El despegue de la industria latinoamericana de videojuegos

América Latina es la segunda región de mayor crecimiento en la industria mundial de videojuegos. En el extremo sur latinoamericano, Brasil y Argentina destacan por su producción de alta calidad y también por el creciente número de gamers, aunque el acceso a financiamiento y el contacto con distribuidores pueden poner trabas en esta ascendente aventura.

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Con millones de preguntas clasificadas en seis categorías y coloridos personajes que representan a cada una de ellas, Preguntados se ha convertido en uno de los juegos de trivia para móviles más populares del mundo, logrando –en algunas ocasiones– ser la aplicación más descargada en Android y iOS. Un verdadero big hit en la industria de los videojuegos global. Preguntados nació en 2013 y a la fecha ya ha superado las 700 millones de descargas y se ha traducido a más de 34 idiomas. Trivia Crack, su nombre en inglés, fue desarrollado por Etermax, compañía de tecnología de origen argentino especializada en el desarrollo de juegos móviles y la de mayor crecimiento en América Latina, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). 

Tal ha sido el éxito de Preguntados, que este estudio de videojuegos creó una franquicia de entretenimiento multiplataforma que ya cuenta con más de 150 millones de jugadores activos anuales, cinco juegos activos (Preguntados, Preguntados 2 y Preguntados Aventura, Preguntados Cars y Triviatopia Run), disponibles en Android, iOS, Facebook, Instagram y pioneros en dispositivos de voz como Google Assistant, Amazon Alexa y en Apple Watch. Eso no es todo. El universo Preguntados incluye también productos de consumo masivo y su propia serie animada basada en sus personajes: Triviatopia. 

“A diferencia de otras industrias, el gaming –especialmente mobile– no tiene barreras territoriales. El tamaño del mercado es el tamaño del mundo: con un clic la competencia está en Argentina y nosotros con un clic estamos jugando con ellos en su propio país. Competir al nivel más alto es la única garantía del éxito”, dice Mariano Fragulia, chief product officer de Etermax. “Ya no se trata de preferir un país o un mercado sobre otro, sino de elegir la propuesta de valor de la compañía en la que uno decide trabajar”.

El logro de Etermax no es un hecho aislado en la industria de videojuegos argentina. Según Mauricio Navajas, secretario de la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos Argentinos (ADVA), en los 90 los primeros desarrolladores desplegaron un hecho primordial para darles visibilidad: la asociatividad, que logró conectar a programadores, artistas y gamers y demostrar que pueden desarrollar su propio juego y vivir de ello. Esta forma de trabajo también los acercó al sector público y a la academia, lo cual les ha permitido escalar como industria y lograr una buena articulación público-privada.

“Es una industria que no ha parado de crecer en Argentina, más allá de los vaivenes económicos de nuestro país, que son muy bien conocidos. Es una parte importante de la economía del conocimiento. Como Argentina no consume mucho la producción local, se tuvo que ver al mundo como el gran mercado. Apuntar a eso ha sido exitoso, porque ahí están los mercados objetivos y tenemos afinidad cultural con Estados Unidos, Canadá y Europa, las principales potencias de consumo de videojuegos”, dice Navajas. “Exportamos aproximadamente un 80% de la producción local y somos generadores de divisas y de empleo en el país. En ADVA, pasamos de ser 40 asociados en 2014 a 120 en 2020 que representan el 90% de la industria argentina”.

De acuerdo con el Observatorio Industria Argentina de Videojuego, elaborado por ADVA y la Universidad Nacional de Rafaela, el tamaño de la industria en este país es de US$ 72,1 millones (cálculo basado en el número de empleados que se contratan y en el costo promedio por hora por profesional). El reporte destaca que se trata de una industria joven, tomando en cuenta que el 60% de las empresas del rubro se formó entre 2015 y 2020.

Asimismo, con más de 20 años de desarrollo, la industria argentina de videojuegos ya se posiciona como el tercer mercado de América Latina, detrás de México y Brasil. Según datos de Newzoo, consultora especializada en la industria del gaming, en 2019 las empresas argentinas vinculadas al sector reportaron una ganancia de US$ 495 millones y el país contaba con 19 millones asiduos usuarios de juegos electrónicos.

Y si bien la industria argentina viene ganando relevancia en el mercado global de videojuegos, la brasileña se ha convertido en un gigante del gaming. Según Newzoo, en 2019 la industria de videojuegos de este país generó US$ 1.600 millones en ingresos. Otro factor que distingue a Brasil es que es el mercado de América Latina con el mayor número de gamers: 81,2 millones.

Kim Kaznowski, director ejecutivo y productor de Double Dash Studios, afirma que el boom que vive esta industria en Brasil se debe a dos factores: los millones de gamers que usan dispositivos móviles y los fondos otorgados por el Estado. “El último año, obtuvimos algunas subvenciones del gobierno, a través de Ancine, (la Agencia Nacional de Cine de ese país). Eso ayudó mucho. La fusión de las dos cosas, mucha gente jugando y las políticas públicas, hacen que la industria capte el interés e inversión de empresas privadas”, dice.

Por su lado, para Jandê Saavedra, director de arte de Double Dash Studios, el acceso a la tecnología también ha sido clave para esta emergente nación gamer, pero también para los mismos desarrolladores de juegos.

“Durante los últimos 20 años, mucha gente en Brasil tuvo acceso a computadoras e internet y eso también ayudó a que muchas personas interesadas en crear juegos puedieran hacerlo, ahora es mucho más fácil. Cuando era niño, nunca soñé con trabajar con videojuegos porque era algo muy nuevo para mí. Tenías que ser ingeniero informático o técnico en Japón, no en América Latina”, dice Saavedra. “Ahora ves muchos estudios con sus propios IP (propiedad intelectual de una saga de videojuegos) y nuestros propios juegos que están teniendo mucho éxito en todo el mundo”.

Es el caso Double Dash Studios, desarrollador de juegos independiente con sede en Río de Janeiro, que tiene como obra más emblemática a Sky Racket, un juego que mezcla el tenis y los rompe ladrillos con el género shoot ‘em up (de disparos). Lanzado en 2019 para PC a través de la plataforma de juegos online Steam, en 2020 llegó a Nintendo Switch y actualmente se ubica en el top 5 de los juegos más vendidos en Nintendo eShop Brasil, junto a los grandes players de los videojuegos como Ubisoft, Supergiant Games y Nintendo.

Juegos multimillonarios

Desde hace varios años, los videojuegos han dejado de ser un juego de niños, sobre todo en 2020, un año marcado por el COVID-19 que confinó a millones de personas a sus casas dispuestas a pasar más tiempo e invertir más dinero en entretenimiento.

Para Mariano Fragulia, de Etermax, la pandemia no marcó un inicio de tendencia, sino que significó una aceleración en cuanto a hábitos y preferencias de usuarios que ya venían dándose en los últimos años y que se vieron acrecentados por la necesidad de conexión con los otros. 

“En los productos de Etermax vimos del valle al pico de la pandemia un crecimiento del 120% en los usuarios activos diarios y estimamos terminar 2020 aproximadamente en un 25% por encima respecto al forecast original”, dice. “Hay una barrera psicológica que se está rompiendo en el marco de la pandemia. Morgan Stanley sugiere que los dólares que los hogares invierten en entretenimiento están migrando de experiencias externas (viajar, bares, deportes) a entretenimiento hogareño como gaming y e-commerce. Una encuesta de Simon-Kucher & Partners reveló que el COVID-19 implicó un aumento del 39% en la inversión mensual de las personas en videojuegos”.

Sea como fuere, lo cierto es que este crecimiento es real y millonario. Según datos de IDC, los ingresos globales de los videojuegos aumentaron 20% en 2020, generando US$ 179.700 millones, a diferencia de los US$ 100.000 de ingresos de la industria cinematográfica mundial y los US$ 70.000 millones de los deportes en Estados Unidos. 

En el plano latinoamericano, son varios los países que suman millones de jugadores a esta industria. De acuerdo con el informe “Los videojuegos no son un juego: Los desconocidos éxitos de los estudios de América Latina y el Caribe”, realizado por el BID, en América Latina y el Caribe, existen 397 millones de jugadores y el 80% de ellos se concentra en México, Brasil, Argentina, Colombia y Venezuela. “Nuestra región se ha convertido en la segunda con mayor incremento en la industria, con un índice de crecimiento anual del 13,5%, comparable con el aumento de los servicios de procesamiento de datos en Estados Unidos”, refiere el documento.

Alejandra Luzardo, una de las autoras del informe y especialista líder en Innovación y Creatividad del BID, afirma que la industria de videojuegos, plagada por muchos años de mitos y estereotipos, se encamina a convertirse en una de las más importantes en el rubro del entretenimiento.

“Hasta hace unos años era una industria silenciosa. Todo el mundo jugaba, pero nadie hablaba de ella. Esto ha ido cambiando, sobre todo con los esports, que han crecido 33% en el último año. Hay mucha audiencia involucrada, incluso más que en la NFL, NHL, MLB y NBA (ligas deportivas estadounidenses). Los consumidores de esta industria ya superaron a todas estas ligas y estoy segura que va a suceder lo mismo con el fútbol, aunque eso es una proyección mía”, dice.

La popularidad de la competencia de videojuegos también se vive en este lado del mundo, donde hay canales especializados en esports. “Esto ha hecho que mucha gente se sienta atraída por esto y entienda mejor de qué se trata. En Brasil, por ejemplo, hay muchos establecimientos en los centros comerciales donde puedes jugar y hacer streaming. Hay muchos jóvenes que juegan videojuego con la misma intensidad con la que juegan fútbol”, dice Rafael Ferrari, CEO de Skullfish Studios, desarrollador brasileño de juegos de realidad virtual (RV) y realidad aumentada (RA).

Así, según información de Newzoo, en 2019 los esports tenían una audiencia de 453 millones de espectadores con un crecimiento del 15%, mientras que la final del Super Bowl LIII tuvo un alcance de 100,7 millones de personas en todas las plataformas.

Es por ello que la oportunidad para los estudios de videojuegos latinoamericanos es enorme. “Es uno de los sectores tecnológicos que crece con mayor velocidad y nos permite innovar, porque esta industria no se entiende como el videojuego en sí, sino que tiene una capacidad increíble de atraer otros sectores muy importantes como la música, la animación, la gente que escribe las historias, los abogados que tienen que ver con los derechos de autor, es decir, todo lo que está detrás de un videojuego. Es una gran oportunidad para los servicios creativos en América Latina”, dice Alejandra Luzardo, del BID.

De arriba abajo y de izquierda a derecha: Mariano Fragulia (Etermax),  Jandê Saavedra y Kim Kaznowski (Double Dash Studios), Mauricio Navajas (ADVA), Alejandra Luzardo (BID) y Rafael Ferrari (Skullfish Studios).

¿Vivir del juego?

Tras éxitos gamers como Tennis Clash, Zooba y Castle Crush, a fines de 2019 la brasileña tecnológica de juegos móviles Wildlife Studios levantó US$ 60 millones en una ronda de financiamiento serie A, que le permitió alcanzar una valuación de US$ 1.300 millones y convertirse en el primer unicornio de videojuegos de Brasil.

Son muchos los que apuestan que Etermax repetirá la historia en Argentina, pero según los ejecutivos de la startup porteña, que cuenta con oficinas en Uruguay y Alemania (Berlín) y representaciones comerciales en Brasil y México, esta posibilidad no les quita el sueño. “Somos una compañía sólida, con más de 10 años de rentabilidad sostenida, sin inversiones externas. Tenemos los recursos para seguir creciendo, abriendo nuevas oficinas, potenciando talentos y nuevas tecnologías”, dice Mariano Fragulia.

A pesar de la expansión de la industria en la región, los casos de Wildlife Studios y Etermax son contados. Gran parte de los estudios son pequeños y bastante jóvenes, lo cual hace que su travesía para obtener financiamiento sea más difícil. La mayoría de ellos se autofinancian para publicar sus juegos o reciben ayuda estatal, pero falta el gran impulso del sector privado y conquistar a inversores locales e internacionales.

Los estudios latinoamericanos de videojuegos se enfrentar a grandes retos como el acceso a financiamiento y el contacto con publishers.

“Si un estudio hoy va a un banco y pide un préstamo, probablemente no califique porque es muy chico, toda su producción está en la nube o trabaja desde casa. Hay una serie de particularidades que les impide acceder al capital en un banco. Sin embargo, tampoco hay fondos de inversión que entiendan la industria y es un gran desafío. Hay muy pocos inversionistas que entienden la gran oportunidad de la industria de los videojuegos”, dice Alejandra Luzardo, del BID.

Rafael Ferrari, de Skullfish Studios –empresa que también ha recibido una subvención estatal– coincide con la ejecutiva del BID. “El principal problema es conseguir más inversiones del exterior. Es difícil hacerlo cuando eres una empresa pequeña. Debes tener la suerte de lanzar un par de juegos y tener un historial. En Sudamérica somos mucho más baratos que en otros lugares porque con US$ 100.000 no vas a hacer un gran juego en Estados Unidos, pero en Brasil podrías hacer muchos. Tenemos buena gente aquí, pero necesita organizarse y pulirse un poco para recibir inversiones y mentoría, este tipo de cosas para crecer”, dice. 

En tanto, según Kim Kaznowski, de Double Dash Studios, si bien ha crecido el interés por los videojuegos hechos en América Latina, esto no se traduce en mayores ventas. “Mucha gente habla más sobre juegos, gente que nunca pensamos que hablaría de eso. Estamos recibiendo mucha más atención de medios y recibimos correos electrónicos de instituciones financieras que quieren saber más sobre los juegos, porque probablemente en el futuro ellos también quieran invertir. Nuestras cifras de ventas mejoran, pero no somos ricos aún”, dice.

Mauricio Navajas, de ADVA, agrega: “Tenemos que traer publishers (distribuidores y promotoras de videojuegos que invierten en ellos a cambio de un porcentaje de las ganancias) a la medida de los desarrolladores que tenemos aquí. Con ello, los estudios disminuyen su riesgo de búsqueda financiera y aumentan la efectividad de éxito porque el publisher tiene el mismo público objetivo al que va destinado su producto. Estamos trabajando en cómo lograr que los estudios lleguen más robustos y hagan un buen pitch a los publishers”, dice.

Por lo pronto, Brasil y Argentina se mantienen en el top 2 y 3 de la industria latinoamericana de videojuegos, pero otros países como Colombia y Chile vienen tomando viada en el mercado de las consolas. La experiencia brasileña y argentina demuestra que no basta una buena idea para ser atractivos frente a los inversionistas, sino que hay trabajar y fortalecer los videojuegos, como cualquier otro emprendimiento, y lograr así productos más globales que garanticen su éxito y los aleje del temido game over de esta industria.

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