Con 13 años en el mercado Apple comienza a discontinuar la clásica caja musical conocida como iPod. Uno de los productos más exitosos y revolucionarios de la compañía se despide silenciosamente, sin colores y sin bailes. ¡Qué semana para Apple!
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Llegó con una promesa simple, un precio importante y un hombre con algo blanco conectado a sus oídos que lo hacía bailar alrededor del apartamento. Pronto, cambió la música tal como la conocíamos, inspiró un modelo de negocio construido alrededor de las monedas y convirtió a un fabricante de computadoras que luchaba por triunfar en la compañía más valiosa del mundo.
Aún así, la muerte del icónico iPod, en el marco de su 13° cumpleaños, pasó desapercibido por la compañía y por el público de Silicon Valley, que aplaudió con emoción la presentación de dos nuevos iPhone y un reloj inteligente, productos que se sostienen sobre los delgados y metálicos hombros de su predecesor. En lugar de un anunció que despida al dispositivo, la noticia surgió porque en la web oficial de Apple, al intentar entrar al iPod Classic, el sitio te redirigía al inicio.
“Mil canciones en tu bolsillo”
Cuando el iPod debutó, unas semanas después del atentado del 11 de setiembre de 2001, el mismo se convirtió en la última prueba de la idiosincrasia del jefe ejecutivo de Apple, Steve Jobs. Simplificar: eso es lo que le ordenó a los ingenieros. Un usuario debería ser capaz de hacer todo con un aparato así en no más de tres clics.
Desde el punto de vista técnico, el iPod era apenas diferente a cualquier otro dispositivo en el mercado que reprodujera música digital comprimida. Estéticamente, sin embargo, era una revelación. Era más delgado y ligero que sus competidores, con un diseño inspirado por Dieter Rams y, aún así, fácil de operar. También se benefició de la mística del marketing de Apple. El aviso del primer iPod consistía en un hombre bailando en su casa al ritmo de una música electrónica. Lo que hizo a la publicidad memorable fue la promesa al final de la voz en off : “iPod, mil canciones en tu bolsillo”.
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¿Mil canciones? ¿Quién en el mundo tenía el equivalente a 100 CDs para escuchar en el camino? Bueno, yo. La primera vez que vi el aviso, estaba mirando un televisor sostenido por enormes torres de maderas repletas de cientos de CDs, un mueble que muy pronto se volvería obsoleto. De hecho, yo era probablemente el público objetivo del aviso: lo suficientemente joven como para sentir la pasión de la música, pero lo suficientemente grande como para disponer parte de mi ingreso en esta cosa. Y, sí que era caro: US$ 400 en el momento en que otros reproductores valían menos de la mitad.
El precio era muy elevado, pero eso no importaba. Este iPod era hermoso y lo quería. Prometía una lista de reproducción interminable, la oportunidad de programar una estación de radio personalizada. ¿Te gustaría escuchar Fountains of Wayne, Janet Jackson, Nirvana, Alan Jackson y después The Pretenders? No hay problema.
Las críticas fueron brutales y muchos lo vieron como un juguete para las personas con más dinero que sentido común, sin mencionar el hecho de que el dispositivo se sincronizaba únicamente con las computadoras de Apple. Sin embargo, Apple vendió 125.000 iPods en los primeros 60 días. Los usuarios de Windows clamaban por una versión que también pudieran utilizar y consiguieron una en menos de un año. Como la gente comenzó a poner su colección de CDs en sus computadoras, los diccionarios se vieron obligados a llegar a una nueva definición de “muerte”.
La verdadera revolución
De todos modos, el iPod no se volvió realmente revolucionario hasta abril de 2003, cuando Apple lanzó su tienda online de música con un único propósito: comprar cualquier canción que quieras de forma legal por 99 centavos y escuchala en tu iPod.
Otras empresas habían intentado sin éxito imponer los micropagos entre los consumidores estadounidenses, pero en una época en que Napster era algo que solo se mencionaba dentro de la casa y niños de 12 años estaban siendo demandados por la industria de la música por la descarga ilegal de canciones, iTunes Music Store se erigía como una forma de dar orden al caos del momento.
Claro que la promesa de “cualquier canción” era exagerada. Varios sellos y artistas no licenciaron su música para que Apple la venda, entre ellos, The Beatles, Led Zeppelin y AC/DC, pero eso no disuadió a los clientes. Olvídese de mil canciones: ahora usted podría tener decenas de miles de canciones en su bolsillo, incluso si usted nunca fue dueño del CD. iTunes fue un gran éxito: se vendieron 1 millón de canciones en una semana y 50 millones en un año. Luego vendió 50 millones más en los siguientes cuatro meses. Cuando la tienda abrió sus puertas a los consumidores internacionales, vendió más de 100 millones de canciones en cinco meses.
Para principios de 2004, el diario New York Times llamó al iPod (no a Apple, solo al iPod) un negocio de mil millones de dólares. Pero el negocio de la música nunca volvería a ser el mismo. iTunes le había destrozado la tiranía de álbumes. La gente ya no tenían que comprar un CD entero para acceder a una o dos canciones que realmente querían. El descenso en las ventas de álbumes hizo que las tiendas de discos tuvieran que empezar a cerrar sus puertas para siempre. El principal juez de los gustos musicales de Estados Unidos dejó de ser Billboard y pasó al iTunes Top 100. Eventualmente, The Beatles y Led Zeppelin cedieron y permitieron a Apple a vender su música, algo que también hizo AC/DC en 2012. Todo esto, debido al iPod.
Colores, videos, tamaño y la nada
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Para que el iPod pudiera guardar y reproducir todas estas canciones, Apple fue modificando su forma, haciéndolo más pequeño y ligero, agregándole una pantalla a color, más capacidad de almacenamiento y la habilidad de reproducir videos. Hizo una versión diminuta, llamada Mini, y luego otra aún más pequeña, el Nano. Creó una versión barata (para los estándares de Apple) llamada Shuffle. Se le preguntó al presidente de los Estados Unidos qué tenía en su iPod.
Luego, en enero de 2007, Apple hizo que el iPod se volviera irrelevante. Para cuando Jobs presentó el iPhone, la compañía ya había vendido 110 millones de iPods. El dispositivo había cumplido con su objetivo, es decir, hacer que la gente llevara fotos, videos y música en el bolsillo. Pero para que la compañía pudiera dar el siguiente paso lógico, tenía que reemplazar ese gadget con otro que ofreciera muchas más funciones (llamadas telefónicas, mensajes de texto, incluso navegar por la web) y que tuviera el tamaño del iPod. Eran mil correos electrónicos en tu bolsillo.
En enero, el sucesor de Jobs, Tim Cook, calificó al iPod como “un negocio en declive”, por lo que la desaparición de este martes del iPod Classic no fue una verdadera sorpresa. (Para los devotos del iPod, el Shuffle, Nano y Touch siguen a la venta, al menos por ahora.)
Pero después de 13 años, todo lo que queda del iPod original y su otrora imponente influencia son las ganancias. Hoy Apple tiene US$ 164 mil millones en efectivo y, desde el día en que Jobs lo presentó en 2001, el precio de sus acciones creció hasta 8.234%. También quedaron los auriculares y millones de personas bailando con algo blanco enchufado en sus oídos.
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