades mientras que a finales de 2012 sólo se contabilizaron 600 mil; lo que implicó una reducción de 250 mil casetas, casi un 30%.

De acuerdo con Telmex, pese a los embates de otros sistemas, la empresa tiene que cumplir con obligaciones por título de concesión, de cubrir con la alternativa de telefonía pública una gran parte del país y que de 1990, fecha de la privatización, al cierre de 2009, pasó de 92 mil 100 teléfonos públicos a 703 mil casetas instaladas.

El impacto que las alternativas de comunicación han tenido sobre la rentabilidad de la telefonía pública se puede observar al tener en cuenta que en la actualidad se registran en el país 600 mil casetas, de ellas alrededor de 80% son de Telmex, que es el indicador de la evolución de este nicho en el país.