La historia del mexicano "Lalo" Gutiérrez, de frustrado aviador a líder de los chilenos de la IBM

Por en Empresas

¿Se necesita de un magma especial para poder saltar de un país a otro? ¿Soñaba Gutiérrez con llegar a ser un gerente multilatino, un expedicionario capaz de levantar campamento e instalar otro a la velocidad de un clic? Quizás los orígenes de "Lalo" puedan explicar esa vocación de alpinista...

-Lalo, hay un pequeño cambio de planes.

Un cambio. Pequeño. Quien usa el eufemismo es el uruguayo José Décurnex, entonces gerente general de IBM para América Latina. Se lo dice a "Lalo", el mexicano Eduardo Gutiérrez. Es un día de semana, uno más para "Lalo" dentro de un tráfago de tres meses de viajes entre Ciudad de México y Sao Paulo. "Lalo" es el hombre que viene del norte a enseñar a tocar la guitarra. Es el Gerente de Estrategia de IBM para la región. Un consejero. El hombre del catalejo que advierte nuevas rutas. El que con propiedad sugiere un leve cambio en el timón de la multinacional. Pero el uruguayo, arriba de un automóvil que atraviesa tierras paulistas, usa un eufemismo que cambiará la vida de Gutiérrez: anuncia que le entregará una guitarra para que esta vez sea él quien la toque. Y aunque esa guitarra podría quemarle las manos, con ella verse impelido a lanzarse desde el auto en marcha para arrancar a tamaña invitación/obligación e ir en busca de una reparadora capirinha, "Lalo", sereno y sin despeinarse, dice sí.

De esa conversación ha pasado poco más de un año. Llegó el 5 de mayo. Un martes, a las 08:00 horas. Eduardo Gutiérrez arriba a Chile y 24 horas después lo anuncian en la gerencia general de IBM.

¿Se necesita de un magma especial para poder saltar de un país a otro? ¿Soñaba Gutiérrez con llegar a ser un gerente multilatino, un expedicionario capaz de levantar campamento e instalar otro a la velocidad de un clic? Quizás los orígenes de "Lalo" puedan explicar esa vocación de alpinista...

"Lo que había visualizado para mi vida era ser empresario. Y eso estaba muy influenciado por mi padre. Aunque con él hemos tenido caminos diferentes, porque él parte siendo empleado y termina como empresario muy exitoso. Al revés mío... Pero mi primer objetivo, antes que todo, fue ser piloto aviador. Esto ocurría en un momento en que la industria mexicana estaba muy complicada. Se graduaban y se graduaban pilotos en México y no había trabajo", rememora el mexicano sobre los inicios, allá por los años 80.

Pese a las dificultades, su padre lo apoya en su sueño de altura y a través de sus contactos le presenta pilotos de empresas privadas para aterrizar el sueño. Sin embargo, a poco andar será él mismo quien decida claudicar y arriesgarse a estudiar una carrera que por esos años comenzaba a dar destellos.

"Decidí meterme a estudiar sistemas en la que se considera la mejor universidad del país en esa área, que es el Tecnológico de Monterrey. Porque los temas relacionados con sistema estaban muy en auge. Así que en 1984 entro a estudiar Licenciatura en Sistemas de Computación Administrativa", detalla.

-Tiempos de los llamados "cobolistas".

-Así es. Yo aprendí cobol, quick basic, pascal y aprendí a programar. Ya ni me acuerdo, pero aprendí a programar. De hecho el examen de grado era construir una red... Y a la mitad de la carrera por inquietud decido irme a estudiar al TEC, pero en Monterrey, porque yo estudiaba en el estado de México. Quería tener un cambio de vida, una experiencia, salir de la casa de mis padres. Esto fue después del Mundial de Fútbol de 1986, operado de una ingle, mi papá llevándome cosas por tierra a una casa de estudiantes... Yo venía de comodidades y acá todo cambia. Monterrey tiene cambios de clima extremos además. Así que así partió mi vida fuera...

-Con ese cambio, su vida da paso a las inseguridades.

-Vivía en una casa llamada "de asistencia", con más gente, estudiantes, y comienzas a asumir nuevas responsabilidades. Cada uno por un mes era el responsable de hacer el supermercado, la comida, administrar a la persona que nos ayudaba con el aseo. Eso no lo hacía en casa y esas experiencias te van formando. Yo creo que esa experiencia me influyó totalmente en lo que luego fui.

-¿Ve alguna relación entre ese pasado y su buena acogida a la frase "Lalo, hay un pequeño cambio de planes"?

-Sí, porque mi reacción fue de felicidad. Es más, me gustó mucho ya cuando me dijeron que me iba a Brasil. En el fondo lo que yo quería tener con mi familia era una experiencia de estar en un país que no fuera el nuestro.

-La iluminadora experiencia de convertirse en minoría.

-Sí, aunque no te voy a engañar que todo fue fácil. Para nada. Mi señora cuando lo supo me dijo qué pasaría si tú te vas, yo me quedo y tratamos de reunirnos... Yo fui muy claro en decirle que si hacíamos eso, poníamos en riesgo nuestro matrimonio. No podemos tener esa distancia. O sea había dos caminos: o no aceptar o aceptar y partir juntos. La verdad es que nunca fue una discusión tan fuerte, porque ella al final dijo si tú crees que debemos hacerlo, hagámoslo. La reacción de mi hijo fue bueno, no soy el más contento... Tenía quince años, amigos, alguien que era un líder en su grupo; todo eso lo hacía sentir en una zona de confort. Bueno, pero después de dos meses de llegados, mi hijo tiene una conversación con mi esposa y le dice: mamá, si en algún minuto dado mueven a mi papá, yo me quiero quedar a vivir en Chile.

-Por suerte el paso por Sao Paulo fue cortito.

-Sí, fue corto, pero ya habíamos comenzado el proceso de búsqueda de casa y escuela, que es desgastante. Así que cuando surge lo de Chile, mi esposa pregunta: ¿o sea que tenemos que empezar a buscar casa y escuela nuevamente? Yo vivía en hotel además. Fue todo muy rápido para llegar hasta acá. Y ellos recién un año después están recién regresando a México. Pero hemos tenido una adaptación espectacular en Chile.

-¿Por qué cree que la adaptación de su familia ha fluido sin traumas?

-Porque los tres tenemos una característica: somos extremadamente sociables. A mí me ayuda la comunidad grande que tengo en IBM, pero ellos en sus círculos también han fluido de esa manera. Han generado amigos muy interesantes. Mi señora tiene amigas de todas las nacionalidades. Y mi hijo, pese a que está en un colegio internacional, la mayoría de los amigos que tiene y que van a la casa son chilenos. Por otro lado, creo que los chilenos son muy sociables, pese a lo que dicen los mismo chilenos de sí mismos. Al final chilenos y mexicanos tenemos muchas cosas en común. Ustedes se han puesto paradigmas que no son del todo claros.

¿Un paso atrás en la carrera del gerente multilatino?
 
-¿Cómo se toma la posta del liderazgo en una empresa como IBM? Seguro hay una cultura, pero ¿hay sello personal que valga?

-En IBM tenemos una cultura internacional, porque operamos igual en todo el mundo. Pero también creo en la esencia. Me preocupé de saber lo que culturalmente era correcto e incorrecto para efectos sociales, pero mi esencia es mi esencia. Y no me ha costado trabajo adaptarme ni al interior ni en el exterior. Por ejemplo, los primeros dos meses conocí a más de 25 gerentes generales de empresas importantes de Chile, y fueron conversaciones sumamente interesantes, porque claramente IBM no era percibida como la IBM que hoy somos.

-El corto paso por Brasil y este paso a Chile de ya más de un año, ¿lo llevó a colocar condiciones a IBM antes de aceptar. Algo así como no más cambios pequeños, por favor; no más, al menos por unos años?

-Es súper interesante lo que acabas de decir. Todo depende del momento en que está el negocio y en el que estás tú. La posición en Brasil para mí no era necesariamente de primera línea. Estás trabajando al interior de la IBM, estás de alguna manera coordinando, organizando, pero quienes hacen los aterrizajes son quienes se sientan en estas sillas -agarra la suya con fuerza-; son los dueños de los territorios. Entonces, hacer un cambio de esa posición a esta es sumamente interesante... La gente que no conoce la filosofía de la compañía me decía: pero cómo, si estabas en Latinoamérica, en la parte más importante de la región, y ahora te vas a Chile, que es parte de la región... ¡Pero no es lo mismo!

-Ahora tiene la guitarra.

-¡Así es! No es lo mismo estar en bambalinas que tras bambalinas. Ahora soy accountable de lo que pasa en el negocio de un país completo... Pero vuelvo a lo anterior: para que te muevan de un país a otro, y para que te vuelvan a mover, puede suceder por dos cosas. Y no son reglas, pero... Porque te está yendo muy mal o porque la rompiste y en realidad estuviste mucho tiempo. En ese sentido, tengo un tiempo largo por estar acá, hay muchas oportunidades en Chile. Pero también uno siempre debe estar dispuesto; es parte de tu carrera. Porque si te llaman y dices que no; el primero no que tú digas... Pero la verdad es que ni siquiera quiero pensar en algo así, porque de verdad estoy muy contento acá.

-Su familia está contenta y eso debe ser un factor gravitante para la carrera de un gerente. Pero para usted, en lo personal, ¿qué factores exógenos al negocio han hecho de Chile un sitio para estacionarse?

-He conocido mucho este país. Ha sido uno de mis objetivos. Conocí Chillán, Puerto Montt, Puerto Varas, Punta Arenas, Santa Cruz, Casablanca, las tres casas de Pablo Neruda (las nombra); ya tengo mi boleto de avión para ir a Isla de Pascua, el observatorio ALMA, la mina San José (la mina donde quedaron atrapados los 33 mineros chilenos que se hicieronn conocidos en todo el mundo en 2010)...

-¿La mina San José?

-En IBM hacemos una capacitación anual y la fecha y el tema estaba agendado cuando yo llegué. Estaba por estrenarse la película de "Los 33", que es bastante mala, porque por ejemplo Laurence Golborne (ex ministro del presidente Sebastián Piñera) jamás anduvo dentro de la mina vestido de minero. Y yo estaba llegando, era un tema muy chileno... pensé que tenía que estudiar, así que pedí un libro sobre lo que había ocurrido. Todos se dieron vuelta a preguntar: ¿un libro? Sí, un libro. Bueno, vamos a buscarlo. Y me pasaron a dejar el libro a la recepción del hotel. Pero yo dije luego que quería ir a la mina. ¿A la mina? Sí, a la mina, quiero ir, necesito ir. O sea los chilenos debían entender que yo estaba muy involucrado y con conocimiento del tema. Volé a Copiapó, luego a la mina, me entrevisté con Jorge Galleguillos, que es uno de los 33, escuché cómo llegó la sonda, porque lanzas una piedrita que va bajando por el forado. Entendías la dimensión. Y la verdad es que cuando presentamos eso, con el video que hice en ese lugar, los chilenos quedaron muy impactados. Eso es algo que a mí me gusta mucho hacer: meterme con toda la profundidad en los temas. Y eso obliga a la gente a actualizarse con igual fuerza.

Mina San Jose from Christian Molinari on Vimeo.

 

-Lo que usted hizo fue meterse en un caso extremo que para muchos chilenos ejemplifica el centro de la identidad chilena: la fuerza, el tesón, la generosidad. Cierto o no, su actitud evidencia un liderazgo que es respetuoso de esa convicción.

-Te voy a decir algo muy importante para mí en la vida: siendo asignado en México, yo vi a muchos extranjeros llegar al país a trabajar. Y algo que me molestaba en muchas ocasiones era que esos asignados que llegaban realmente actuaban y se manejaban en una actitud muy cortoplacista. Me molestaba muchísimo. Yo viví eso por muchos años. Y me dije: si a mí me toca vivir una asignación alguna vez, tendré que estar realmente comprometido con las personas y con el lugar al que voy. Cuarenta y ocho horas después de llegado a este país, en ese salón yo le dije a toda mi primera línea, yo tengo tres objetivos ahora que estoy llegamdo a IBM Chile: número uno, es que IBM Chile tenga éxito; número dos, que IBM Chile tenga éxito; número tres, que IBM Chile tenga éxito.

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