La categoría en la que participará 'Justina' se llama @home, donde los humanoides deben realizar una serie de tareas complicadas.
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Las instrucciones más sencillas de comprender y seguir para un ser humano pueden representar un verdadero reto tecnológico de mecánica e inteligencia artificial para una máquina.
Investigadores y estudiantes del Laboratorio de Biorobótica del Posgrado de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónomoa de México (UNAM), desarrollaron un robot humanoide asistencial llamado Justina, con el cual competirán este 2013 en la RoboCup que se llevará a cabo del 26 al 30 de junio en Holanda.
La RoboCup es una competencia de inteligencia artificial y robótica surgida en Japón, la cual tiene como objetivo desarrollar un grupo de robots humanoides, que en el año 2050, pueda vencer al equipo campeón mundial de futbol. Aunque es un reto muy ambicioso, los especialistas creen que es posible.
La categoría en la que participará Justina se llama @home. Jesús Savage Carmona, titular del Laboratorio de Biorobótica, explica que en la competencia, los humanoides deben realizar una serie de tareas complicadas. “Un ejemplo es llegar a la mesa de registro, presentarse y entregar su forma de inscripción”.
Otra prueba que deben superar los robots de servicio, se conoce como fiesta de coctel; los humanoides ubicados en un espacio totalmente nuevo para ellos, deberán acercarse a una persona y preguntarle si quiere algo de beber. Ella podría contestarle “sí gracias, tráeme un refresco”, inmediatamente el robot deberá encontrar el lugar donde se encuentran las bebidas, tomar la que le pidieron y regresar a la fiesta para localizar a la persona que ya ha cambiado de lugar.
En otra tarea, llamada clean up, se le pedirá a Justina que limpie una mesa; el robot de la UNAM deberá localizar los objetos colocados en el mueble, distinguir los que son basura y los que debe colocar en otro lugar.
Savage Carmona explicó que Justina puede reconocer a una persona, creando un patrón de la misma, no solo con un sistema de reconocimiento facial, sino también por la ropa que usa. El experto en sistemas indicó que están trabajando para que el robot pueda reconocer lugares y navegar por sí mismo. “Por ahora, nosotros le ayudamos proporcionándole el mapa del sitio donde va a trabajar”.
Para realizar estas complicadas tareas Justina tiene dos sensores Kinect, que integran parte de su sistema de visión; uno de ellos se encuentra en la cabeza, la cual cuenta con motores que le proporcionan dos grados de libertad.
También está provista de dos brazos mecánicos, los cuales tienen 9 motores que le dan la fuerza para tomar los objetos. En su cerebro, los especialistas programaron algoritmos que calculan los ángulos que los motores deben dar a cada uno de los segmentos del brazo para tomar el objeto que requiere.
El equipo científico que creó y programó a Justina está integrado por estudiantes de la licenciatura de electrónica; ingeniería en computación; ingeniería mecánica; e ingeniería mecatrónica, también participan estudiantes de posgrado de las áreas de ingeniería y ciencias de la computación, y de ingeniería eléctrica. Con ellos colabora un diseñador para contribuir a la estética del humanoide y un psicólogo, quien ayuda a que el robot pueda reproducir mejor ciertas conductas humanas.
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