Un grupo de científicos de la Universidad de Harvard ha planteado la pregunta sobre si podría tratarse de una sonda enviada intencionalmente a la Tierra por una civilización alienígena.
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Fue el 19 de octubre de 2017 cuando los astrónomos detectaron, con la ayuda del telescopio Pan-STARRS1, un cuerpo rocoso con forma de cigarro.
Aunque originalmente fue clasificado como cometa, observaciones de ESO y de otras instalaciones no revelaron signos de actividad cometaria tras su paso más cercano al Sol, por lo que fue reclasificado como un asteroide interestelar y nombrado 1I/2017 U1 (Oumuamua).
No obstante, su extraña trayectoria mantenía sumamente confundidos a los expertos, debido a que en vez de disminuir su velocidad, como era lo esperable, la aumentaba.
Es por eso que en esta ocasión, un grupo de científicos de la Universidad de Harvard ha planteado la pregunta sobre si podría tratarse de una sonda enviada intencionalmente a la Tierra por una civilización alienígena.
Tal como recoge el periódico español ABC, el millonario ruso Yuri Milner, un convencido de que el cuerpo es de origen extraterrestre, ofreció su telescopio Green Bank para detectar si Oumuamua enviaba señales de radio.
De hecho, Milner incluso se reunió con Abraham Loeb, director del Departamento de Astronomía de Harvard, para hablar acerca del enigmático cuerpo.
“Cuanto más estudio este objeto, más extraño me parece, y me pregunto si podría tratarse de una sonda artificial enviada por una civilización alienígena”, señaló Loeb en un correo electrónico que envió al magnate ruso.
En la investigación que dirigió junto al investigador postdoctoral en el Instituto de Teoría y Computación de la misma institución, Shmuel Bialy, Loeb explica: “Considerando un origen artificial, una posibilidad es que Oumuamua sea una vela solar, flotando en el espacio interestelar como escombro, proveniente de un equipamiento tecnológico avanzado”.
Una vela solar es un método de propulsión para sondas y naves espaciales alternativo o complementario al uso de motores, sobre la cual se ha mencionado que es “la única tecnología conocida que algún día podría llevarnos a las estrellas”.
En ese sentido, Loeb agrega que otras velas solares “con dimensiones similares han sido diseñadas y construidas por nuestra propia civilización, incluyendo el Proyecto Ikaros”.
“Explicamos el exceso de aceleración de Oumuamua lejos del Sol como resultado de la fuerza que la Luz del Sol ejerce sobre su superficie. Para que esta fuerza explique el exceso de aceleración medida, el objeto debe ser extremadamente pequeño, del orden de una fracción de milímetro de espesor pero de decenas de metros de tamaño”, sostiene Loeb.
Según mencionan los especialistas, lo anterior hace que el objeto sea liviano para su área de superficie y le permite actuar como una vela ligera.
“Su origen podría ser natural (en el medio interestelar o discos protoplanetarios) o artificial (como una sonda enviada para una misión de reconocimiento en la región interior del Sistema Solar)”, complementaron.
Imagen: M. Kornmesser | Esa | Hubble | Agence France-Presse
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