Vaunt es un prototipo con el que la compañía norteamericana quiere separarse de aquellos que no ven que la tecnología debe integrarse en el día a día, sin sentirse como “tecnología”.
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Por Antonio Sabán para Think Big. Llevamos años hablando de cómo los gadgets que van llegando a nuestro día a día tienen que integrarse con el resto de muebles, tejidos y ropa que tenemos cerca para no romper con esa realidad, sino formar parte de ella. Es lo que llamamos tecnología invisible, de la que empresas como Apple, con los Airpods, o Motorola, con el Moto 360, muy parecido a un reloj tradicional, han sido y son principales referentes.
La antítesis de esto la formó Google con sus Glass, que nunca parecieron unas gafas de verdad ni integradas en el rostro. Para contrarrestar esto, Intel, muchos años después de aquel lanzamiento, ha presentado las nuevas Vaunt, unas gafas inteligentes que, de verdad, parecen unas gafas corrientes.
No parece que el precio, tal y como se especula, vaya a ser reducido, pues el producto en sí no es más que un prototipo inacabado que, eso sí, contiene tanta tecnología que nos hace preguntarnos una vez más cuánto queda para que Apple haga cosas parecidas. La compañía de Cupertino lo está apostando todo (ARKit, recientemente mejorado con 6,1) para que, cuando llegue, lo haga con fluidez y con casos de uso verdaderamente adecuados y alejados de los tradicionales.
Volviendo a Intel Vaunt, que ahora integra parte de las tecnologías y avances que se han ido produciendo desde 2011, el prototipo en cuestión presenta un peso minúsculo, menos del 50% del peso de las Glass de Google. Intel tiene chips de bajo consumo en el producto invisible, que no será fácil de olvidar tras una demostración aún verde de que esta industria sigue necesitada de esfuerzo y paciencia para brindar un producto de verdad exquisito.
En ese sentido, Vaunt sólo necesita que, a partir de ahora, los casos de uso se disparen y puedan conquistar al público general, y es que, gracias a la distancia de las pupilas a las gafas se puede ajustar el campo de visión, para, de este modo, hacer que la vista del portador nunca sufra distorsiones o mala calidad de la imagen. Se trata de algo muy importante cuando además tenemos una lista tan grande y diversa de posibles usuarios, a los que, eso sí, se tienen que ajustar de manera manual.
A las Vaunt les falta cámara, algo que muchos modelos han tenido y que Snap no quiso dejar de lado en sus Spectacles, que fallaron estrepitosamente. Además, la imagen monocromática de la pantalla del Vaunt sólo cuenta con 400 x 150 píxeles, una resolución algo pobre para los tiempos que corren. En conjunto, como vemos, no son más que unas “gafas inteligentes” que de momento no llegarán a ser lo que deseamos, y es mejor esperar a que los wearables maduren, ya sea como gafas, como relojes o incluso en forma de lentillas
*Crédito imagen: screenshot YouTube/The Verge
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