Oportunidades en la
ruta del e-commerce

El explosivo crecimiento del comercio electrónico en América Latina abre el camino para la naciente industria de servicios de entrega de última milla. Pero la abrumadora demanda digital, la pobre infraestructura de los países de la región y el lento accionar de los operadores logísticos tradicionales son piedras en el camino que estas jóvenes startups tendrán que sortear

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En 2016, tras regresar a su natal Colombia en busca de su familia biológica, el alto tráfico de camiones que recorren las diversas vías de Bogotá llamó la atención de Brian York. Este emprendedor de sangre latinoamericana vivió casi toda su vida en San Francisco tras ser adoptado, y desde el mismo Silicon Valley lideró algunos emprendimientos con base tecnológica y un fondo de capital de riesgo. En esta ocasión, su buen olfato para los negocios lo llevó por una ruta exitosa.

eMarketer estima que en 2019 más de un tercio (35%) de la población de la región realizará una compra digital

“Junto a mis socios Felipe (Betancourt) y Ángel (Celis) estábamos explorando muchas ideas de negocio, y cuando empecé a venir a Bogotá en búsqueda de mis raíces, me di cuenta de que la idea del servicio de camiones bajo demanda tenía un gran potencial. Veía muchos camiones en las carreteras. Y es que en el país hay cuatro puertos importantes, pero no hay infraestructura de trenes, por lo que todo se transporta en camiones. Vi que a otros marketplaces les estaba yendo muy bien y conocí a los fundadores de Rappi, Tapsi y pensé que esta idea de marketplace para camiones podría funcionar”, recuerda Brian York, quien junto al resto del equipo fundó Liftit, una startup colombiana de logística especializada en el servicio de entrega de última milla para empresas, es decir, de reparto de productos al cliente final.

Brian York (Liftit)

Hoy, esta plataforma tecnológica se ha convertido en una de las empresas de mayor crecimiento y potencial en América Latina. Realiza 100.000 envíos al mes en camiones en doce ciudades de Colombia, Ecuador, México, Chile y Brasil, y a inicios de año levantó US$ 14,3 millones en una ronda de financiación de serie A, de fondos como IFC y Monashee, de Brasil; Jaguar Ventures, de México; y los argentinos Mercado Libre Fund y NXTP. El capital será empleado para su expansión a otras ciudades en los países donde ya operan, y para ingresar a otros nuevos como Perú, Costa Rica y Panamá. A la fecha, Liftit trabaja con 8.000 conductores de camiones y con una agresiva estrategia de expansión. Estima cerrar este año con 22.000 colaboradores.

No obstante, no solo en camiones se hacen entregas de última milla. “Entregamos con gente de a pie, en patín de diablo (scooter), bicicleta, auto, camioneta, camión, tráiler, todo tipo de vehículos”, enumera el mexicano Alexis Patjane, cofundador de 99 minutos, empresa de servicios de última milla que nació en 2014 como un e-commerce, pero que tras ingresar en la aceleradora 500 Startups y ante la inexistencia de proyectos de última milla, optó por cambiar su giro de negocio.

Según Patjane, cuya startup adquirió recientemente a la chilena MuvSmart, la industria de la última milla era tan incipiente en ese entonces, que 99 minutos y la empresa inglesa llamada Shuttle, fueron las primeras de este tipo. “No existía la tecnología para hacer entregas. Nosotros la creamos con algoritmos para ir de un punto a otro de la manera más eficiente y en el menor tiempo posible. Seguimos construyendo esa tecnología y cada día la vamos mejorando”, señala.

De esta forma, ante el inexorable crecimiento explosivo del e-commerce en América Latina, contar con un envío rápido de los productos adquiridos online es crítico y urgente para garantizar una buena experiencia a los compradores y asegurar el avance de este canal de ventas, especialmente considerando que la región es la que más crece en esta materia a nivel global (las ventas aumentaron 24,5% en 2018, respecto al año anterior, según IDC).

Según el informe Global E-commerce 2019, de la firma eMarketer, el comercio electrónico minorista latinoamericano todavía se encuentra en las primeras etapas de adopción y representó en 2018 el 4,2% de la industria minorista de América Latina. Sin embargo, el potencial es grande e eMarketer estima que en 2019 más de un tercio (35%) de la población de la región realizará una compra digital.

María Quiñones (CCCE)

De acuerdo a eMarketer, en 2019 las ventas minoristas de comercio electrónico en América Latina crecerán 21,3% y llegarán a US$ 71.340 millones. Además, con un incremento anual de más de 30%, América Latina es la región con el aumento más acelerado en mobile commerce. De todas sus transacciones digitales, 48% se hacen a través de un dispositivo móvil.

Adicionalmente, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) indica en un reporte que América Latina contribuirá en poco más del 6% en el desarrollo del comercio electrónico internacional a nivel mundial. Para el próximo año, estima que 38% del e-commerce regional estará relacionado con este tipo de intercambio internacional.

Helmut Cáceda (Capece)

Según Helmut Cáceda, presidente fundador de la Cámara Peruana de Comercio Electrónico (Capece), el comercio electrónico es un negocio de logística y de experiencia del usuario “En eso se basa o se resume esta industria. Las empresas pueden hacer todo bien: hacer la mejor web, desplegar una supercampaña de márketing digital que genere muchos leads, pero si se demora en la entrega fracasa, porque el usuario online quiere inmediatez. Esta experiencia no solo es online, sino que incluye todo el proceso, donde la etapa más crítica es la de la última milla, el momento de la entrega”, resalta.

¿Dónde está la infraestructura?

Y es que al explosivo crecimiento del comercio electrónico, a la novel industria de la última milla en América Latina se le suma otra barrera por superar: el déficit de infraestructura que hace difícil y complejo entregar productos en zonas alejadas y desconectadas de las grandes urbes. 

Miguel Torres (Shippify)

“La logística en América Latina es un caos. La industria tradicional no se ha adaptado a la velocidad de los más de 177 millones de e-shoppers y los 360 millones de usuarios que existen en la región”, comenta Miguel Torres, CEO y cofundador de Shippify.

Adicionalmente, la infraestructura no contribuye a tener procesos de entrega más eficientes. “En América Latina, a nivel de infraestructura, es difícil llegar a algunos lugares. En Perú, por ejemplo, es difícil ir a la selva, el acceso es muy complicado, no hay carreteras y esto hace que dar un servicio de entrega de calidad sea un gran desafío”, dice Pedro White, head of Marketplace de Mercado Libre Perú.

Esta experiencia la viven varias empresas que se ven imposibilitadas de llegar a algunos puntos, como la cadena de zapatos peruana Platanitos. “No podemos aprovechar ningún tipo de infraestructura, porque no existe. Nosotros tenemos una tienda en Iquitos, pero no podemos servir a nuestros clientes de la misma forma que lo hacemos en Trujillo. No hay vías ni servicios de courier que se puedan integrar a nuestra plataforma y es más complejo hacer las entregas”, dice Alexander Mont, gerente de Nuevos Proyectos de la compañía.

Gonzalo Begazo (Chazki)

El mal planeamiento de las ciudades grandes también es un dolor de cabeza para las empresas de última milla. En Lima, por ejemplo, a veces es muy difícil encontrar direcciones de zonas que no tienen nombre, solo coordenadas como manzana y lote. Empresas como Chazki han podido revertir esto creando algoritmos matemáticos que ayudan a los conductores a encontrar fácilmente direcciones remotas. “En América Latina, no tenemos el uso extensivo de códigos postales. Las direcciones son difíciles de encontrar, sobre todo en los asentamientos humanos, pero con la tecnología es más fácil lograrlo”, advierte Gonzalo Begazo.

A pesar de la pobre infraestructura, para Miguel Torres, de Shippify, existen muchas oportunidades. “Como emprendedores vemos que una gran oportunidad en encontrar una solución. Los usuarios quieren que sus compras les lleguen hoy; mañana ya es tarde y lograr esto es una locura en una región como América Latina. Operamos en cuatro países (Brasil, Ecuador, México y Chile) con un modelo de última milla. No tenemos ningún vehículo como activo, pero proveemos a los transportistas de nuestra plataforma tecnológica en sus smartphones, que los conecta con las empresas para que les presten el servicio de entrega con un ruteo eficiente y rápido, logrado con nuestro software”, detalla.

 Pedro White (Mercado Libre)

Esto ha permitido a Shippify alcanzar una tasa de éxito de reparto, el mismo día, de 99,7%. “Si lo comparas con la industria tradicional de courier, todavía siguen parámetros de 80%. Aquí entra la tecnología, que juega un papel importante. En nuestro caso hemos logrado crear una comunidad de más de 150.000 entregadores en los diferentes países de América Latina”, dice Miguel Torres.

Unos ganan, otros pierden

La carrera de la última milla abre una infinidad de oportunidades para nuevos emprendimientos y de toda envergadura. En Buenos Aires, Welivery brinda soluciones logísticas de última milla a tiendas online o a las páginas de e-commerce de las marcas y ya logra hacer 500 envíos al día.

Guido Buscetti (Welivery)

“Welivery nace porque detectamos que los e-commerce no estaban brindando la misma experiencia que ofrecen otros en Europa o Estados Unidos, la de comprar y recibir el mismo día, en 24 horas. Hace cuatro o cinco años eso era imposible. Desarrollamos una integración con distintas plataformas de e-commerce como Magento, Deplatashop, y creamos una app para conectarnos a cualquier tipo de e-commerce y así centralizar en un mismo sitio todos los envíos y luego derivarlos o tercerizarlos con distintos proveedores logísticos”, explica Guido Buscetti, cofundador de la compañía. “Esto ha ido evolucionando y mejorando en los últimos años. Jugadores grandes como Mercado Libre han mejorado su logística de última milla, y ello permite que diversas empresas como la nuestra usemos su tecnología y a través de la integración que hemos desarrollado ofrecemos al vendedor de Mercado Libre el servicio de entrega muy rápido. Actualmente, somos una de las empresas que Mercado Libre recomienda a sus vendedores para hacer este tipo de entregas”.

Yerka Yukich (CCS)

A pesar que el canal digital abre un mundo de oportunidades para más emprendimientos que son aprovechadas en su mayoría por startups lideradas por jóvenes emprendedores, esta disrupción pone en jaque a los grandes y tradicionales operadores logísticos.

“Las grandes oportunidades están siendo aprovechadas por las pequeñas y medianas empresas cuyo diferenciador es la tecnología. Han demostrado que con su buena organización y poca infraestructura hacen magia que no pueden hacer monstruos como DHL, ya que al ser tan grandes terminan siendo torpes y lentos en su accionar en el último tramo de entrega”, considera Francisco Espinosa.

Alex Patjane (99 minutos)

Alex Patjane agrega: “Hay una brecha muy grande por cubrir. Cada e-commerce vende 25% más que el año anterior, eso equivale a cientos de miles de paquetes más por entregar. Los grandes operadores en México como DHL, FedEx y Estafeta ya no tienen la capacidad de crecer como lo están haciendo las empresas de comercio electrónico, y lo mismo les pasa a otros operadores en el mundo”.

Sin embargo, algunas compañías logísticas ya vienen tomando cartas en el asunto. Es el caso del operador regional de origen peruano Ransa, que en 2018 realizó una alianza estratégica con Urbaner, startup especializada en la última milla.

Tomás Moro (Ransa)

“Crear un laboratorio de innovación en el sector logístico es muy difícil, así que decidimos asociarnos con empresas que ya estén haciendo esto (última milla) y que tienen una estructura diseñada para tomar riesgos. Así tomamos lo mejor de ellas y satisfacemos un cambio que está existiendo en el mercado y que es claro”, dice Tomás Moro, vicepresidente de Ransa. “Las megaciudades están replanteando el desarrollo de la logística de última milla. Hoy se entregan cosas en una hora y media; antes se hacía entre tres y seis días. Lima es una megaciudad de más de 10 millones de habitantes y, por ello, queríamos desarrollar este servicio para nuestros clientes. Somos una empresa de B2B, pero queríamos desarrollar esa parte del cambio que están viviendo nuestros clientes: ya no ir a un retail, a una tienda o a un distribuidor, sino directamente al consumidor final”.

Manos a la obra

Los actores que se suman al comercio electrónico son varios y diversos. Pero el retail es la industria que porta la bandera del liderazgo y que además de expandir sus canales digitales está haciendo un gran esfuerzo para adaptar su logística al mundo del e-commerce.

Por ejemplo, Platanitos ha visto en el e-commerce una importante ventana para comercializar calzado. Hoy, las ventas digitales alcanzan el 36% y el objetivo es que representen el 50% del total.

“Desde que comenzamos con el e-commerce replanteamos la logística. Nos dimos cuenta que en el tema logístico teníamos que optimizar nuestros procesos internos en los almacenes para que la entrega sea lo más rápida. Buscamos socios logísticos que sean lo más flexibles posible. Cuando iniciamos, hace nueve años, las empresas logísticas eran las tradicionales, que atendían pedidos solo hasta las cinco de la tarde. Si entraban después de esa hora, los enviaban al día siguiente. Eso es insostenible cuando el cliente que compra online quiere su producto lo más rápido posible”, dice Alexander Mont. “Hoy existen otros jugadores que hacen envíos transaccionales en cortas distancias y poco tiempo. De nuestro lado, optimizamos los procesos para que los paquetes se preparen lo más rápido posible en nuestros almacenes y optamos por trabajar con estos nuevos jugadores logísticos”.

En Lima, Platanitos tiene tres tipos de almacenes: dos centros de distribución que proveen de zapatos a sus tiendas, dos centros de fulfillment, que son almacenes exclusivos para venta online, y los almacenes de las tiendas. “Los tres tipos de almacenes están en línea y dependiendo de la ubicación del cliente sacamos el producto. No hemos invertido más en almacenes, sino que nos hemos apalancado con los almacenes que ya teníamos”, dice Alexander Mont.

Francisco Espinosa (Daqua)

Pero no todos apuestan con firmeza por la logística del e-commerce. “Todos quieren seguir atendiendo las ventas de sus tiendas físicas y canales digitales a través de sus centros de distribución tradicional. Muchos están cayendo en ese error, porque no quieren invertir. Aunque hay excepciones, como la mexicana Liverpool, una de las tiendas departamentales más grande en América Latina, que invertirá US$ 55 millones en su nuevo centro de distribución especializado en e-commerce y última milla”, dice Francisco Espinosa.

En México, Walmart abrió su segundo centro de distribución (Cedis) dedicado al comercio electrónico. Tras invertir más de US$ 10 millones, aproximadamente, estará dedicado a la entrega de mercancía disponible en su catálogo digital.

No obstante, esa no es la regla para la mayoría de retailers. “Asesoramos a Elektra, en México, que tienen una parte de e-commerce enorme, que crece a tasa de 30% anual, a pesar de tener una mala plataforma, pero como se dirige a un segmento bajo donde la gente no tiene mucho acceso, no invierten en este canal. Han incluido su e-commerce en el almacén tradicional de distribución y no han desarrollado los carruseles para armar la paquetería que requiere el canal digital. Hoy, dentro de la empresa, se pelean el capital de trabajo, no quieren tener un inventario y un centro de distribución para el e-commerce, y están entrampados en una discusión financiera”, confidencia Francisco Espinosa.

Por el lado de los e-commerce nativos, el panorama es más optimista. En julio pasado el gigante Amazon inauguró su cuarto centro de distribución en Tepotzotlán, Estado de México, denominado MEX3. Con esta infraestructura, Amazon ha invertido un total de US$ 125 millones en este país.

Asimismo, en esta localidad mexicana, Mercado Libre realizó una fuerte apuesta por la última milla. Con su unidad de delivery Mercado Envíos, invirtió US$ 100 millones en dos centros de distribución (cedis). En tanto, a través de su fondo de capital de riesgo Meli Fund ha invertido en empresas del sector, como la colombiana Liftit.

“Mercado Envíos es una de nuestras grandes iniciativas estratégicas. Con ella buscamos a través de couriers locales supervisar la operación y dar la mejor experiencia logística posible, del vendedor de Mercado Libre al comprador”, dice Pedro White. “En 2018, vendimos 335 millones de ítems, casi un millón de ítems por día. De estos, 221 millones se repartieron a través de la plataforma de Mercado Envíos, que tiene una alta penetración en el total de las ventas”.

En Perú, aún no está implementada esta plataforma, pero el ejecutivo argentino asegura que a fines de 2019 o inicios de 2020 ya estará disponible.

“Tenemos una opción de cross-docking en nuestros centros de distribución. Si un vendedor logra una venta, un courier experto lo retira y lo lleva a nuestros centros de distribución, donde luego es transportado por un repartidor de última milla al comprador. Así, hacemos más eficiente este proceso”, dice White. “Y si vamos a un capítulo más adelante, en Argentina, Brasil y México tenemos centros de fulfillment donde anticipamos la mercadería de alta rotación. Si sabemos que un producto se vende muy bien por la data que tenemos, nos estockeamos de ese producto y le pedimos al vendedor que lo anticipe. En Perú también se implementará eso. Por ahora trabajamos con empresas como Olva, Urbaner, Chazki y otras, pero también podemos integrar flotas propias de los vendedores, si son eficientes”.

Así, poco a poco América Latina ha dejado atrás las entregas eternas que podrían durar más de una semana. Hoy, el promedio de está dentro de las 24 horas y muchas empresas apuestan por el servicio same day, que puede tomar entre tres o cuatro horas.

No obstante, el reto es poder responder a la abrumadora demanda. Por un lado, la infraestructura y la conectividad de los países latinoamericanos no ayudan. Muestra de esto es que los desarrollos descritos en este reportaje se dan solo en las capitales y las grandes urbes.

De otro lado, a pesar de que esta industria poco a poco despierta de su letargo, aún es percibida como un sector aburrido y con baja innovación. “La logística sigue siendo vista como una industria para choferes y bodegueros. Es triste, porque es algo muy despectivo. El tema detrás de la entrega, del manejo del supply chain, es estratégico, sobre todo con el despegue del e-commerce. La logística es un eje estratégico para poder hacer bien las cosas. Si el sector insiste con el esquema tradicional, continuará con esa imagen. La única manera es elevar la logística a través de plataformas de tecnología”, recalca Francisco Espinosa.

El capital humano para llevar a cabo esta revolución de repartos, asimismo, es escaso. Los profesionales jóvenes con carreras relacionadas con tecnología ven más atractivo trabajar en otras industrias. “Es evidente que la experiencia en procesos formales de e-commerce es muy incipiente, cuando el 27% del país no tiene más de dos años trabajando en esta industria y el promedio nacional de experiencia es de 5,9 años. Por razones como esta, se evidencia que las prioridades en este sector están relacionadas principalmente con la disponibilidad de gente capacitada en la industria, así como el entrenamiento interno de las empresas a su gente”, señala el informe E-commerce y la última milla, elaborado por la consultora Daqua.

De esta forma, la última milla ya inició su ruta de la renovación en América Latina. A pesar de que se enfrente a muchos baches en el camino, la tecnología será su aliada para que su recorrido sea el más rápido y el menos accidentado posible. 

El cielo es el límite logístico

La necesidad de entregas rápidas ha hecho volar la imaginación de emprendedores latinoamericanos. Hoy, en Ciudad de México existen empresas como Promologistics que montan centros de distribución y alquilan un espacio de un metro por un metro, suficiente para que cualquier empresa deje un palet con mercancía. “La empresa monta unos andenes o carruseles de armado y mujeres con una diadema reciben los pedidos en línea, bajan el producto, arman los paquetes y colocan la etiqueta de un escáner código de barras y despachan”, dice Francisco Espinosa. “En México, ya hemos identificado tres empresas de este tipo, pero son muy pequeñas”.

Asimismo, Shippify, que prepara una nueva ronda para levantar US$ 20 millones, tiene pensado usar parte de ese capital para desarrollar más innovación tecnológica. “Queremos mejorar algunos  puntos de optimización y desarrollar algunas cosas tan locas como la autonomía de vehículos. Lo estamos probando en algunos otros mercados porque la tecnología está ahí. Obviamente estas optimizaciones permiten a los consumidores tener la mejor experiencia de entrega, para que el producto  llegue en el tiempo y horario requerido”, dice el ecuatoriano Miguel Torres, CEO de Shippify.

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