Los países con la mayor velocidad de internet (que Latinoamérica aún ve de lejos)

Por en Internet

Tanto Asia como Escandinavia lideran el ránking mientras sólo tres países latinoamericanos se ubican sobre el promedio global. ¿Qué tan lejos estamos de una buena conexión a internet?

Cada día somos más conscientes de lo valioso que se ha convertido internet para nuestra sociedad. Y, obviamente, no hablamos solo del entretenimiento u ocio. Es fundamental para acompañar e impulsar el desarrollo de un país, potenciar industrias, procesos y nuevas empresas. Por eso, queremos poner atención en este ítem, entendiéndolo como un indicador clave del grado de avance que pueda registrar una nación.

En esa línea nos encontramos con un nuevo reporte de Akamai (corporación que provee plataforma para la entrega de contenidos global en Internet y el reparto de aplicaciones). Según la empresa, con 26,3 megabits por segundo, Corea del Sur es el país con la mejor conexión y navegación a internet. Seguido en el ranking lo acompañan Hong Kong, Noruega, Suecia y Singapur.

La hiperconectividad surcoreana no es sorpresa. Esto ha sido el resultado de las políticas que ha implementado el Gobierno por más de 20 años, en las cuales se promocionaba la industria de banda ancha y la construcción de  una robusta infraestructura para internet de alta velocidad.

Para dimensionar mejor los resultados de este estudio consultamos con Pedro Huichalaf, quien hasta octubre de este año se desempeñara como director de la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) en Chile. Desde su posición, Huichalaf tuvo la oportunidad de relacionarse ampliamente con diversos estamentos en materia de conectividad y telecomunicaciones, firmando acuerdos de colaboración con países como Japón, Corea y China, además del permanente relacionamiento con los miembros de la Alianza del Pacífico y el resto de los países de la región.

Antes de conocer con mayor detalle la realidad latinoamericana, Huichalaf explica que efectivamente en el último tiempo se ha visto un cambio en la visión de los gobiernos hacia internet: “Creo que ha existido un cambio en los países. Antes veían el tema de telecomunicaciones como un bien prescindible, para un sector que podía pagar por ello. Ahora ya casi es un servicio básico y por tanto la intervención en políticas públicas es fundamental”. Un ejemplo de esto, agrega, es su actual trabajo como consultor para El Salvador, que tiene una tasa de 25 de cada 100 conectados, país que busca de alguna forma replicar las cifras y políticas desplegadas por Chile.

El panorama regional

En cuanto a los  países de América Latina, el escalafón mundial registró verdaderos atrasos de infraestructura en la red, que se ubican muy lejos de la cima. El mejor rankeado fue Chile que, con 7.3 Mbps de velocidad promedio, alcanza el puesto 64 a nivel mundial. Lo siguen México con el 65, Uruguay (67), Brasil (87), Perú (89), Ecuador (90), Panamá (91), Argentina (92), Colombia (96) y Costa Rica (109). Los últimos lugares lo ocupan Venezuela (134) y Paraguay (144).

¿Por qué son tan bajas las tasas de nuestros países? Huichalaf explica: “Existe una gran relación entre tasa de conectividad y velocidad de acceso… Si vemos la región, las tasas de conectividad son bajas en relación al promedio mundial. La excepción es Chile con tasas actuales similares a promedios de países de la Ocde, eso refleja que en velocidad también sea líder regional, pero aún falta mucho que avanzar”.

SI consideramos que no existe ningún nación latinoamericana en el top 50 y que la mayoría está más cercana al top 100, es lógico preguntarse cómo avanzar y mejorar la conectividad y velocidad. Sólo Chile, México y Uruguay están por sobre le promedio global. ¿Se trata solamente de un asunto de solo mayores inversiones? El caso de Corea del Sur muestra que hubo un esfuerzo importante del Gobierno por impulsar este bien y no se limitó a un asunto de sólo inyectar recursos.

Según Huichalaf, este es el camino. “El desarrollo de las telecomunicaciones no se hace sólo con un actor, es decir, sólo con empresas privadas que inviertan o sólo con regulación estatal. Es un mix, un trabajo público-privado coherente. Una política de un sector regulado que fomente la inversión sobre todo en infraestructura y despliegue de redes”, concluye.

 

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