¿Por qué el iPod definió para mal la forma de escuchar música portable?

Por en Dispositivos

Priorizar el estilo y el diseño por sobre la calidad de audio fue uno de los enfoques que desarrolló Apple a través del iPod. Esta lógica continuó incluso hasta hoy, con los smartphones.

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Los rangos de frecuencias de antaño quedaron para el museo de la memoria. Puedes tener música en archivos de gran calidad, como los archivos .flac, pero se escucharán igual que cualquier .mp3 y en este caso la codificación no es el problema sino cómo se procesa el sonido.

Es en esta parte donde entra en juego el papel de villano del iPod.

El cambio de reproductores de CD a reproductores de mp3 fue un fracaso, al menos al principio. Como toda nueva tecnología, los mp3 players tenían fallas que solo se solucionarían con el el tiempo y con la llegada de versiones posteriores.

Esta nueva tecnología comenzó a destacar cuando a los reproductores de mp3 les instalaron su propio disco duro. El primero en tener esta tecnología fue el Creative Nomad Jukebox, el que se podría considerar como el primer reproductor realmente de calidad, pues tenía una tarjeta de sonido especial para este dispositivo.

Aquí fue donde entró Apple a escena. La empresa de Steve Jobs se inspiró en el Creative Nomad para crear su propio reproductor, pero a su estilo. Así que Apple hizo lo que mejor sabía hacer: hacerlo más pequeño, ligero, con mejor batería y un diseño mucho más atractivo. En pocas palabras, algo que a la gente le gustara y le fuera útil.

Desde el nacimiento del iPod, a pesar de ser un producto para audio, no daba prioridad al buen sonido y calidad, sino el diseño y la practicidad.

¿Y qué pasa en la actualidad?

La lógica que inventó Apple con el primer iPod definió cómo serían los siguientes dispositivos, incluso los smartphones que ahora todos tenemos. Estos equipos priorizan la practicidad y las ventas. Prueba de ello es que cuando buscas un smartphone nuevo se centran en venderte la calidad de la cámara, la pantalla, la tarjeta gráfica, pero nunca el procesador de sonido.

Al final, se convirtió en algo a lo que nos hemos acostumbrado: sacrificar la calidad por un mejor diseño.

Así que la próxima vez piensa que ni tu archivo de alta definición, ni tus audífonos podrán compensar lo que no puede hacer un buen procesador de sonido.

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