Varias iniciativas para hacer ciudades más inteligentes se están realizando en Chile, y no sólo en Santiago. Pero el alcance de su real impacto es todavía una interrogante.
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¿Se imagina pagar la micro con su smartphone?. Esto será posible en Santiago a partir de enero próximo. Hasta hace unos años, esto hubiera parecido increíble, pero hoy parece un desarrollo natural. Se trata de una de las múltiples iniciativas que existen para avanzar en la creación de ciudades inteligentes en Chile.
Ciudad inteligente, que viene del término en inglés Smart City, no es como se suele creer una ciudad robotizada e impersonal, sino todo lo contrario: son aquellas urbes que aplican las TIC (Tecnologías de la Información y las Comunicaciones) para garantizar un desarrollo sostenible, una mejor calidad de vida, mayor eficiencia de sus recursos y más participación ciudadana.
Dentro de este concepto, el transporte es considerado como fundamental, y las TIC tienen mucho que aportar allí. Con el sistema que va a implementar el Transantiago no sólo se va a poder pagar el pasaje del Metro y de la micro, sino que también se podrá recargar por Internet a través de la cuenta corriente o tarjetas de crédito. Esto actualmente es posible, pero el problema es que, una vez hecha la recarga, ella se debe validar en un tótem del Metro, lo que le resta gran parte de la eficiencia. Ahora este paso no será necesario.
Comenzará con un programa piloto de seis meses con 200 personas quienes recibirán un smartphone Sony con la tecnología Near Field Communications, NFC por sus siglas en inglés, incorporada y que ya traen todos los teléfonos inteligentes nuevos. “Esta tecnología no requiere de smartphones, aunque sí de Internet. Pero como la tendencia de uso de smartphones va creciendo, lo haremos con eso”, dice Juan Luis Núñez, gerente general Fundación País Digital, organismo que forma parte de las mesas técnicas que impulsan esta iniciativa y que integran también a los operadores móviles de Chile, el ministerio de Transportes y la Asociación de Municipalidades.
Este sistema será pionero en América Latina. La única experiencia previa, en Rio de Janeiro, es mucho más acotada. “Es como si tu tarjeta BIP la pegaras al teléfono. Está incorporado el chip adentro, pero no da la opción de recarga a través del aire”, dice Núñez.
Este proyecto sería la primera fase de un plan que busca que “el teléfono sea una billetera electrónica”, dice Núñez. Es decir, eliminar las numerosas tarjetas que hoy portamos, y que con la NFC podamos pagar cosas como el taxi, un almacén o una cuenta, como ya lo hizo Copec con su nuevo sistema masivo de pago de combustibles en estaciones de servicio a través smartphones, llamado "PagocClick".
Santiago no es Chile
Pero no sólo para Santiago se están gestando este tipo de iniciativas. Convertir a Concepción en una ciudad más inteligente es el próximo paso de la Fundación País Digital. El organismo gestionará una donación del gobierno español al Banco Mundial de US$200.000, cuyos fondos ganó el gobierno de Chile. “Elegimos Concepción porque tiene una academia y un apoyo político muy fuerte”, dice Núñez. “Si las autoridades locales no están convencidas de lo prioritario que es esto, no funciona”.
A partir de enero y hasta mayo comenzará a recabarse la información sobre las necesidades, y a partir de ella, se propondrán los proyectos a ejecutar. La información se reunirá por dos vías: la primera, en la reunión que se realizó recientemente entre dos expertos del Banco Mundial, las autoridades locales y académicos de Concepción. En enero volverán a hacer el trabajo de campo y en base a los datos que arroje, la Fundación País Digital hará propuestas.
La participación ciudadana es la otra vía para levantar la información. Para eso se realizará una “hackatón”, o maratón de hackers. “Se hace una convocatoria abierta a la comunidad pero normalmente asisten universitarios o jóvenes ‘teki’, para solucionar una problemática en 24 o 48 horas de trabajo continuo, solos o en equipo, en un espacio común”, dice Núñez. En junio de 2014 el Banco Mundial realizará un taller para entregar las conclusiones y sugerencias para asesorías para implementar.
Valparaíso y Antofagasta también están comenzando a experimentar con el concepto Smart City. Ambas ciudades ganaron el concurso a nivel global de la empresa IBM “Smarter Cities Challenge”, un programa de US$50 millones, que desde su lanzamiento ha asesorado a 100 ciudades en el mundo. A través de él se “asigna un equipo de seis expertos de la compañía para estudiar un problema clave identificado por las autoridades de la zona”, dice Piera Curotto, gerente de Ciudadanía Corporativa IBM Chile. La asesoría dura tres meses.
Antofagasta fue la primera chilena en ganar el desafío IBM en 2011 y su problemática fue el manejo del agua. A partir de las recomendaciones de los expertos, la municipalidad implementó cinco proyectos de corto y mediano plazo: sistema de control de flujo, unidades educativas, normalización de redes sanitarias y eléctricas, sistemas de reutilización de aguas grises y mejoramiento de técnicas de regadío.
Lo de Valparaíso está más en pañales. La ciudad ganó este año el concurso de IBM y su temática fue el transporte del Gran Valparaíso que abarca también las ciudades de Viña del Mar, Villa Alemana, Quilpué, y Concón. Entre las recomendaciones estuvo la coordinación, recopilación de información integrada, transformación de datos en inteligencia de tiempo real y predictiva, educación y cultura de transporte, y aprovechar la participación de la comunidad. La Municipalidad creó equipos para implementar estas recomendaciones.
Gota en el océano
Pero el impacto real de este conjunto de iniciativas es escaso. “Hoy Chile tiene buena infraestructura de telecomunicaciones, de tecnologías en general, buena penetración de teléfonos móviles y smartphones”, dice Juan Luis Núñez de Fundación País Digital. “Pero eso no se condice con el uso de esas tecnologías para hacer una ciudad más amigable: los usos son personales y no conectados con la ciudad”.
Chile ha avanzado muy poco en smart cities, dice José Miguel Piquer, doctor en Informática de la École Polytechnique de París, e investigador de la Universidad de Chile. Teniendo “ciudades de tamaño todavía tratable para instalar pilotos a escala real, los esfuerzos realizados son minúsculos, y nunca han sido a la escala que corresponde a una ciudad”.
¿Cuál es el problema? “La incapacidad que tenemos de cooperar entre múltiples proyectos con múltiples líderes… Se requiere una cooperación a nivel político y empresarial en proveer un sistema que converse y coopere, para que tenga real impacto”, dice Piquer.
Además, existen tecnologías que aún no están masificadas en Chile, como la medición inteligente, dice Claudio Inzunza, Director General de Smartcity Santiago por parte de Chilectra. Para que ello se desarrolle “la autoridad deben avanzar en la regulación, de manera de facilitar su implementación para que puedan tener un alcance masivo y no nos quedemos en formatos experimentales o proyectos pilotos”.
Justamente, pensando en proyectar un sistema más masivo, Chilectra está implementando un “laboratorio”, el Centro Tecnológico Interactivo Smartcity Santiago, en ciudad empresarial de Huechuraba donde pone a prueba diversas tecnologías para fines académicos e investigativos.
Sus focos de intervención, dice Insunza, son la medición inteligente de redes eléctricas para eficientar el consumo; red eléctrica automatizada que, por ejemplo, reduce el área afectada ante un corte de suministro; movilidad eléctrica, con transporte público eléctrico; y uso de energía solar, entre otras. Este proyecto implica una inversión de US$ 10 millones y tiene un 85% de avance.
El explosivo crecimiento de las urbes latinoamericanas no excluye a Chile. Deberá avanzar en la sustentabilidad de sus ciudades si quiere mantenerse competitivo. El intensivo uso de las tecnologías parece ser su mejor aliado.
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