Los resultados de la investigación han sido prometedores. Estas baterías de litio serían capaces de cargarse en cinco minutos cuando las que están disponibles comercialmente tardan unas dos horas.
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Por Pablo Bejarano para ThinkBig. La investigación relacionada con baterías es abundante. Aunque en muchas ocasiones los trabajos se centran en aumentar la capacidad. En este caso, un proyecto procedente de la Universidad de Rice ha profundizado en la carga.
Un equipo de investigadores ha configurado una batería con un ánodo basado en asfalto, grafeno y litio. El resultado no solo ha sido exitoso en cuanto a la capacidad de la batería resultante. Y es que lo verdaderamente prometedor del trabajo está en la velocidad de carga.
Estas baterías de litio serían capaces de cargarse en cinco minutos cuando las que están disponibles comercialmente tardan unas dos horas. Los científicos han fijado el aumento de velocidad entre 10 y 20 veces la que demuestran los productos que hoy están en el mercado.
Normalmente los resultados de laboratorio son mucho más drásticos que la aplicación de los avances en el mundo real. Así que lo lógico es que las baterías de smartphones o coches no reflejen una mejora tan aguda. Pero lo cierto es que si la investigación se concreta en algún tipo de formato comercial, la economía la electricidad se lo agradecerá.
Y es que hoy en día las baterías de ion litio se han convertido en parte fundamental de nuestra vida. Los dispositivos que usamos a diario, desde smartphones a tabletas, pasando por ordenadores portátiles, usan esta tecnología. Pero sobre todo resulta relevante su uso en los coches eléctricos. El mundo de la automoción está cambiando y el ion litio será el principal protagonista.
Los eléctricos tienen inconvenientes y estos provienen precisamente de las limitaciones de esta tecnología de acumulación energética. Las baterías son caras, se degradan con el tiempo y tienen escasa autonomía. Pero lo más fulminante es la lentitud con la que se cargan. El rango de estos automóviles va de algo más de 100 kilómetros a los más de 400 que exhiben algunos Tesla.
Son autonomías más que suficientes para una conducción urbana. Si hablamos de viajes largos, de varias horas, nos encontramos con un problema. Pero sería fácilmente subsanable si hubiera cargadores rápidos en las autopistas, donde llenar la batería se hiciera en cuestión de pocos minutos.
La dificultad estriba, por tanto, en la velocidad de carga de las estaciones (su presencia irá aumentando poco a poco). Y aquí es donde investigaciones como la de la Universidad de Rice pueden contribuir a facilitar esta nueva economía basada en baterías.
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