Visualizar en el navegador | Visitar nuestra web

Durante las últimas semanas hemos visto los primeros registros concretos del impacto que han tenido las medidas de prevención y combate contra el coronavirus en diversas industrias.

Así nos encontramos con empresas que han detenido sus operaciones, otras que la han reducido y las “afortunadas” que mantienen -y hasta aumentado en algunos casos- su ritmo de trabajo.

Sin embargo, más allá de la situación particular que puedan estar viviendo algunas compañías afectadas en su producción o apertura al mercado, esto no quiere decir que se encuentren necesariamente congeladas. Si no lo han hecho antes, es el momento para replantearse sus estrategias  y áreas de operación.

Algunas han reaccionado rápidamente a partir de la contingencia. Foxconn, el principal ensamblador del iPhone, quien sufrió los embates de las primeras paralizaciones en Asia, anunció que producirá ventiladores médicos, en alianza con Medtronic, para enfrentar la crisis del covid-19. General Motors también ha seguido esta línea y se adjudicó un millonario contrato con el gobierno estadounidense para la fabricación de estos equipos. También, muchas otras, de distintos países, han girado su producción a la elaboración de mascarillas.

Ciertamente, este viraje puede ser considerado poco sustentable al futuro. Esperamos que en el mediano plazo la necesidad de ventiladores y mascarillas disminuya notablemente en relación a lo actual. Sin embargo, lo valioso en estos casos es la agilidad y flexibilidad para adecuarse a los cambios y las nuevas necesidades y oportunidades de negocio.

Esto es algo que las empresas pueden aprender, comenzando desde ya a implementar modelos que favorezcan esta visión. 

Asimismo, pueden seguir potenciando los negocios estratégicos que han delineado hacia el futuro. Un ejemplo de esto lo conocimos esta semana con Intel, que adquirió Moovit en un movimiento que ronda los US$900 millones y que reforzará el trabajo de su filial Mobileye, enfocada en servicios de movilidad y conducción autónoma, un sector que podría alcanzar un valor de mercado cercano a los US$160.000 millones hacia el 2030.

Hablamos entonces de una empresa que ha escalado mucho más allá de la fabricación de microprocesadores para computadoras. Y así, con su última adquisición, no será sorpresa ver su posicionamiento y eventual liderazgo en la nueva era de la industria automotriz. 

Otro caso interesante lo rescatamos de la entrevista realizada a Paulo Bonucci, el vicepresidente de Red Hat para América Latina. Entre muchos de los conceptos expresados en el artículo destacamos primeramente un breve diagnóstico que da cuenta del duro golpe que ha representado esta pandemia en industrias como la aérea, el entretenimiento y de manufactura. A su vez, las ventas en su propia empresa no han sido las mejores. 

Sin embargo, el directivo pondera con mayor entusiasmo las nuevas oportunidades, principalmente a partir del rápido traslado hacia la nube híbrida que se está generando en nuestra región. En ese sentido, augura que las empresas que no tenían un plan estratégico digital, que son pocas, ahora van a necesitar hacerlo de forma inmediata. 

Estos movimientos contrastan en cierta forma con una sector de la industria tecnológica- quizás el más visible- que hace semanas veníamos advirtiendo, sufriría con más fuerza la recesión. 

Pese a que los fabricantes de smartphones han seguido con sus lanzamientos, es evidente que las ventas se reducirían fuertemente, lo que se traduciría en un primer trimestre negro. Así lo han corroborado recientemente los primeros informes. La consultora IDC publicó que las ventas del período descendieron 11,7%, en comparación al año pasado, mientras que la cifra asciende al 17% en el caso del estudio de Strategy Analytics.

Tal  como aquel comercio, constructora o fábrica obligada a congelar sus operaciones, la industria de los teléfonos móviles tendrá un desafío más que interesante, donde incluso puede estar en juego su supervivencia. Además, ad portas de entrar a la quinta generación (5G), es sabido que las nuevas eras siempre producen cambios entre las empresas: unas emergen, otras se potencian y algunas desaparecen. ¿Cómo podrán reinventarse?