ESPECIAL 5G en América Latina: Rumbo cierto a paso lento

El añorado despliegue de 5G en Latinoamérica encara un camino complejo, principalmente por la necesidad de nuevas regulaciones públicas, inversiones en infraestructura y modelos de negocio. Y, pese a que el reto se hace aún mayor con la amenaza de una pandemia mundial en curso, asoman ciertas perspectivas favorables.

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Hace algunos años, con su conexión de datos móviles 3G, Ignacio seguía en vivo el marcador y los comentarios de los partidos de su equipo de fútbol favorito. No podía ver por sí mismo lo que pasaba en el terreno de juego, pero sí leer las jugadas y comentarios con unos segundos de diferencia. Hace unos meses (cuando las ligas internacionales seguían su curso) aprovechaba regularmente su plan 4G para ver la transmisión televisiva de los encuentros con su smartphone y podía disfrutar mucho más los partidos, aunque en una pequeña pantalla y con algo de latencia. En un futuro cercano, no obstante, su experiencia futbolística podría dar un paso más allá hasta seguir cada jugada como su estuviera literalmente sentado en el estadio gracias a un visor de realidad virtual. Y el boleto de entrada para tal escenario tendrá nombre de red: 5G. 

Mucho se ha hablado de esta tecnología, especialmente de su velocidad, que en promedio será de 575 megabits por segundo, es decir, 13 veces más rápida que la conexión móvil promedio actual. En cuanto a su potencial, asimismo, se calcula que puede llegar hasta 20 Gigabits por segundo, multiplicando así la capacidad de tráfico y eficiencia de la red y abriendo una nueva era digital. 

Y es que se espera que 5G brinde conectividad a todo tipo de aplicaciones y usos, pasando por hogares inteligentes, dispositivos vestibles, equipos industriales, control de tráfico y el envío de medios audiovisuales de alta velocidad. En resumidas cuentas, los vaticinados internet de las cosas, ciudades inteligentes y vehículos autónomos, por nombrar algunos, serán posibles gracias a 5G.

Contar con una red con tal potencial se ha vuelto aún más esencial en el contexto actual de confinamientos y teletrabajo debido a la pandemia mundial del COVID-19, cuando abundan las conexiones hogareñas, las videoconferencias y, lamentablemente también, las inestabilidades en los servicios. 

Para Alberto Arellano,  gerente de Telecomunicaciones de IDC Latinoamérica, 5G permitiría un uso más efectivo a la hora de dedicar recursos y, ante caídas del internet de hogar en ciertas zonas, podría habilitar rápidamente el tráfico hacia backhaul (red de retorno) de 5G móvil. De esta forma no se afectaría un cambio en la experiencia desde el internet fijo al móvil, como sí sucede ahora cuando se pasa de casi 300 Mbps a 30 o 40 Mbps.

Durante 2019 el mundo ha sido testigo de los primeros despliegues comerciales 5G. Según la edición global 2020 del informe “Mobile Economy” de la organización mundial de operadores móviles, GSMA, 46 operadores en 24 mercados habían lanzado redes comerciales 5G al 30 de enero de 2020. Y aunque ya se registran algunos casos en nuestra región, estos son muy limitados.

Enrique Ramírez, director de Tecnología (CTO) de Nokia Latinoamérica, revela que hasta febrero de 2020 la empresa finlandesa contaba con 67 acuerdos comerciales y 19 redes ya lanzadas al público. Entre ellas destacan las de Corea del Sur (KT, SKT, LGU+), Estados Unidos (Verizon, T-Mobile, AT&T, Sprint), varias en Europa (Telia, O2, Vodafone, A1, Elisa), Medio Oriente y África (Zain, STC, du, Ooredo), Asia y Oceanía (Spark, Vodafone, Optus, Docomo, China Telecom, Softbank).

Considerando América Latina y El Caribe, Nokia cuenta los trabajos lanzados con Setar en Aruba y Antel en Uruguay. En esta misma línea, José Otero, vicepresidente para América Latina y El Caribe de 5G Americas, agrega otros mercados de la región donde 5G ya se hace presente: Islas Vírgenes Estadounidenses, Puerto Rico, Surinam,Trinidad & Tobago. 

De acuerdo con la GSMA, Corea del Sur, Estados Unidos y Japón serán los líderes en porcentaje de conexiones 5G para 2025. Le seguirán Europa y China. Pero, respecto a los grandes mercados de América Latina, aún nada. Y es que existen múltiples dificultades para lograr el sueño de la gran conectividad.

Alberto Arellano (IDC), Enrique Ramírez (Nokia) y José Otero (5G Americas).

ESPECTRO: MÁS PISTAS PARA LA GRAN CARRETERA

Hablar del espectro radioeléctrico es referirse a la autopista donde transitan las distintas señales. Allí residen las redes actuales y otras clásicas como las de radio o televisión. Por ende, el espectro es un insumo esencial, el componente central, en la evolución de todas las generaciones de tecnología móvil. 

En lo relativo a 5G, la gran variedad de conexiones, servicios, velocidades y tráfico que promete, exigen un espectro y uso de bandas cada vez más amplias. José Otero, explica: “5G tiene necesidades de uso de espectro que son diferentes a las que se veían en las primeras cuatro generaciones móviles, pues ahora –aparte de frecuencias en bandas bajas– también necesitamos en bandas medias y milimétricas”. Entonces agrega: “Como bien sabe, es el gobierno de un país quien decide cuándo y cómo asigna el espectro. Lo que queda claro es que sin la asignación de espectro en estas bandas el desempeño de 5G no será el que promete la tecnología”.

Según 5G Americas, las pruebas en esta red muestran la importancia de contar con “hojas de ruta” que consideren la armonización del espectro a nivel de bandas y mecanismos que permitan su ordenamiento y usos sin interferencias. Así, la organización apunta al menos a cinco administraciones nacionales que planean asignar espectro considerado como apto para 5G en los próximos meses: Brasil, Chile, Ecuador, México y Perú, a los cuales se ha sumado Costa Rica.

Ramírez, de Nokia, concuerda con la importancia de este tema, pues si no se gestiona bien se pueden presentar dificultades como la coexistencia de tecnologías que irradian señales móviles. De hecho, advierte de que en algunos países se limita el espectro radioeléctrico que se puede utilizar en 5G para dar prioridad a otros sistemas. 

Sin embargo, Alberto Arellano, gerente de Telecomunicaciones de IDC Latinoamérica, valora que ya todos los reguladores estén calendarizando algunas subastas de espectro y destaca a Chile como uno de los avanzados. “En términos de espectro, su regulador ya congeló la banda de 3.500 MHz, con la etiqueta de que sea para 5G. En ese sentido, todos están avanzando”, comenta el analista, quien también destaca los progresos de Brasil y México.

Consultado por esta materia, Fernando Saiz, director de Regulación y Asuntos Públicos de Movistar Chile, reconoce los avances realizados a nivel local y lo propuesto por la Subsecretaría de Telecomunicaciones chilena (Subtel) en relación a la mayor disponibilidad de espectro y la consulta pública para la licitación de 5G, por lo que recalca que sí se ha avanzado.

¿INVERSIONES? PRIMERO, UN MODELO DE NEGOCIO

Por más avanzada que sea la tecnología, el espectro eléctrico no va a hacer nada por sí solo. Por ende, más allá de su liberación y posterior asignación, es necesario sacarle el provecho que ofrece. “El argumento de empresas móviles siempre ha sido falta de espectro, pero con 5G se ha desnudado la falta de inversiones en infraestructura, principalmente fija, y el nuevo despliegue de red que será necesario”, dice Pedro Huichalaf, abogado en Derecho Informático y Telecomunicaciones en Chile.

Entonces, ¿existe una gran barrera o dificultad adicional para implementar esta quinta generación? Según Huichalaf, las dificultades son todas en su conjunto o por el contrario, ninguna de ellas: “El problema de fondo es que no se han establecido aún modelos de negocios sustentables ni efectos concretos y reales de nueva tecnología de 5G en sectores productivos que generen desarrollo y beneficios económicos y sociales”, dice el exsubsecretario de Telecomunicaciones de Chile.

Esta idea de un consenso general parece generar empatía en los otros actores. Fernando Saiz, de Movistar, comenta: “Para ser una realidad, 5G no solo necesita un panorama de espectro despejado en cada contexto local, sino también contar globalmente con un ecosistema de dispositivos de quinta generación que hagan palpable esta tecnología y, además, casos de negocio rentables que posibiliten las inversiones. Hasta el momento, aún resta camino por avanzar en la región en estas materias, de cara a la futura implementación de 5G”.

Para el directivo de Movistar, filial de Telefónica, es fundamental contar con casos concretos de uso para 5G que justifiquen semejante despliegue y le otorguen rentabilidad hacia el futuro. Las condiciones regulatorias e incentivos para la inversión, como en todo negocio, son la clave.

Fernando Saiz (Movistar Chile) y Pedro Huichalaf (abogado, ex Subtel).

Según los analistas, en casi todos los países los reguladores con el sector empresarial y la industria están trabajando de forma conjunta para entender cómo 5G puede mejorar en productividad, generación de valor y beneficios al sector empresarial. Y es allí donde encontramos nuevamente algo positivo para rescatar de la situación actual.  

Hasta el momento –cuenta Alberto Arellano– los operadores latinoamericanos estaban aprendiendo de sus pares en Europa y Norteamérica, viendo qué casos de uso desarrollaban para así proyectar cuáles harían sentido en América Latina. Por ende, lo que va a resultar de esto es “un 5G más inteligente en atender los casos de uso en la región”, pues se hacen patentes los casos relacionados a la seguridad pública, el retail, las finanzas, el transporte, la salud y las cadenas de suministro, especialmente entre farmacéuticas, laboratorios y hospitales. “[Estos temas] ahora son muy importantes y creo que no solo los operadores sino también los fabricantes de chips, están atentos a que estas son las problemáticas que se deben atender de inmediato”, añade.

El complejo ecosistema en que se desenvuelve esta nueva tecnología implica cambios y reformas en las estrategias comerciales de cara al usuario.

Este aspecto es fundamental, pues la quinta generación de tecnologías móviles, a diferencia de las anteriores, ya no solo se centrará en los usuarios finales de teléfonos celulares, sino que tendrá un impacto directo en clientes corporativos o industriales. Pero estas no son las únicas oportunidades que se abren para 5G derivadas de la contingencia actual. Enrique Ramírez, de Nokia, da cuenta de ello y revela que la unidad de Nokia Bell Labs ha propuesto ocho casos de uso esenciales para 5G, algunos de los cuales cobran aún mayor relevancia hoy, como los sistemas de videovigilancia y analítica, experiencias inmersivas, salud electrónica, control remoto de máquinas y automatización y robótica en la nube, entre otros.
 

MADUREZ DE MERCADO Y RENTABILIZACIÓN DE 4G

El complejo ecosistema en que se desenvuelve esta nueva tecnología implica cambios y reformas en las estrategias comerciales de cara al usuario. En esa línea, es fundamental la labor de los operadores, pues como señalan desde Nokia, las estrategias de lanzamiento de 5G dependen en gran medida de los operadores móviles y la demanda de sus clientes, así como de la existencia de un ecosistema competitivo de terminales o dispositivos capaces de recibir y transmitir 5G.

Este es otro gran reto, pues el tamaño y valor de los mercados es un factor clave. Según Enrique Ramírez, “en algunos mercados en donde se ha lanzado 5G, desafortunadamente es todavía difícil contar un surtido grande de terminales o dispositivos, por lo que la penetración de la tecnología se limita”. Y es aquí donde encontramos un gran pero respecto a los mercados de nuestra región, pues el pionero de 5G en América Latina, Uruguay, parece no ser el gran referente. 

Según José Otero, este país vive precisamente la problemática antes citada, pues allí el crecimiento se ha desacelerado por la poca disponibilidad de dispositivos. A eso se suma la opinión de Arellano, de IDC, quien sostiene que si bien el caso uruguayo fue disruptivo, por ser el primero, su lanzamiento fue muy acotado a zonas específicas y no tuvo un mayor impacto. “El caso de Uruguay era una prueba a gran escala con barrios, pero no eran ciudades enteras. Entonces  –como tal– no lo vemos como un despliegue completo”. 

Se espera que para las suscripciones totales de 5G lleguen apenas al 6%  en América Latina, mientras que a nivel global se prevé que este tipo de suscripciones capturen un 12%.

Parte fundamental de este problema –para los especialistas– tiene relación con la inversión en infraestructura, factor que, hoy por hoy, produce una marcada desaceleración, y que, de nuevo está en la cancha de las empresas de telecomunicaciones. Alberto Arellano señala: “Muchos de los operadores, sobre todo los más grandes de la región, todavía durante 2019 invirtieron en equipo 4G. Entonces es obvio que, como toda empresa que busca rentabilidad, va a querer monetizar esa inversión que hicieron el año pasado y no es la primera cosa en la lista que quieren hacer los operadores”. 

Saiz, de Movistar, concuerda con esto: “Es  importante señalar que 4G es y seguirá siendo clave durante los próximos años en materia de conectividad e internet de las cosas (IoT). A esta tecnología aún le resta mucha evolución, sobre todo en lo que a capacidad y latencia se refiere, donde aún hay un espacio de desarrollo por delante. Por ende, se debe seguir avanzando en esta evolución tecnológica”.

Y todo esto decanta en el usuario, un elemento esencial a la hora de presionar al mercado por más y mejor tecnología. “Hasta ahora nosotros no vemos señales de que los usuarios estén dispuestos a pagar más por 5G”, sostiene el analista de telecomunicaciones de IDC. Y agrega: “Es decir, en México un servicio normalmente cuesta unos US$ 20. Yo, como usuario residencial, no tengo un motivador a que me vendas un 5G más caro, lo cual obviamente retrasa los planes de inversión de los operadores”.

Por eso, la tendencia muestra un cambio paulatino entre una red y otra. Con un operador o una empresa iniciando con 4G hasta poco a poco ir actualizando diferentes elementos según los casos de uso que requieran. 

Un aspecto que puede ayudar a destrabar esta situación es la compartición de infraestructura. Desde Movistar Chile abogan por que se entreguen facilidades para que, como en otras partes del mundo, los operadores trabajen en conjunto. Saiz cita como ejemplo al mismo Grupo Telefónica, que en Reino Unido está desarrollando las redes de 4G y 5G en conjunto con Vodafone, algo que sucede también en Italia con Vodafone y TIM, quienes anunciaron la firma de un acuerdo de compartición móvil para 5G.

UNA RED: DOS VERSIONES

Las facilidades técnicas para escalar de una red a otra existen, pues 5G se está presentando en el mundo en dos formatos o versiones. Como explican desde Nokia, los estándares de 5G se han construido como una evolución de las redes existentes 4G, por lo que la infraestructura que se utiliza en ambas redes no es completamente diferente. 

De hecho, existen dos arquitecturas 5G llamadas “Non-stand alone” y “Stand alone”.

La primera se refiere a un sistema 5G en el cual la infraestructura de transporte y del core sigue siendo 4G (con algunas pequeñas modificaciones), pero las radiobases y antenas son 5G. Es una arquitectura pensada en reutilizar lo más posible las redes 4G existentes y minimizar el costo de despliegue, pero ofreciendo servicios 5G propiamente. Todas las redes lanzadas comercialmente durante el 2019 utilizaron esta arquitectura.

Respecto a 5G “Stand Alone”, los productos recién están empezando a salir al mercado, pues se requieren más cambios para lograr una arquitectura 5G óptima. Además del cambio en radiobases y antenas, precisa de nubes o centros de datos locales para tener aplicaciones de baja latencia. Se requiere también de un transporte de alta calidad con retrasos mínimos y redundancia. El core se debe actualizar a uno 5G, y los sistemas de gestión y orquestación deben asegurar el manejo de la red de extremo a extremo como una sola unidad. Por último, pero quizás lo más importante, es la seguridad de la red en cuanto a protección de datos, de ataques, denegación de servicio o cualquier filtración de entidades ajenas al operador de red o a los usuarios.

SEÑALES POSITIVAS: CUÁNDO Y CÓMO LLEGARÁ 5G A LATINOAMÉRICA

Iniciando 2020, las proyecciones concretas de lanzamientos en América Latina apuntaban a fines de este mismo año e inicios de 2021 para la primera red 5G a escala masiva en una ciudad.

Desde Nokia visualizan a México, Colombia, Brasil y Ecuador como los países con más potencial. IDC apuesta por plazos más concretos y, según revela Alberto Arellano, 5G estará llegando en el tercer trimestre de este año a Brasil. A fines de 2020 podrían verse despliegues también en Chile, mientras que para 2021 asoman México, entre el tercer y cuarto trimestre, y Colombia. 

Según cree el analista de la firma de inteligencia de mercado, las cosas se van a acelerar una vez que Brasil ponga en marcha 5G y empiece a llegar el dinero por esta red. De igual forma, que muchos de los grandes operadores tengan presencia en varios países a la vez, también ayudará a agilizar este desarrollo. Pese a esto, esperan que para 2023 las suscripciones totales de 5G lleguen apenas al 6% en América Latina, mientras que a nivel global prevén que este tipo de suscripciones capturen un 12%. 

Para Alberto Arellano, este rezago es natural, considerando que 5G empezó en 2019 y en la región se expandirá entre 2020 y 2021, pero no tiene por qué ser una gran desventaja. La experiencia 5G en América Latina llegará unos semestres más tarde, pero de manera completa”, dice. 

Así, poco a poco las perspectivas comienzan a tornarse más favorables. Por ejemplo, respecto a la problemática de los equipos compatibles con 5G, David Moheno, director de Relaciones Públicas de Huawei para Latinoamérica, cuenta que la compañía vendió más de 6,9 millones de terminales o smartphones 5G en el mundo el año pasado y que se espera en los próximos meses la llegada a nuestra región del Mate Xs, el modelo de gama premium 5G.

Moheno destaca que ya de entrada ofrecen, y aún sin redes oficiales presentes en la región, dispositivos future proof. Esto quiere decir que van a estar listos para el momento en que lleguen las redes 5G a nuestros países. “Son dispositivos premium que, al ser multimodo, no solo pueden conectarse a redes de cualquier parte del mundo, sino que van a tener al usuario preparado para el momento cuando la red 5G llegue localmente”, comenta.

Con cifras similares en ventas de teléfonos con 5G a nivel mundial, Samsung también destaca entre los fabricantes que liderarán la entrada de equipos compatibles con esta tecnología a nuestra región. Su primer móvil fue el Galaxy S10 5G y ya lo renovaron con el recién presentado S20 5G. Marcelo Fuster, gerente de Productos Móviles de Samsung Electronics Chile, menciona: “Claramente, el desarrollo de 5G en cualquier región depende de múltiples actores público-privados, de decisiones país y del trabajo de todos los operadores; pero, creemos que poner los form factor en el mercado es un paso importante para ese camino”.

David Moheno (Huawei Latinoamérica) y Marcelo Fuster (Samsung Chile).

Sin embargo, el factor COVID-19 encendió las alarmas. ¿Qué tan catastrófico puede ser en este ámbito?

Para Arellano un factor fundamental tiene que ver con los ingresos de los operadores durante este tiempo. Según la consultora, no ven afectaciones importantes en los despliegues 5G, más allá de que se pueda mover un trimestre, pues los ingresos en materia de telecomunicaciones, a diferencia de otras áreas tecnológicas, no se han contraído. “Estamos viendo que en los diferentes países el revenue de los operadores no se va a ver afectado. Esto hace que los planes de implementación de 5G de los operadores no se detenga, porque van a haber recursos”, señala.

Enrique Ramírez, de Nokia, concuerda con este tono positivo. Para el ejecutivo, aunque el cambio de patrones en tráfico haya podido significar adecuaciones para expandir las redes actuales, las inversiones en infraestructura 5G continúan. 

Esto puede sustentarse en que una gran parte de las redes de telecomunicaciones actuales ya están preparadas para poder ofrecer servicios 5G con una inversión modesta. Además, el directivo de la finlandesa agrega que “existen modelos económicos optimistas que prevén una recuperación económica muy acelerada con incrementos en el PIB mayores al promedio después de la pandemia”.

 “El impacto inmediato [de la pandemia] será forzar a todos los operadores que han contemplado el lanzamiento de 5G a revisar su estrategia de negocio para ver si es viable mantener el calendario original. Se han creado oportunidades que favorecen que se adelante el lanzamiento de 5G o simplemente es más conveniente posponer hasta una nueva fecha. Cada operador, dependiendo de su modelo de negocios, tendrá que ubicarse en una de esas tres posiciones”, dice por su parte José Otero, de 5G Americas.

EL DESAFÍO ESTÁ PLANTEADO

Las exigencias de 5G son realmente altas, no es una evolución cualquiera. Fernando Saiz, el representante de Asuntos Públicos de Movistar, apunta a la ecuación del 10x10x10: se requerirá 10 veces más espectro, eficiencia operacional y antenas.

Además, el exsubsecretario de Telecomunicaciones de Chile, Pedro Huichalaf, advierte que las tasas de adopción de las tecnologías actuales son cada vez más rápidas y utilizadas en forma más demandante: “Esto genera un desafío al despliegue y penetración, sobre todo ahora que esta quinta generación hará marcar más la diferencia entre actores conectados con ella y los que continúan con tecnologías más antiguas”.

La carrera del despliegue de 5G se ha iniciado y aunque aún no podemos disputarla a la par con otras regiones, los avances dan cierta esperanza. Como señala Arellano, los cuatro elementos esenciales para 5G: disponibilidad de dispositivos, asignación de espectro, instalación de infraestructura y un mercado de usuarios demandantes, van marchando. Aunque avanza mucho más lento el despliegue de infraestructura, por un tema de calendarización de inversiones de los operadores debido a que aún se debe capitalizar 4G, los otros tres caminan bien. 

Según el informe antes citado de GSMA, las tecnologías y servicios móviles generaron el 4,7% del PIB a nivel mundial el año pasado, una contribución de US$ 4,1 billones de valor económico agregado. Esta cifra crecerá a US$ 4,9 billones (4,9% del PIB) para 2024, mientras se prevé que 5G contribuya con US$ 2,2 billones a la economía global para 2034. La producción, servicios públicos y servicios profesionales y financieros entre otros sectores, serán los más beneficiados por la nueva tecnología. El partido ya inició, se juega el primer tiempo y más vale llegar durante esta etapa. Al descanso de los 45 minutos, puede ser demasiado tarde.

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