La fellow del Center for Technology Innovation Brookings Institution llama a un trabajo ético de la IA en su presentación en la Conferencia de América Economía.
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Entrar en el mundo de la Inteligencia Artificial es algo que muchos ansían y aunque parece un mundo lejano, no lo es. Nicol Turner Lee del Center for Technology Innovation Brookings Institution de Estados Unidos, explicó los pasos que se deben seguir para una utilización ética de esta nueva tecnología en su presentación en la 3era Conferencia En la Era de la Inteligencia Artificial de América Economía que se desarrolla hoy en Santiago de Chile.
Para Turner Lee es importante entender que tenemos un contacto diario con la IA, en momentos que pueden parecer muy sencillos, como cuando se nos recomienda una compra o una película en internet por un sistema como el de Netflix o eBay.
Pero aunque esto puede parecer banal, puede escalar rápidamente a temas más importantes, que afectan otros factores de nuestras vidas. El problema con esto, es que la IA no es imparcial y objetiva: “En la inteligencia artificial, la parcialidad es importante y puede introducirse en cualquier punto del proceso”.
El paso que destaca Turner Lee es el de la recolección de datos con los que se alimenta a los sistemas de IA.
Como ejemplo, Turner Lee cita el caso de las mujeres en salud: “Las mujeres que tienden a estar sub-representada en la data de salud, lo que significa que todas las recetas y tratamientos serán testeados en hombres y eso significa que puede o no funcionar en mujeres. Así de importante es la parcialidad”.
Asegura que es importante incluir a los grupos que necesitan los beneficios de la nueva tecnología: “Si la data es sobre-representativa, actúa en favor de esa gente representada, si la gente en localidades pobres y aisladas no están representadas, no podrán servirse de esta tecnología. Porque el sistema ayuda a trabajar en las informaciones que ya tenemos”.
El llamado de Turner Lee es a pensar en los usuarios de los sistemas que se van a desarrollar: “Cuando desarrollamos un producto, puedes creer quién es tu cliente, pero es tu trabajo darle a la inteligencia artificial más información para incluir grupos más amplios y no replicar estos problemas”.
El desafío, explica, es encontrar lo que es justo: “como humanos aún tenemos el control de esta revolución tecnológica, aún no estamos siendo reemplazados frente a los computadores. Es nuestra decisión qué entra en el sistema y qué sale de él”.
“Seguimos, como humanos, siendo parte del debate. Somos vitales para el desarrollo de esta nueva tecnología de maneras irreemplazables. Cuando pienso en las posibilidades de la tecnología, pienso en nosotros, todos contribuimos al debate y la forma en que estos sistemas crean equidad”, asegura sobre el rol de las personas en un contexto donde la IA es cada vez más importante.
“Muchos creen que la matemática es la ciencia más objetiva, pero omite las complejidades de nuestra sociedad. Se necesita ética para trabajar estos sistemas, porque pueden fácilmente ser convertidos en armas por competencia o enemigos políticos en casos gubernamentales”, explica.
Turner Lee asegura que un paso clave es determinar quienes son los actores que se sientan a discutir sobre estos sistemas: “Necesitamos cooperación en formas que no hemos visto antes para esta nueva tecnología. Y cuando se desarrolla, se necesita un framework, hay que determinar a quién estás intentando llegar, si estás pensando en una audiencia, es importante dejarlo claro por las expectativas”.
Agrega que es importante para quienes trabajan en IA ser proactivos en esta materia y en la relación con los gobiernos para la creación de medidas que permitan asegurar que la investigación y desarrollo de estos casos sea ético.
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