Conscientes del retraso generalizado en el proceso de implementación, ambos países desvelan sus estrategias para el desarrollo de la nueva red de comunicaciones móviles. Aprender de los mercados pioneros, reforzar la instalación de infraestructura, asegurar la inversión y priorizar la industria, asoman como las principales tareas.
El advenimiento de la red 5G se ha convertido en materia de disputas, especulaciones, anhelos, pero por sobre todo, de regulaciones y negociaciones. Valorada de tal forma, hasta ser apuntada como uno de los factores clave en la relación de Estados Unidos con China, presenta un potencial difícil de dimensionar plenamente. Y es que se trata del elemento clave y habilitador de tendencias revolucionarias como el internet de las cosas, las ciudades inteligentes y los vehículos autónomos, entre otros, y que promete velocidades de hasta 10 veces mayores a las actuales y latencias ultrabajas.
La carrera para transitar en el camino hacia esta revolucionaria tecnología ya comenzó. Aunque su disponibilidad comercial aún no es amplia, en países como Brasil, Uruguay y Chile ya se han visto los primeros despliegues.
Sin embargo, las previsiones para América Latina no son las mejores. De acuerdo con la asociación de operadores móviles, GSMA, América Latina es una de las regiones rezagadas en adopción de 5G, con una proyección de 62 millones de conexiones para 2025, cercano al 10% del total de suscripciones y solo por encima de África y Oriente Medio, lo que evidencia la complejidad que podrían tener los avances de los países de la región.
INFRAESTRUCTURA Y LOS RETOS PARA CONSOLIDAR AVANCES
Walid David, viceministro de conectividad del Mintic Colombia y Lennin Quiso, director de política regulatoria y competencia de Osiptel en Perú, analizaron este panorama en el panel de apertura del evento digital de AméricaEconomía “5G en América Latina”.
Ambos reguladores enfrentan el reto de posicionar estas nuevas tecnologías en sus países, aun cuando las proyecciones para estas naciones no sean las mejores. De acuerdo a los pronósticos de la GSMA, a 2025 Colombia podría tener una penetración 5G del 6%. En Perú las cifras son muy similares, pues se espera el mismo nivel de participación para 5G, un 6% del total de las conexiones a la misma fecha.
Para Lennin Quiso la problemática que enfrenta Perú para el despliegue y penetración de 5G se asemeja a la que se ha tenido para continuar con el avance del 4G, una tecnología que a finales de 2019 se ubicaba bajo el 40% en el país. Y uno de los principales retos está concretamente en la infraestructura y la instalación de estaciones base de antenas, tanto para 4G como 5G.
Según Juan Rivadeneyra, director de asuntos regulatorios en Claro Perú, el país necesitaría pasar de sus actuales 25.000 estaciones base a 200.000 para tener optimizada una red que presente servicios de quinta generación. “Sin infraestructura, no hay conectividad y sin conectividad no podemos hablar ni de 5, 4 o 3G”, recalca el ejecutivo de Claro.
LOS OTROS ELEMENTOS A RESOLVER
Pero la infraestructura no es el único obstáculo que se presenta de cara a la llegada de 5G a “las máquinas” de América Latina. Lennin Quiso destaca también la importancia de desarrollar y consolidar redes de transporte de alta capacidad para la información, como la fibra óptica, optimizando igualmente los marcos (legales) de uso y compartición de infraestructura entre las telcos.
La habilitación y el uso eficiente del espectro también es una materia en la cual se debe seguir trabajando, reconoce el experto, quien asegura que además se necesita desarrollar e incentivar acuerdos entre operadores y empresas eléctricas, que son bastante utilizados y comunes. “Esto nos va a permitir abaratar los costos y lograr una mayor difusión en línea con esto”, comenta.
Quiso hace referencia a las problemáticas asociadas con los gobiernos locales. Muchos proyectos de despliegue podrían verse truncados por las comunidades locales, por distintas razones. Más allá de rechazos explícitos o directos, se trata de regulaciones específicas o requisitos de índole legal que ralenticen el despliegue de infraestructura en zonas donde precisamente más se necesita la conectividad.
EL ROL Y LA PAUTA DE LOS OPERADORES
En cuanto a la regulación, desde el punto de vista de los operadores, Juan Rivadeneyra, estima que se requiere una forma distinta de pensar y de encararla, con un mindset digital y de servicios de 5G: “Por ejemplo, un mindset relacionado para generar un nuevo paradigma en la aproximación hacia los operadores. Creemos que esta es una coyuntura en la cual este nuevo paradigma requiere abandonar esta relación antagónica regulador/operador y pasar a una relación de colaboración, entendimiento y escuchar”.
Atendiendo el contexto de reactivación económica, el representante de la empresa de telecomunicaciones habla de un entorno que siga promoviendo las inversiones, generando seguridad jurídica y que facilite la reducción de los costos operativos para que se trasladen a mejor eficiencia y servicio a los usuarios.
“Por ejemplo, es muy importante que vayamos tomando acciones para que servicios de 2G vayan desapareciendo y se facilite esta migración de servicios 2G hacia 3G y 4G, que requiere, entre otras, la simplificación de las regulaciones”, comenta Rivadeneyra, haciendo referencia también a otros aspectos técnicos de la red (networking slice) que responden a patrones distintos, por lo que requieren criterios de calidad diferentes a las redes antecesoras.
Walid David, del Mintic, explica que trabajan en Colombia con operadores y ciertos expertos para buscar la manera de estructurar la próxima subasta y hacerla viable económicamente para los operadores. “Tenemos una ventaja, con una ley que ajustamos: lo que el gobierno persigue no es el recaudo por asignar el espectro, ahora lo que perseguimos es la maximización del bienestar social y simplificar o dejar más recursos en el sector privado, pidiéndole mayor cobertura y rapidez de la implementación”. “Esa va a ser una ventaja de gran impacto para el despliegue de 5G en Colombia”, complementa.
El representante ministerial colombiano explica que para evaluar los lugares de los primeros despliegues, trabajan conjuntamente con los operadores para primero garantizar el retorno de la inversión, pues “somos muy conscientes de las grandes inversiones que ellos están haciendo actualmente con la tecnología y el despliegue de la infraestructura 4G”.
“Parte de lo que hemos pensado es dividir los municipios de acuerdo a la garantía de retorno a la inversión para ver de qué manera podemos darle tranquilidad a los operadores para hacer esas inversiones y garantizar el despliegue”, detalla David, quien explica que están desarrollando pilotos con operadores y empresas privadas para que empiecen a probar la tecnología y sus beneficios.
Por otro lado, Quiso, de Osiptel, asegura que 5G también precisa de todo un ecosistema de servicios, por lo que se debe impulsar la adopción de tecnologías habilitadoras como los centros de datos y la promoción de la industria del internet de las cosas, que será una de las más demandantes de estos servicios.
LOS TIEMPOS DE IMPLEMENTACIÓN
A pesar de reconocer el retraso generalizado de América Latina en el despliegue de 5G, Lennin Quiso, del Osiptel, ve el futuro avance con optimismo y destaca que los países de la región pueden aprender de los mercados mundiales donde se hicieron las primeras implementaciones y tomar esas oportunidades como marco para el diseño de mejores políticas.
“Tenemos que aprovechar toda la información. Vamos a desplegar nuestra red 5G con una mayor difusión de tecnología. Inicialmente, probablemente, hubiera sido imposible hacer un despliegue porque los costos de la tecnología o el equipamiento habrían sido mayores. Ahora empezamos en un nivel más bajo y eso nos permite promover una mayor difusión”, explica Quiso.
Walid David, del Mintic Colombia; Juan Rivadeneyra, de Claro Perú; y Lennin Quiso, de Osiptel en Perú.
En cuanto a las proyecciones concretas que manejan en Perú, el regulador confirma que se espera que el próximo año se den las licitaciones de la banda de 3.5 Ghz y 26 Ghz. “Luego de esa subasta esperamos que este servicio comience a incrementar su cobertura al interior del país, así como el número de usuarios que hagan uso de ella”, cuenta.
“En el caso de Colombia, nosotros estamos estructurando la subasta para llevarla a cabo en diciembre de este año. Esperamos que la primera implementación comercial sea a finales de 2022”, revela David, quien asegura tener identificado el foco para la implementación de 5G.
“Más que en los ciudadanos, apostamos por el desarrollo económico, que sea la industria colombiana la que se beneficia mayormente, para hacerla más eficiente y también apoyar el crecimiento económico del país [...]. El ciudadano normal, de pronto, no va a haber mucha diferencia entre ver un vídeo en 4G y 5G; ahí nos vemos el impacto, lo que queremos es impactar la industria”, dice.
Sobre el desarrollo en el resto de América Latina, Lennin Quiso asegura que 2022 va a ser un año clave en la consolidación de esta tecnología.
“Yo creo que entre este año y el próximo año va a estar todo lo que es la subasta espectro en los diferentes países. ¿Cuáles lo harán este año? Los que tengan o hayan tenido un mayor crecimiento económico hasta ahora, porque tiene la población para hacer esto viable. Y a medida que vayan pasando los costos por economía de escala, ya lo podrán implementar el resto de los países”, complementa Walid David.
Finalmente, respecto al rol de los Gobiernos en la definición que hagan los operadores respecto a los fabricantes de las redes, entendiendo, por ejemplo, las presiones de Estados Unidos por excluir a Huawei, tanto el Osiptel peruano como el Mintic aseguran regirse por el principio de neutralidad tecnológica. Es decir, recalcan que los operadores son totalmente independientes de utilizar o adquirir los servicios de ciertos proveedores, con base en la competitividad del mercado. Una decisión óptima, tanto en costo como en calidad, resultará en beneficios para todos los actores del ecosistema.
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