Se trató de un experimento hecho por un par de jóvenes para demostrar lo fácil y barato que es crear a un personaje que llegue a ser la sensación de Internet.

El engaño en las redes sociales se ha vuelto un tema común. Cientos o hasta miles de personas se dejan llevar por mentes astutas que solo buscan jugar o sacar provecho de los usuarios más incautos.

Uno de los casos que ha llamado la atención, por lo ingenioso y el alcance que logró tener en solo unos meses, es el de Boris Bork, el millonario ruso de Instagram que nunca existió.

Se trató de un experimento hecho por un par de jóvenes para demostrar lo fácil y barato que es crear a un personaje que llegue a ser la sensación de Internet.

Uno de los creativos tiene 23 años y es consultor de marketing, dice que su experimento solo costó 800 dólares (cerca de 13,600 pesos mexicanos) y lo logró en dos meses, cuando otras voces aseguraban que la cifra para crear una estrella de las redes sociales podía llegar a incluir “hasta seis o siete ceros”.

El supuesto millonario empezó a aparecer en Instagram mostrando su vida de moscovita millonario, viajaba en autos de lujo, comía en los mejores restaurantes, tenía su helicóptero privado y mucho pero mucho dinero.

En solo seis meses el número de seguidores en Instagram llegó a más de 18 mil quienes no perdían detalle de todas sus actividades.

La realidad es que se trataba de un hombre jubilado, de nombre Boris Kudryashov y quien estuvo dispuesto a seguirles el juego a los amigos.

Parte del trabajo consistió en enviar una noticia falsa a los gestores de VKontakte (una red social rusa), pero el personaje millonario y de vida maravillosa no era más que una ilusión, nunca existió.

Al menos 18 mil personas cayeron en el engaño y hasta diversos anunciantes lo buscaban para promocionar productos como marcas de ropa o aceptar regalos a cambio de publicidad.

No todo queda en lo simpático y anecdótico de un personaje que todos adoran, hay quien usa las redes sociales para contactar a jóvenes (hombres y mujeres) para extorsionarlos, explotarlos y ridiculizarlos a fin de conseguir dinero o sumisión.