El Grand S II es un dispositivo muy importante para ZTE. Por un lado, es el intento por consolidar una posición en la gama alta, con la que intenta demostrar que el fabricante chino es capaz de producir un tope de línea competitivo a la par con fabricantes como Sony o Nokia.

Cuando la compañía presentó el smartphone en el último Mobile World Congress, recibió buenas críticas por su rendimiento y construcción, pero ZTE evitó responder algunas respuestas relacionadas a las especificaciones técnicas. Hoy ya sabemos que tiene un procesador Snapdragon 800 como el presente en el Xperia Z1 o el LG G2, además de una pantalla IPS de 5,5 pulgadas y una cámara de 13 megapixeles.

Pero en cuanto a RAM, hasta ahora no se esperaba nada fuera de lo común, y es un apartado que algunos omiten en las especificaciones técnicas durante los anuncios. Pero en este caso no habría sido casual, ya que los documentos regulatorios afirman que serían 4 GB de RAM, el máximo posible para la arquitectura de los procesadores ARM que potencian a Android, y lo más alto que se ha visto en cualquier teléfono a la fecha.

Sin embargo, ahora no existe utilidad alguna para tal cantidad de memoria. Todas las apps de Google Play requieren 1 GB o menos, y la mayoría de funciones multimedia e incluso a nivel multitarea requieren a lo mucho 2 GB de RAM para mantener la fluidez. Es decir, por el momento es un despropósito.

La compañía probablemente busca potenciarse a través de una guerra de números, tal y como algunas compañías lo hacen en la actualidad con los megapixeles de las cámaras. El Grand S II por ahora no tiene fecha de lanzamiento determinada. ¿Puede ser este el inicio de una nueva guerra de memoria? En cualquier caso, ZTE estaría dando el primer cañonazo.