Estamos realmente cerca de vivir un cambio en el uso de nuestros teléfonos, pero para ello hace falta repensar muchos aspectos.
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Por Antonio Sabán para Think Big. Inteligencia artificial es una palabra que ha estado presente en el mundo móvil desde la aparición, allá por 2011, de Siri, el primer asistente personal moderno. La versión que Apple incluyó en el iPhone sorprendió a toda la industria por sus capacidades de indexación, reconocimiento de voz y calidad del texto a voz, sin embargo no fue “inteligente” hasta que desde Cupertino comenzaron a adoptar nuevas técnicas computacionales, encasilladas en lo que ahora se conoce como inteligencia artificial.
En ese sentido, son muchas las ventajas que en el del día a día están aportando al usuario técnicas como el aprendizaje automático o el aprendizaje profundo. Es palpable en aplicaciones como Fotos de Apple o Google Photos, donde cada compañía, con un enfoque distinto (Google procesa la información en la nube y Apple lo hace en el terminal sin transferir información fuera) ofrece posibilidades increíbles sobre las fotos. Si antes fue el reconocimiento de voz, ahora es el reconocimiento de objetos y de escenas lo que está marcando el futuro de la experiencia de usuario.
Pero, saliendo de estos usos tan concretos en una o dos aplicaciones, ¿qué puede hacer la inteligencia artificial por nosotros próximamente?
Al día de hoy, y sin hacer planteamientos excesivamente pretenciosos, lo más fácil es asumir que debe pasar lo que fabricantes de hardware y desarrolladores de software llevan años anunciando: los dispositivos y las aplicaciones aprenderán de nuestros patrones de uso. En ese sentido, ya está llegando hardware específico como el Kirin 970 de Huawei o el A11 Bionic de Apple, preparados para hacer cálculos de inteligencia artificial más rápido y empleando menos recursos.
Sin embargo, faltan aplicaciones prácticas que de verdad denoten análisis profundo de la información presente en el smartphone y del patrón de uso del usuario. Vienen a la cabeza funcionamientos tan básicos pero tan necesitados de información como que al compartir un tuit, los distintos sistemas operativos conozcan o adivinen el grupo o usuarios a los que se quiere enviar dicha información.
Por ejemplo, si tenemos contactos o grupos con los que solemos hablar de tecnología o política, y enviamos un tuit de un periodista político o deportivo, la sugerencia mostrada debería ser enviar a uno de esos dos grupos dependiendo del tema, sin hacernos buscar. También pueden existir novedades como que los smartphones disparen y apliquen efectos con la doble cámara sin que el usuario tenga que preocuparse, y luego ofrezca todas las opciones disponibles, etc.
Estamos al inicio de una nueva era, y bajo el nombre de inteligencia artificial llegará mucho humo, pero estamos preparados para el inicio de una explosión de usos que de aquí a tres años comience a modificar enormemente cómo utilizamos nuestros dispositivos.
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- Inteligencia Artificial
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