La sonrisa oculta de Google

Por en Social Media

En su imparable crecimiento de servicios online, Google ha dejado sonrisas y carcajadas para el recuerdo: guiños en su buscador y chistes camuflados en sus programas se suman a las bromas pesadas de los internautas en Google Maps, gazapos en su traductor o en Street View o los resultados más insólitos recogidos en la función de autocompletar.

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Lejos de ser una empresa gris, discreta y sobria, la filosofía de Google admite en su progresivo crecimiento pequeñas bromas, los juegos de los ya célebres "doodles" y sorpresas escondidas entre sus herramientas, algunas de ellas producto de "gazapos" inadvertidos al gran ojo del gigante que suscitan, igualmente, la sonrisa entre los internautas.

De entre todos los productos de Google, sin duda, el buscador sigue ocupando el número uno en el corazón y en la frecuencia de uso de los usuarios, un servicio lleno de pequeños guiños, en especial durante los años en los que el botón "Voy a tener suerte", que enviaba directamente al primer resultado encontrado, tenía una mayor importancia.

La compañía dejó así sus primeros chistes privados, que numerosos recopiladores han reunido después en internet, en los que modificaban el aspecto visual de su página si alguien escribía "make google logo black and white" o "google gothic", y el idioma si el internauta tecleaba "google l33t" o "google klingon".

Los trabajadores de Noseencuentra.com se ocuparon de posicionar distintos sitios web sirviéndose de los algoritmos de la herramienta, de modo que la búsqueda de "un trabajo digno con un sueldo decente", "un aparcamiento" o "un candidato convincente", dirigían a páginas de error falsas que informaban al navegante de que "no se ha podido encontrar" lo solicitado.

Los posteriores cambios de Google en su buscador sustituyeron el "Voy a tener suerte" por la función de "Autocompletar" un texto, un giro que puso de manifiesto qué tipo de resultados esperaba la gente cuando escribía "tengo siete años y" o "mickey mouse es", entre otros.

Muchas veces al teclear mal una palabra la aplicación sugiere, para mejorar la eficacia del resultado, que "quizá se quiso decir" otra cosa, y en ocasiones también en este aspecto se esconden pequeñas bromas, como cuando al tratar de localizar "anagrama" se propone "gana rama", o con el término "recursión", donde se aconseja, en un bucle infinito, la misma palabra "recursión".

Otro punto de interés son los anuncios, donde un probable "gazapo" involuntario presenta a un especialista en divorcios cuando alguien pregunta por una "cama de matrimonio barata", un chiste tan cruel como el que lleva al buscador de imágenes a brindar una más bien triste estampa de cuatro amigos cuando se indaga por "fiestón".

El buscador de imágenes presenta su propia colección de guiños y bromas, como "atari breakout", tras el que los resultados se disponen como ladrillos y comienza una partida basada en el popular videojuego de los años setenta, o "241543903", que recoge fotografías de gente con la cabeza metida en el frigorífico.

También si se busca en inglés la respuesta a la vida, el universo y todo lo demás, "the answer to life, universe and everything", la calculadora de Google responderá como si hubiéramos introducido una ecuación matemática y nos brindará el número 42, en homenaje a la parodia de ciencia ficción "Guía del autoestopista galáctico", firmada por Douglas Adams, en la que un titánico ordenador aseguraba que esta cifra suponía el sentido último de la existencia.

La crónica negra tampoco se salva de su paso por esta herramienta, después de que en 2011 una familia británica tratara de matar al abuelo e indagara la mejor manera de acabar con él a través del buscador de Google, un proyecto de asesinato del que el anciano salió magullado pero con vida, y tras el que los allegados fueron detenidos por intento de homicidio.

Google Maps y Street View, en el ojo público

Generar noticias por un uso de las herramientas de Google parece ser uno de los deportes del nuevo siglo. Muchos son los que han intentado raspar sus quince minutos de gloria, desde submarinistas tomando el sol a parejas que fingen practicar el acto sexual en un BMW; ávidos ciudadanos deseosos de ser capturados por las cámaras de Street View... y eternamente recordados.

Tal vez la medalla de oro se la lleve la niña de Worcester que en 2010 se fingió muerta delante de una amiga, sin saber que en ese momento el vehículo de Google inmortalizaría su falso cadáver; una broma inocente que terminó por causar una gran conmoción en la red en general y entre los vecinos del barrio en particular.

Similar eco alcanza alguna de las curiosidades más notorias en torno a Google Maps, que en mayo propició el reencuentro de una familia largamente separada cuando un joven chino, al que de niño secuestró la mafia, pudo reunirse con sus padres 23 años después de verlos y de crecer a 1.500 kilómetros de su pueblo natal.

El dispositivo de mapas del gran buscador no es tampoco infalible. Un cálculo de viaje entre la isla de Gran Canaria y la ciudad de El Aaiún sugiere al internauta un rodeo notable, obligándole a viajar más de 1.200 kilómetros en ferry dirección Huelva para atravesar el estrecho de Gibraltar y recorrer el camino inverso desde Tánger a la ciudad más emblemática del Sáhara Occidental.

Viejos fracasos, nuevos (y delirantes) inventos

Una de las aplicaciones más duramente criticadas de Google es su traductor, al que con frecuencia la literalidad de sus interpretaciones termina por brindar frases agramaticales, inconexas o directamente sin sentido; un problema que, con el tiempo, la gran empresa se ha preocupado de pulir y de subsanar, aunque sus errores más notorios quedan registrados en la red.

Sin ir más lejos, la posibilidad de que los usuarios sugirieran sus propias traducciones fue un gesto de confianza que derivó en algunas gamberradas por parte del público, como cuando en Francia traducir del español "Vamos Rafa", grito de ánimo dirigido con frecuencia al tenista Nadal, venía a significar "Roger Federer", su gran rival en aquellas fechas.

A día de hoy, Google Translate no concibe errores de tamaño calado, aunque no deja de ser reseñable cómo muchos números siguen sin poder traducirse; en español, escribir "quinientos cincuenta y cinco" lleva a que la herramienta lo interprete como "555" en alemán, italiano, francés, sueco, albanés, esloveno o gallego, entre otros.

Pese al escaso entusiasmo que despierta su traductor, Google no desiste de probar fortuna en distintos campos de la tecnología con nuevas y distintas aplicaciones, como los coches autónomos o las gafas Google, aunque en ocasiones la compañía tenga que enfrentarse a contratiempos tan inesperados como divertidos.

Fue el caso del primer gran cerebro artificial, también creado en el Laboratorio X que, basado en el funcionamiento de 16.000 procesadores y con la información intercambiada a lo largo de 1.000 millones de conexiones, decidió buscar fotos y vídeos de gatos de YouTube.

El comportamiento del superordenador tenía una fácil explicación, y es que esta clase de temática es una de las mayores fuerzas de interacción que tienen lugar día a día en internet; una improvisada manifestación de los nuevos usos y costumbres del ser humano que, para Google, demuestran que la tecnología cada vez nos comprende más y mejor.

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