Tras promocionar por meses sus bondades, el CEO de Tesla anunció que su compañía ya no aceptaría criptomonedas para la venta de sus automóviles por preocupaciones medioambientales. Con la publicación, el precio del bitcoin cayó 12%.
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Durante la tarde del miércoles, el CEO de Tesla y el autodenominado Technoking (rey tecnológico), Elon Musk, lanzó una bomba para sus seguidores fieles de Twitter: Tesla dejará de aceptar la criptomoneda bitcoin para la venta de sus automóviles eléctricos:
“Tesla suspendió la adquisición de vehículos con bitcoin. Estamos preocupados por el rápido incremento en el uso de combustibles fósiles para minar bitcoins y en su transacción, especialmente carbón, que tiene la peor emisión entre cualquier otro combustible.
La criptomoneda es una buena idea en muchos niveles y creemos que tiene un futuro promisorio, pero esto no puede venir a costa del medio ambiente.
Tesla no va a vender ningún bitcoin y tenemos la intención de utilizarlo para transacciones tan pronto como la minería pase a una energía más sostenible. También estamos estudiando otras criptomonedas que utilicen <1% en energía/transacción de bitcoin”, escribió Musk.
Esta publicación es aún más sorpresiva cuando Tesla había anunciado en marzo de este año que aceptaría la criptomoneda como medio de pago en Estados Unidos y cuando, solamente hace unas semanas, su chief financial officer, Zach Kirkhorn, afirmó en su presentación de estado financiero que la relación de la compañía con bitcoin no es solamente un flirteo, sino que cree en la longevidad de la criptomoneda, pese su volatilidad.
Además, la compañía de automóviles había invertido US$ 1.500 millones en bitcoin durante el primer trimestre de este año, causando que el precio del commodity subiera 17% en el primer día. En un mes, Tesla vendió 10% de su posición, logrando US$ 101 millones en liquidez.
Con el tweet de Elon Musk, el valor del bitcoin cayó alrededor de 16% y llegó a valer US$ 47.600, por debajo de su récord histórico de US $64.800. Actualmente la criptomoneda está en torno a los US$ 50.500.
El juego del technoking
No es la primera vez que Elon Musk cambia de opinión y crea situaciones drásticas en el mercado de las criptomonedas.
Por ejemplo, el ejecutivo había tuiteado varias veces una imagen de un perro Shiba Inu y, cada vez, el precio de la criptomoneda parodia dogecoin se disparaba. Pero, durante su participación en el programa de comedia estadounidense Saturday Night Live, Musk bromeó en su contra, llevando al traste las expectativas de quienes predecían que su aparición en este show dispararía la criptomoneda a US$ 1. Ese mismo día, el dogecoin cayó un 40%, de US$ 0,70 a US$ 0,44.
El martes –un día antes del principal incidente– Musk hizo una encuesta en Twitter preguntando si Tesla debería aceptar dogecoin como medio de pago y el 78,2% de casi cuatro millones de votos respondió positivamente.
Pese a esta influencia del Technoking en el mercado de las criptomonedas, Simón Chamorro, el fundador y CEO de Valiu, la plataforma de remesas a través de criptomonedas, afirma que este incidente no preocupa a quienes trabajan en la industria de criptodivisas.
“No es una preocupación para mi, ni a la mayoría de las personas que trabajamos en cripto si Elon salen en SNL, se fuma un porro en [el podcast de] Joe Rogan o dice que Dogecoin es chévere. Estamos pensando a largo plazo y continuaremos trabajando para que más personas se beneficien de un futuro financiero más inclusivo, con mejores tasas, precios, menos costos y más global”, enfatiza.
Chamorro afirma que el bitcoin es volátil como todas las inversiones y, a largo plazo, es una gran inversión: “Si algún latino puso sus ahorros en bitcoin hace un año, ha hecho 800% de ganancia, si lo hizo hace cinco años, tuvo 15.000% en ganancia”.
Respecto a la credibilidad de las criptomonedas a partir de este hecho, Chamorro está confiado de que la aceptación y consolidación de las criptomonedas vendrá naturalmente con la devaluación de las monedas nacionales, como también con la mayor participación de instituciones que interactúen con el bitcoin. De hecho, recientemente las compañías como VISA, Paypal, Mastercard y BBVA han incorporado criptomonedas entre su oferta de servicios y productos.
Por otra parte, el corresponsal financiero de Deutsche Welle, Ashutosh Pandey, comenta que “estos bruscos cambios muestran que, pese al influjo de interés corporativo e institucional en bitcoin en el último año, la moneda digital está lejos de ser un activo maduro que sus aficionados afirman ser. Permanece un activo para especulación que es sensible a las pronunciaciones de un único individuo”.
Preocupaciones medioambientales
Más allá de la volatilidad generada por las maniobras de Musk, Chamorro cuestiona el argumento del ejecutivo respecto al impacto medioambiental de la minería de bitcoins. “La conversación acerca de la energía que consume bitcoin es bien larga y técnica, pero en pocas palabras puedo decir que el anuncio es bastante engañoso. Me gustaría ver la fuente de información de Elon, pero no la publicó”, comenta.
La actividad de minar bitcoins se refiere al proceso de validar, procesar y registrar las transacciones de una criptomoneda en la cadena de bloques (blockchain). Para esto, es necesario resolver complicados acertijos matemáticos que requieren mucha poder de cómputo y, por esta razón, utiliza mucha energía. En cambio, el “minador” obtiene criptomonedas.
Según Cambridge Center for Alternative Finance (CCAF), el bitcoin utiliza el 0,60% de la producción global de electricidad, aproximadamente lo equivalente al consumo anual de países pequeños como Malasia y Suecia.
El componente importante aquí es que el consumo de energía no equivale a la emisión de carbono. Pero, la fuente de energía de un sistema financiero es difícil de estimar. Según el estudio de CoinShares de diciembre de 2019, el 73% de la energía consumida por el bitcoin es carbono neutral, gracias a la abundancia de hidroelectricidad de los mayores hubs de minería, tales como el suroeste de China y Escandinavia. Por otra parte, CCAF estimó en 2020 que la cifra sería de 39%, mientras que el uso de carbón para la minería sería 38%.
“Lo más interesante acá, y que es un gran error de Elon, es que métricas como el ‘costo de energía por transacción’ son engañosas porque las transacciones por sí mismas no cuestan energía; tampoco la huella de CO2 de bitcoin se escala con el recuento de transacciones”, dice Chamorro. “Lo que cuesta energía es atravesar el espacio nonce para encontrar bloques válidos”, agrega.
El espacio nonce se refiere al número que los minadores de blockchain deben encontrar antes de resolver el acertijo y recibir la criptomoneda. Pero, según el protocolo de bitcoin, la recompensa por cada resolución se reduce a la mitad cada cuatro años, lo que significa que la emisión de bitcoins está limitada y, con ello, el ingreso de los mineros.
“Entonces, a largo plazo, los ingresos de los mineros por la emisión se contraerán dramáticamente. Como el 88% de todas las monedas ya han sido extraídas, la minería se está reduciendo estructuralmente y no es una industria en crecimiento”, dice Chamorro.
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