Probamos uno de los últimos modelos de teléfonos de la firma japonesa que resalta por su diseño, batería y cámara, pero que sin embargo nos deja con una sensación agridulce.

Se ha hablado mucho del futuro de Sony en el mundo de los teléfonos móviles, no tanto por su calidad sino que por la rentabilidad de venta de sus equipos. Sin embargo, al ver el nuevo Sony Xperia Z5 Premium nos preguntamos si la firma japonesa realmente debería estar en problemas.

Este phablet cuenta con llamativos elementos: una pantalla 4K de 5,5 pulgadas, un potente procesador de ocho núcleos y 64 bits Snapdragon 810 de Qualcomm, además de un almacenamiento que puede aumentar de 32GB internos hasta 200 GB con tarjetas microSD. A nivel de cámara el equipo también sorprende con un sensor Exmor RS de 23 megapixeles, que entregan una buena calidad de imagen como también un enfoque híbrido ultrarrápido capaz de enfocar una toma en 0.1 segundos. 

Precisamente esta cámara es probablemente el gran punto a favor de este equipo. Además de tener un gran sensor, que fue calificado como uno de los mejores durante 2015, tiene la posibilidad de grabar en 4K (que se pueden ver fielmente en su pantalla de alta resolución) y tomar capturas bajo el agua gracias a su resistencia a este líquido. 

Otro punto a favor de este equipo es su batería, de 3.600 mAh. Con un día de uso normal el teléfono responde perfectamente y sin problemas, con la posibilidad de llegar a la noche con hasta un 20% de energía. El equipo también cuenta con el clásico modo Stamina de Sony que permite ahorrar la batería una vez que se entra en este tipo de porcentajes más críticos.

La rapidez del equipo también es notoria. El Xperia Z5 Premium cuenta con un procesador de última generación, aunque algo polémico por alcanzar altas temperaturas, que le permite soportar todo tipo de aplicaciones manteniendo sin problemas su rendimiento. No obstante, su RAM no responde a esta tecnología alcanzando solamente los 3GB, bastante menor a la de otros equipos de la competencia.

Algo que debemos destaca, sin duda, es que a pesar de los rumores sobre el fin de sus smartphones, Sony busca diferenciarse en el mercado de “clones” de teléfonos Android con diferentes elementos que quizás no son del todo necesarios (como una pantalla 4K), pero que buscan innovar. Además, el equipo está acompañado de su clásico diseño que destaca, especialmente por su unibody metálico. Quizás un punto en contra, de esta misma apuesta de diseño, es que crea un equipo demasiado robusto para un terminal de 5,5 pulgadas. El dispositivo no sólo es grueso sino que también pesado, lo que nos lleva a pensar que quizás es hora que Sony renueve su forma de crear equipos.

¿Deberían desistir Sony de su división de teléfonos inteligentes? Definitivamente no. Sin embargo, con este modelo queda claro una vez más que es necesario que la empresa se reinvente, porque tienes puntos para diferenciarse en el mundo Android, a pesar de que a veces parece que no quisiera aprovecharlos.