El expandido uso del "big data" en muchas industrias y mercados nos ha dado una idea de cómo se puede favorecer su uso. Conozca la visión de expertos que analizan las condiciones necesarias para alcanzar progresos.
Un término que se ha hecho familiar para el entorno empresarial más allá de la industria tecnológica es el de Big data. Este “universo de datos” ha alcanzado trascendencia de la mano de la analítica, lo cual está permitiendo a las organizaciones recoger, visualizar y analizar grandes volúmenes de datos a alta velocidad, los cuales se convierten en información valiosa para la toma de decisiones más acertadas especialmente en los negocios.
Así, las tendencias que convergen en la era digital han facilitado la aparición de nuevas ideas, emprendimientos, servicios y hasta grandes empresas. Pero el uso del big data no se ha limitado a lo netamente empresarial, pues las organizaciones de gobierno asoman como un agente clave para usar e impulsar el análisis de grandes volúmenes de datos.
Uno de los expertos mundiales en esta área es Stephen Brobst, Chief Technology Officer (CTO) de Teradata, compañía especialista en brindar servicios relacionados con esta tecnología. Entre 2008 y 2012, Brobst fue parte del Consejo de Innovación y Desarrollo de Barack Obama y el 2014 fue nombrado el cuarto CTO más importante de los Estados Unidos.
Gobiernos, big data e innovación
Consultado por AETecno sobre esta experiencia, Stephen Brobst comentó que vivimos una era en la que “necesitamos empezar a pensar en los datos como un agente importante del gobierno y hacer algo con ello”. Por lo mismo, valoró mucho que el gobierno de Obama haya sido el primero en tener un CTO (director de tecnología).
“Una de las cosas significativas que hizo Obama fue la iniciativa de Open Data, eso significa que todas las agencias del gobierno publiquen todos sus datos gratuitamente, a menos que viole la privacidad y seguridad. Y luego dejar que el mercado innove con eso; así se crearon muchos trabajos, innovación, algo muy poderoso”, explicó el directivo de Teredata.
Por esta razón, Brobst enfatizó que “los gobiernos no deben tratar de controlar la innovación, sino que deben facilitarla, poniendo las ideas, los datos, las herramientas y luego alejándose de allí”. Es decir, el rol de los gobiernos están en buscar las maneras de facilitar la innovación, dejando que el mercado tome estos datos y los maneje, más que en tratar de controlarla.
Y en cuanto a las empresas, es categórico: “En el siglo XXI todas las compañías serán compañías de datos o serán extintas”. Según el experto de Teradata, la mayoría de las empresas están comprendiendo y necesitan averiguar qué hacer con sus datos, cómo monetizarlos o sacar productos de allí. Pero aún hay un largo camino para avanzar. “La pregunta es: los que no la usan, deberán aprender cómo usarla o se deberán apartar”, puntualizó.
La mirada empresarial
Aun así, la expansión del big data entre distintas industrias es una muestra clara de la tendencia. Salud, energía, comercio y retail, educación y la recaudación de impuestos por parte del gobierno son ejemplos claros para Brobst del potencial de uso de la analítica de datos entre las organizaciones de hoy.
De todas formas, el ejecutivo -que visitó hace unos meses nuestra región- aclaró que el big data en América Latina no es tan avanzado como en EE.UU. y Europa. Pese a eso, México es quizás la excepción a ello, porque están invirtiendo. Y Chile, a su vez, asoma como uno de los países más innovadores, según Stephen Brobst.
Con más de diez mil millones de tarifas aéreas recolectadas a diario, unos 360 mil millones al mes, la aplicación Hopper busca entregar a los usuarios el valor más conveniente para comprar pasajes aéreos. La compañía se ha consolidado como uno de los referentes a nivel mundial en un campo en el que ya no se puede competir si no es con la analítica de datos. Por eso mismo, Hopper cuenta con su propio equipo de Data Science, integrado por profesionales en análisis de datos, lo que le ha permitido construir un gigantesco archivo histórico y de esta forma usar el big data en beneficio directo de los usuarios.
El sistema de Hopper realiza un proceso de datos que monitorea las 24 horas del día para indicar en qué momento comprar un ticket de avión al menor precio posible, sin tener que estar cotizando constantemente. Según su CEO, Frederic Lalonde, la decisión de crear la aplicación nació como respuesta a la ansiedad que sentimos los viajeros por encontrar un buen precio de pasaje antes de comprarlo. Agrega que “si bien es un problema de data science, nadie había usado los datos para generar una idea que beneficiara a los consumidores”.
Las predicciones combinan información en tiempo real sobre los precios recientes y actuales con algunas adiciones precalculadas que se actualizan de forma diaria para todos los cientos de millones de viajes potenciales que buscan los usuarios. Esto permite a Hopper hacer una recomendación en menos de un cuarto de segundo para el usuario final, indicando si debe comprar sus pasajes en ese momento o esperar para conseguir un mejor precio.
Un científico de datos
Naturalmente, para conseguir tales resultados, nada dejan al azar. Hopper cuanta con un equipo de Data Science que incluye ingenieros especialistas en datos y products managers. Lo lidera el doctor en Matemáticas y Estadísticas de la Universidad de Edimburgo, Patrick Surry, quien se ha posicionado como un referente en la materia. Hablamos entonces de esta nueva profesión: los científicos de datos.
Este es un claro ejemplo de una profesión nacida a la luz del auge del big data. Se trata de una combinación de distintos saberes, una ciencia inter-disciplinaria que mezcla habilidades como la estadística, la econometría y la sociología, pero también machine learning, la inteligencia artificial y el data mining.
Los científicos de datos encaran problemas complejos y tratan de resolverlos con el resultado de la aplicación de un algoritmo. Luego trabajan en la visualización de esa información y en cómo analizarla. De ahí en más, la innovación asoma a la vuelta de la esquina.
Todo lo que hacemos -lo que comemos, lo que vemos, cómo socializamos- genera información, y es susceptible de registrarse. De allí la necesidad de que haya encargados de enfrentarse a ese lago de datos y dotarlo de un sentido. Para Gustavo Guaragna, CEO de Snoop Consulting, estos científicos están "frente a enormes oportunidades para lograr una mejor calidad de vida en áreas que van desde políticas públicas a empresas que operen de modo más eficiente y brinden servicios más personalizados. En suma, esas oportunidades solo se aprovechan si existen recursos capaz de convertir la información disponible en decisiones significativas".
Con todo esto, volviendo a lo analizado por Stephen Brobst de Teradata, el mayor desafío de cara al futuro no es precisamente tecnológico. Para el directivo, la clave está en educar a las personas, “en cómo darle un uso sofisticado y crear una cultura de cambio donde la gente use los datos para tomar decisiones mucho más que con su estómago” . A eso, agregó: “Mucha gente aún toma decisiones basada en su olfato, la sensación en el estómago, la experiencia. Por eso, necesitamos crear una cultura donde la gente tenga acceso a los datos, los use para tomar decisiones”.
El desafío no es menor. Contrario a lo que podamos creer, son precisamente los altos cargos en Latinoamérica (particularmente en Santiago) quienes basan muchas de sus decisiones en su intuición, según Brobst. De ahí en más, los resultados deberán hacer lo suyo, evidenciando la situación entre quienes apliquen esta tecnología y quienes no. La disrupción de empresas como Uber, Spotify, Airbnb y muchas otras lo ha hecho y Latinoamérica no querrá quedarse atrás.
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