Esta denominación es utilizada para los niños que crecieron a la par de la tecnología. Sin embargo, los expertos prefieren llamarlos por otro nombre, uno que increpa directamente a los padres.
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Cromo - El Observador. Un niño de 3 años toma el celular de su padre, lo desbloquea y accede a los videos infantiles que tiene guardados en galería. Mientras tanto, sus padres festejan y quedan asombrados con la capacidad del pequeño para manejar la tecnología.
Todos los padres suelen atribuir capacidades fantásticas a sus hijos; sin embargo, muchas veces se les da más importancia a estos detalles que al educar en valores a los niños. Esto es lo que, según expertos, los transforma en náufragos digitales.
Primero los niños y adolescentes fueron denominados nativos digitales. Es decir, son aquellos que nacen sabiendo manejar un mouse o una tableta antes de aprender a hablar; son aquellos que pueden estudiar, escuchar música y chatear al mismo tiempo. Estos chicos suelen construir una vida social a través de las redes. Posteriormente, los nativos se volvieron náufragos por no tener la guía de sus padres.
"Menos del 50% de los padres conoce lo que hacen sus hijos en internet", dijo a Cromo el psicólogo y experto en nuevas tecnologías Roberto Balaguer.
Los niños cada vez acceden de manera más temprana a los dispositivos; por ello, "los padres deben generar diálogo con sus hijos sobre las cosas que suceden en internet de forma de conversar sobre eso y poder guiarlos", sostuvo.
"Hoy, ni docentes, ni adultos, ni nadie les dan las herramientas y ellos han ido armando ese mundo como han podido. Con aciertos y errores y tomando las decisiones que han podido", indicó en la conferencia Claves para vincular a tus hijos en el mundo digital organizada por la Fundación Telefónica, llevada a cabo a fines de julio.
Más allá de las buenas intenciones de los padres para educar a sus hijos, puede existir un grave error a la hora de acercarse a las redes sociales. Los padres deben estar más interiorizados. "No hay que conocer todo, porque es imposible, pero cada vez hay que saber más", apuntó.
Últimamente, los adolescentes han migrado a otras plataformas. Por ejemplo, se fueron de Facebook porque están los adultos y ellos buscan tener su propio lugar. La diferencia es que, en el pasado, los adolescentes se juntaban en el murito de la esquina del barrio. Si bien no estaban los padres, Balaguer recordó que había una presencia óptica, por la que un vecino o la tía controlaban la situación por la ventana. "Tenías una comunidad que te daba cierto soporte, por eso no eran náufragos", indicó el experto.
Hoy son "huérfanos" de ese mundo y toman decisiones sin el consentimiento de los padres, afirmó el psicólogo. E incluso, si cometen un error, solo entre el 30% y 40% le cuenta a un adulto lo que le sucedió. Lo tratan de resolver ellos mismos. Una de las formas de encontrar una solución es a través de Google o YouTube. "Cualquier pibe va a decir 'no te preocupes, le preguntamos Google. No necesito un humano, con YouTube o Google es suficiente'", añadió.
¿Dónde están los padres?
Balaguer apuntó a la disponibilidad emocional. Es decir, hoy muchos padres están presentes, pero emocionalmente están ausentes. Las preocupaciones y ocupaciones de adultos conllevan a que estén cansados y no estén disponibles adecuadamente para sus niños. Incluso, muchas veces cuando el pequeño se acerca a uno de sus padres, este está concentrado mirando su propia pantalla. "Cada vez recibimos más quejas de chicos que dicen 'le iba a mostrar un dibujito que había hecho a papá y me dijo sí, sí, mientras miraba WhatsApp'".
Hace alrededor de cuatro años, muchos se quejaban de que sus hijos pasaban todo el día con el celular, pero, ahora, hay muchos reclamos a la inversa. Incluso, existen los famosos grupos de WhatsApp de madres y padres de instituciones educativas. A juicio de Balaguer, esta red social hizo que "se derribaran las instituciones y que sea todo visible", lo que puede ser bueno y malo a la vez.
Muchas veces cuando el pequeño se acerca a uno de sus padres, este está concentrado mirando su propia pantalla.
Las personas hoy tienen una especie de miedo a perderse lo que está sucediendo en el mundo. Sin embargo, según Balaguer, debería dejarse esto un poco de lado y preocuparse más por lo que están haciendo los más chicos.
El experto explicó que, si una persona sigue a 1.000 individuos en Twitter, debido a que el cerebro es limitado, solo va a tener presente a alrededor de 150 seguidos. El resto son solo caras o rostros. La realidad es que las personas que importan no son las que están en la red social, sino las que están todos los días. "Si no nos empezamos a replantear quiénes son los importantes y cuál es la información relevante, vamos a seguir consumiendo 75 GB de información diaria de basura. Y no dedicando media hora a hablar de esas conversaciones", sostuvo.
La pérdida del lenguaje
El psicólogo clínico Alejandro de Barbieri también participó de la charla Claves para vincular a tus hijos en el mundo digital de la Fundación Telefónica e hizo hincapié en que la falta de educación relacionada con redes sociales por parte de los padres deriva en deficiencias del lenguaje en los menores.
Según el experto, un ejemplo de ello es que en Uruguay se venden más entradas de películas dobladas que subtituladas. Por ello, "para que los niños crezcan en lenguaje, no deben perder de vista la presencia de un lenguaje afectivo".
Que el padre esté cansado de su rutina, no debe repercutir en la educación de los hijos. Es importante marcar límites: que si tiene que dejar de usar el celular, lo haga.
La falta de educación relacionada con redes sociales por parte de los padres deriva en deficiencias del lenguaje en los menores
De Barbieri planteó tener en cuenta dos frases. Por un lado, "sobreproteger es desproteger". A su juicio, hay que educar a los nativos digitales para que generen habilidades emocionales con el fin de que controlen sus emociones en la vida digital y en la vida real. "Proteger es fantástico, pero con la sobreprotección anulo la confianza, anulo la independencia, anulo la seguridad", dijo.
Por otro lado, "estar conectado no es estar comunicado". Es decir, ser parte de WhatsApp, Twitter, Facebook, no es comunicación. "Que no quede en un emoticón; pongan palabras a lo que les pasa", concluyó.
*Crédito imagen: Brad Flickinger / Flickr
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